SQM y su manto de protección
Finalmente la Fiscalía Nacional Económica (FNE) se decidió a abrir la investigación sobre la negociación entre la china Tianqi y Soquimich para la explotación del litio.
Esta determinación se realiza en medio de un significativo avance entre Tianqi y SQM para que la primera adquiera el 24% de la no metálica chilena. Esta industria no ha dejado de estar en el ojo del huracán en los últimos años a propósito primero del Caso Cascadas- por alterar los precios en ventas de las acciones finalmente adquiridas a precio conveniente por empresas relacionadas- y luego por el traspaso de dineros a políticos.
De todos los cuestionamientos, SQM y sus ejecutivos han mostrado sortearlos de manera privilegiada porque para delitos económicos hay leyes blandas o porque inexplicablemente el Estado se inhibió de actuar. En el Caso Cascadas, los involucrados pagaron multas muy por debajo de las ganancias obtenidas y en el traspaso de dineros hacia políticos, SQM ha salido incólume en el campo judicial, en indagaciones que se han limitado a ejecutivos y manteniendo al margen a los dueños de la empresa. Eso, al tiempo que los políticos guardan un sospechoso e inexplicable silencio con respecto a este escandaloso actuar de una empresa que es de elevado interés económico-estratégico para el país.
El ingreso de los chinos a la empresa que controla Julio Ponce Lerou ha sido la nueva arista polémica vinculada a esta minera que no deja de otorgar señales del manto de protección que presenta.
En efecto, los cuestionamientos sobre los que ahora indagará la Fiscalía Nacional Económica son el paquete de acciones que se traspasaría a partir de esta venta a Tianqi porque esta industria china tiene participación en empresas de capitales australianos y norteamericanos cuya principal explotación es el litio. Y, por tanto, su ingreso a SQM puede representar una amenaza para la competitividad internacional del recurso nacional.
La negociación está muy avanzada y la investigación de la FNE aparece como retardada en una indagación de por sí compleja
Esto tras concluir la fase de acuerdos entre SQM y Corfo, por el arrendamiento para la explotación del Salar de Atacama, proceso que trajo como ratificación que el ex yerno de Pinochet es un intocable en el plano de la justicia, la economía y la política, porque contradiciendo todo lo voceado por Corfo en el Gobierno anterior, para que Julio Ponce Lerou y su hermano Eugenio desaparezcan del mapa, éstos continuarán en calidad de asesores de SQM, según se constató finalmente como una condición en la negociación aceptada por la propia Corfo y que el ex vicepresidente de la Corfo debió admitir frente a la Comisión parlamentaria que investiga esta negociación. Según Bitrán habría recibido presiones de políticos de izquierda a quienes se negó a identificar, intercediendo por los Ponce Lerou. Los argumentos finalmente otorgados por el ex representante de Corfo, apuestan a una insultante ignorancia de la ciudadanía, al sostener que hubiese resultado inconstitucional “atentar contra la libertad de trabajo” de Ponce Lerou. Eso después de haberse afirmado que su aporte a SQM sería ad honorem.
Se reafirma así la figura de Ponce Lerou como un todopoderoso, consolidado como tal, al actuar como Rey Midas al favorecer con contribuciones de campañas para candidatos de izquierda, centro y derecha.
El tema lo abordamos en la columna publicada por el Semanario “Tiempo” la semana reciente y que ahora disponemos para nuestros lectores.
Nuestro Último Eufemismo
Semanario “Tiempo” 15/06/2018
Tan rebuscadas como la descripción que otorga el Diccionario de la Real Academia (Rae) sobre el concepto de Eufemismo, han sido las explicaciones que a posteriori han surgido sobre el último gran eufemismo en los casos de corrupción política y su contubernio con grandes empresas involucradas en estos hechos.
Según la Rae, eufemismo- una práctica generalizada en Chile pero cuyo concepto poco se conoce- es una “manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta o franca expresión sería dura o malsonante”.
Compleja explicación, pareciera que la Rae también procura brindar una eufemística descripción al concepto que en definitiva dicho en lenguaje simple es una indirecta o una ambigua explicación sobre una decisión impresentable.
Es decir, el eufemismo es el subterfugio para explicar acciones indecorosas que expresadas de manera más directa resultarían ofensivas.
Y qué más indecoroso y malsonante ha sido el gran corolario de los hermanos Ponce Lerou, situados ahora en calidad de “asesores” de la Empresa Soquimich, aquella que obtuvieron gracias a sus lazos con Pinochet y sin pagar un peso por esta industria que pertenecía a todos los chilenos.
La misma empresa que el Poder Judicial ha indagado estableciendo vínculos de financiamientos indebidos con parlamentarios y con candidatos en campañas de derecha e izquierda a través de traspasos de dineros, también bajo la eufemística figura de boletas por servicios que no fueron ejecutados.
El Gobierno anterior voceó y alardeó que no quería a los Ponce Lerou ni como controladores o ejecutivos de Soquimich, para luego doblegarse al concederles los eufemísticos cargos de “asesores”.
Las explicaciones posteriores pretenden enmascarar el re-embarco de los Ponce Lerou, señalando que las asesorías serán “ad honorem” y que los hermanos carecerán de oficinas al interior de la empresa.
Débiles explicaciones que no mermarán el disimulo que se procura hacer para que el ex yerno de Pinochet siga actuando desde la sombra.
Tales precisiones nos recuerdan a Sebastián Dávalos con cargo ad honorem en La Moneda que sabemos en qué concluyó.
Y también nos evocan las asesorías que se remitían a textos fotocopiados pagados con sueldos millonarios por senadores que se negaron a otorgar las debidas explicaciones a la Contraloría.
Los Ponce Lerou se han instalado como el arquetipo del Poder Fáctico, displicente y refractario a la legitimidad establecida, avalados por aquellos a quienes estos reyes del litio extendieron su mano generosa.
Debemos convencernos, pese a los porfiados hechos y evidentes irregularidades, que los pecados políticos y empresariales no pagan en Chile.
Y cuando se quiere “lavar” estas máculas. se recurre a estas eufemísticas explicaciones que a nadie convencen y que en rigor constituyen una ofensa, un agravio y una burla para la ciudadanía.
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