Pablo Piñera, un simple autogol de media cancha
Era la decisión que se esperaba, que el Presidente Piñera se despercudiera de la torpe decisión adoptada para designar a su hermano Pablo como Embajador de Argentina.
No hubiese gustado que el mandatario hubiese admitido su error y no se escudara en el prolongado trámite- no inferior a un semestre- que demoraría la Contraloría para pronunciarse sobre el requerimiento de la Oposición sobre esta designación.
Simplemente los políticos no terminan por convencerse que los tiempos cambiaron y que los nombramientos de la parentela en cargos públicos ya no están siendo tolerados por la ciudadanía, porque ya es suficiente con que la repartija se circunscriba a militantes, amigos o a quienes se quiere favorecer con posiciones para facilitarles el camino al Congreso u otro cargo elegible.
Quienes se sitúan en primera fila en puestos del Poder, quedan también en vitrina mediática para escalar luego a puestos electorales, siendo ese un bono adicional al de disfrutar de un cargo fiscal, donde muchos lo hacen muy mal, cometen magnos errores y esos son pecados que nadie paga. Desconocemos que a la fecha, algún ministro o subsecretario que no dio el ancho en el cargo, reciba una sanción.
¿Alguien ha visto a ministros y subsecretarios a cargo de las finanzas públicas de la Administración anterior dar explicaciones por el gran hoyo fiscal, déficit y deudas contraídas por el país y que significarán la restricción para ejecutar proyectos de importancia para el desarrollo o en el área social?
Eso como ejemplo más reciente de que es gratuito equivocarse o tener una ejecución desastrosa como autoridad pública y que no pase nada.
Así ha sido en todos los Gobiernos y desafortunadamente los electores tenemos memoria corta porque luego esos mismos reaparecen elegidos por “el pueblo”.
La designación fraternal del mandatario puede tener todo el respaldo calificatorio de su hermano para el cargo, si él cree que es así, pero hubiese sido, una vez más, un nombramiento anti-estético, aun si hubiese tenido al pase de la Contraloría.
Este raspón que se pegó Piñera con el intento de nombramiento de su hermano como Embajador de Argentina fue el tema que desarrollamos en nuestra columna de la semana recién pasada en el Semanario “Tiempo” y que reproducimos ahora para nuestros lectores, retomando la actividad de esta página que, por motivos personales, no había logrado concretar en estos últimos meses.
Les invito a leer el artículo.
Pecados de Familia
Semanario “Tiempo” 27/04/2018
“La caridad empieza por casa” aseguraba un antiguo refrán. Ya obsoleto, ese aforismo invitaba a priorizar a parientes en nuestros favores.
Ni las empresas familiares lo practican si los herederos no se especializan. Pero los políticos sí han hecho del nepotismo- el favoritismo para otorgar cargos a familiares y amigos- una desvergonzada costumbre.
Craso error en tiempos actuales, porque si hace algunos años esta mala praxis era tolerada por la ciudadanía, hoy la desaprueba, y sus costos son, primero en la decepción, y luego en las urnas.
Hoy no nos pronunciamos electoralmente por ideologías, sino por actuaciones y decisiones que a la ex Nueva Mayoría le costaron perder el Gobierno.
Por eso, nada explica que el Presidente Piñera se haga el harakiri al ocupar la representación diplomática de Argentina, una nación con la cual debemos profundizar las relaciones, para esta criticada usanza y designar a su hermano Pablo Piñera.
Casi habría que comprarse la teoría que al mandatario le gusta el vértigo o estar en la cresta de la ola para autodemostrarse que puede sortearla, algo de ese perfil sospecho que tiene.
Porque dio de comer a la Oposición con este nombramiento que hoy congeló para evitar exponerse a que el reclamo de la ex Nueva Mayoría sea acogido. Tamaña torpeza.
Pero ningún político puede tirar la piedra en este cuestionado hábito.
Lo que pueda verbalizar hoy la Oposición tiene valor cero, porque fueron ellos mismos quienes en tiempos pretéritos colocaron al mismo Pablo Piñera- cual militante DC- en puestos políticos y además porque aún está reciente la profusión de nepotismo practicada por la Presidenta Bachelet.
El más afrentoso- aun por sobre el nombramiento de su hijo- fue curiosamente un nepotismo por amiguismo, cuando la mandataria puso a Javiera Blanco en puesto vitalicio, pese a los pecados cometidos con los niños del Sename. Así, la gobernante comunicó al país que su favoritismo por una colaboradora política estaba por sobre la sensibilidad que como Presidenta debió sentir por los niños más indefensos de Chile.
Piñera al favorecer a su hermano comete un autogol de media cancha, además para practicar su fraternidad con uno relevante, la representación en la embajada trasandina. Otórguele un escritorio en sus empresas, sumando números.
Con Pablo Piñera en la Casa Rosada, se está cortando las venas gratuitamente, allí requiere un diplomático estratégico, para potenciar los lazos con el país en que tenemos cuestiones pendientes y con el de mayor afinidad continental. Ha optado por tomar decisiones que la ciudadanía no espera que adopte al recrear los mismos abusos cometidos por el anterior Gobierno.
Que no intente abuenarse con su hermano Pepe, el papá de las AFPs. Dios nos libre.
La repartija entre la familia, uno de los tantos pecados políticos que ya agotaron la paciencia ciudadana.
Ya Piñera lo comprobará.
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