Que 20 años no son nada

 

 

 

 

Isla de Pascua: La Vida sigue Igual

 

 

 

 

 

Como canta Julio Iglesias, poco avance hay en la vida de los isleños

Aislamiento reciente de la Isla me recordó experiencia de hace 20 años

 

 

 

isla de pascuaUna gran coincidencia  trajo a mi memoria un viaje profesional realizado ya hace muchos años a Isla de Pascua.

Al igual que estas últimas 4 jornadas, cuando los vuelos aéreos a ese territorio insular se suspendieron, lo dejaron en riesgoso aislamiento y amenazaron la economía isleña, hace 2 décadas integré una delegación en momentos que Rapa Nui  enfrentaba un insólito desabastecimiento de insumos básicos para la vida cotidiana.

Y a mayor concomitancia, esa conflictiva situación se registró en las mismas fechas en que una vez más, 20 años después, los isleños deben sufrir el rigor de enfrentar su aislamiento y la imprevisión política de no dotar a este atractivo enclave nacional de la infraestructura necesaria y contrarrestar su condición insular.

Fue un viaje relámpago, en plena víspera de Navidad, cuando volamos a Isla de Pascua,  en la década de los 90, a los inicios de los gobiernos democráticos, años en que los pascuenses eran abastecidos por el transbordador “Aquiles” perteneciente a la Armada, navío  hace algunos años  dado de baja.

El buque, que ya acusaba el paso de los años, había entrado “en carena” (mantención)  y permaneció por más del tiempo previsto en el dique porteño, en tanto en Rapanui disminuía y se agotaba el abastecimiento.

Claro, eso resulta hoy lejano, cuando las comunicaciones han mejorado notablemente, pero  el reciente  paro de la Dirección de Aeronáutica Civil (DGAC) mostró que para  la Isla, un baluarte del turismo internacional, a pesar del enorme desarrollo en el  sector del transporte, la situación no ha cambiado mucho.

Esta movilización mostró que:

  • No hay una estrategia para enfrentar una situación de crisis en el territorio pascuense a pesar de su especial circunstancia geográfica.
  • Su terminal aéreo que atiende visitantes internacionales en una actividad de estrategia económica vital para los isleños, carece de la infraestructura para enfrentar contingencias extremas y/o imprevistas.

Su alcalde lo graficó y resumió bien: Pascua estuvo la reciente semana paralizada en su economía, en condiciones sanitarias complejas y arriesgando una vez más su abastecimiento.

La isla sufre  todos los rigores, y tal vez multiplicados, del Centralismo y del abandono del resto de las regiones que no sea la Metropolitana.

Eso lo ví, lo palpé y lo experimenté  en los 90 cuando me sumé a una delegación de autoridades ministeriales, parlamentarios y periodistas porque había que hacer rápida visita para observar el tema que tenía en pie de guerra a los pascuenses y había que regresar al continente para celebrar la Navidad.

Algo así como “vamos a ver por qué protestan y luego regresamos”.

Volamos muy de madrugada en un Hércules de la FACH, estuvimos una jornada, y al día siguiente, ya viajabamos rumbo a  Santiago.

Sentí que faltó una mirada integral de la situación insular, porque a pesar de la fugaz visita, alcanzó hasta para 2 recorridos turísticos: uno para los medios, al que no me sumé, porque opté por recoger primeramente la información, y otro dirigido a los parlamentarios, al día siguiente. A ese sí me incorporé, para infortunio de ellos, porque les inhibí en su lenguaje procaz, que había comenzado a aflorar (jaja).

La inquietud isleña era más que justificada: simplemente era crítica.

Escribimos en Navidad un artículo que sacó portada- la aspiración de todo periodista que trabaja en medio escrito- que daba cuenta que la isla ya no contaba  con  insumos tan relevantes como la harina, el aceite y el gas licuado y otros elementos más que normalmente  era la carga transportada por el “Aquiles”.

Nada de eso informaron los medios “nacionales”, pues ellos  se dedicaron también al aspecto turístico,  porque poca sintonía y sensibilidad tenían con la problemática pascuense. Y porque  estaban  demasiados conectados con el Ministerio de Defensa,  que fue su principal fuente de información.

¿Y cuál fue el objetivo del Ministerio? Por cierto, lo que hace todo gobierno: trató de desperfilar el conflicto, barrerlo debajo de la alfombra, a donde lo fui a buscar para informar sobre la crítica realidad por la que atravesaba la población.

Como ya señalé, la isla  no hizo en estos 4 últimos días sino replicar lo que presencié hace 20 años: el  histórico abandono, distancia y nula prioridad que  tienen las regiones en un país que padece de tanto Centralismo como el nuestro.

Nada parece haber cambiado para Isla de Pascua, en cuanto a que en estas décadas los sucesivos  Gobiernos  hubiesen impulsado un potente Programa de Desarrollo, y particularmente buscando neutralizar factores adversos vinculados a su insularidad y lejanía.

Porque habrá que preguntarse ¿Por qué ese territorio no fue incorporado en esta nueva emergencia en la nómina de  vuelos  prioritarios como área de extrema distancia? Seguramente su terminal carece de condiciones para ser volado sin que estén operativos  todos los sistemas de seguridad. Los vuelos humanitarios realizados por la Fuerza Aérea reflejan esa debilidad.

Pese a las complejas circunstancias que vivían los isleños cuando la visité, nos atendieron con extraordinaria hospitalidad.

Sin embargo expresaban nula identidad con Chile. Cuando nos citaban, la referencia era “Uds. los chilenos”.

¿Cuánto sabemos de lo que acontece en la isla?: muy poco, casi nada. No es tema de medios de comunicación, ni hay sintonía de los “chilenos” con su población.

Una muestra de eso es que en Rapanui adoptan decisiones que debieran impactarnos y eso no  ocurre.

Hace un par de meses solicitaron en el consulado boliviano una reunión……adivinen ¿con quién?: con Evo Morales, para que los apoye ante Naciones Unidas en una petición de descolonización, esto es lograr autonomía.

Y lo mismo hicieron con el Gobierno de Nicolás Maduro.

¿Y qué más está en el pensamiento de los isleños?: el Tribunal de La Haya.

Para que los “chilenos” nos vayamos preparando.

 

Susana Pozo Pizarro, es Periodista (UCh), Magíster en Información Económica. A nivel profesional ejerció en formatos de Televisión, Radio, Periódico y Revista. También se desempeñó en Comunicación Corporativa y culminó su carrera como Editora y Columnista del sector de Economía en Diario “El Mercurio” de Valparaíso. A nivel académico ocupó cargos en la Universidad de La Serena como académica, Directora de la Escuela de Periodismo y vicedecana de la Facultad de Ciencias Sociales y Administrativas. En 2008 recibe el Premio “Elena Caffarena” que otorga el Gobierno para reconocer a mujeres destacadas en su ámbito profesional. Hoy es columnista del Semanario “Tiempo” de La Serena y maneja este sitio para analizar la actualidad así como otros temas de interés. Nos estamos acercando a 1.800 seguidores en twitter y un número significativo que nos siguen a través del contacto directo y de correos. Nuestro interés es otorgar análisis independiente y acogemos comentarios que pueden observar enfoques distintos y opuestos al nuestro.

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