Y la Manipulación Ciudadana

Donald Trump, el Presidente de una de las principales potencias mundiales, no deja de aportar nuevos elementos que evidencian sobre las circunstancias atípicas, por decirlo de forma casi ingenua, en que resultó elegido.

Hoy hay nuevas señales para quienes aun se preguntan cómo la plataforma electoral se inclinó por este irascible, indisciplinado y díscolo candidato, quien ni siquiera lograba el apoyo de su ala política.

La nueva caja de Pandora abierta que explica su asunción al mandato de Estados Unidos es  el escándalo en que está involucrado Facebook y el uso que de su base de  datos hizo la Cambridge Analítica (CA) para  intervenir en la decisión de electorado mediante la manipulación de los mismos antecedentes que los usuarios aportan voluntariamente y que permite, mediante la llamada sicometría, inclinar hacia determinados candidatos y posturas, a los ciudadanos indecisos y claramente influenciables.

Ese es el perfil que se busca a modo grueso cuando se usan de forma amoral las plataformas sociales.

Eso es lo que CA hizo de forma siniestra aportando hasta noticias falsas que circulan corrientemente por las plataformas y de las que hacen cuestión de fé  los usuarios activos de una red social de la  envergadura de Facebook. CA apuntó a Estados norteamericanos donde Trump en ningún caso pudo estar por  sobre Hilary Clinton y en los que finalmente triunfó.

Similar estrategia  usó Cambridge Analítica en  el referéndum en que el Reino Unido resolvió salir de la Unión Europea.

Dos acontecimientos de impacto mundial, de decisión democrática cuyo electorado se convirtió en títere de la perversidad virtual.

Veremos en qué  concluye este gran escándalo,  pero no está claro que a los usuarios les importe mucho cómo se usa su información y continúa desvistiendo su intimidad en las redes sociales.

Personalmente creo que el mundo está enfermo de soledad, aunque no lo reconozca, y sucumbe fácilmente en este espejismo de comunidad cuyo objetivo es  otro, el vil negocio.

Redactamos sobre este  tema en uno de los artículos que elaboramos para el Semanario “Tiempo” de la IV Región y que les invitó a leer y reflexionar, además de recordar la premonición de una novela de excepción que anticipó la realidad que hoy circula  a través de las redes sociales.

El Gran Hermano

Semanario “Tiempo” 30/03/2018

No es primera vez  que cobra realidad el “Gran Hermano”, el enigmático personaje en la celebrada  novela “1984” de George Orwell.

El estado de vigilancia permanente sobre la ciudadanía que plantea la obra, se hizo realidad cuando Edward Snowden, agente informático de la CIA y hoy prófugo de la justicia norteamericana, dio cuenta de esa práctica en Estados Unidos.

Hoy el “otro lado” del Gran Hermano- la manipulación mental- impacta con un escándalo que salpica al gigante informático Facebook. La consultora británica CA vulneró la privacidad de usuarios de Facebook y hasta usó falsa información para generar intencionalidad de voto en la campaña de Donald Trump y en el referéndum del Reino Unido y su desvinculación de la Unión Europea.

Y ahí tenemos a Estados Unidos con un mandatario en cuya elección primaron estrategias antidemocráticas y a una UE complicada por la emigración de un socio importante.

El escándalo revela los reales intereses de estas redes sociales,  cuyos objetivos son muy opuestos al de simplemente otorgar espacio para que todo el universo en un abrazo fraternal ofrezca elocuentes “me gustas” y de rienda suelta a banales y también  sacrílegas frases y opiniones. El fin último ha sido capturar a usuarios que se están ofreciendo como vil mercancía para el consumo y para la manipulación de decisiones políticas.

Así, vías virtuales de la estatura de Facebook son en rigor imperios donde lo único real es  el dinero que se logra gracias a la comercialización de bases de datos

Porque en las llamadas redes sociales se produce el colaboracionismo de  los propios usuarios que desnudan su vida y su alma cuando transitan voluntaria y compulsivamente bajo el espejismo de una democracia universal y de amplia libertad de expresión para emitir opiniones sin mayor responsabilidad.

Mientras hay una comunidad deslumbrada y embelesada con esta controvertida “participación” en plataforma, se configura el gran negocio entre quienes venden la información y terceros que la compran con la perversa intensión de llevar a la sociedad a determinados resultados y objetivos. Ergo, somos producto de intercambio para fines mayores de los poderosos.

¿Ha llegado el momento de satanizar a estos gigantes virtuales que por tantos años endiosamos, adoramos y  nos rendimos con pleitesía?

Admitiendo las ventajas de acceso y difusión de información que otorgan las redes sociales y su ineludible uso, los hechos no hacen sino evidenciar también el lado oscuro de usuarios cautivos por su propia voluntad y afán de exhibicionismo y poderosos sacando ventaja de esto.

Por tanto no nos escandalicemos: millones corrieron a las plataformas, para desnudar su vida y su alma, buscando los ansiados “me gusta” y el millón de amigos que nos ofrecían y quedaron a disposición de estos imperios informáticos.

Orwell y su novela de anticipación ya asumieron sustantividad en la Era Digital.