Nota de la Editora: repongo este artículo, escrito a raíz de las quejas planteadas por las Universidades Tradicionales No Estatales (UTNE) a propósito del anuncio formulado hace un par de meses por el Gobierno para concentrar los aportes estatales en las universidades netamente públicas. Tal decisión se sustenta en la lógica que allí debe situarse el énfasis en el destino en Educación Superior de los dineros provenientes de todos los chilenos y que administra el Gobierno.
Esta decisión se enmarca también en los escasos márgenes de flexibilidad que en gestión presentan las universidades estatales regidas por normas burocráticas, lentas y obsoletas, una desventaja frente a los restantes planteles del sector terciario.
Por lo demás, igualmente en el análisis de las platas provenientes del sector fiscal, las UTNE reciben proporcionalmente más dineros estatalesque las públicas: lo analizamos en dos artículos sobre el destino de tales recursos en Educación Superior ( ir a http://agendalternativa.cl/cuanto/ ) y ( http://agendalternativa.cl/perdon-ahora-si-se-puede-leer/ )
Una vez más ayer las UTNE lamentan discriminación en la distribución de los dineros públicos y una vez más preguntamos ¿De qué discriminación hablan?.
En otra arista, el gobierno ha procedido a rebajar los ajustes históricos de los presupuestos en Educación Superior para las Universidades agrupadas en el CRUCH y éstas han mostrado ya su preocupación por la discrecionalidad presupuestaria.
Del mismo modo, han surgido voces en la ciudadanía a los reparos que ya hemos planteado, en torno a generar un aporte o asignación especial para las universidades públicas instaladas en regiones.
Esa sí que es una discriminación.
Como dijimos en una oportunidad, las ues regionales son las que hacen soberanía en formación de las nuevas generaciones y representan tal vez la única oportunidad para alumnos de bajo nivel socioeconómico para acceder a un plantel público: detrás de la existencia de universidades estatales en regiones hay una resolución social potente.
Adicionalmente, los planteles terciarios regionales se identifican en el estudio de la problemática social de su respectiva región, así como en la investigación de los recursos naturales inherentes a la zona y ese es un valioso aporte al desarrollo nacional.
Su presencia a lo largo del país, permite igualmente consolidar la participación de profesionales con formación pública en las distintas actividades.
En todo lo argumentado se sustenta la necesidad que los planteles regionales cuenten con asignaciones especiales para mejorar su gestión, como un reconocimiento a la labor que prestan.
Pero no hay sensibilidad política en torno a desconcentrar el país y valorar la importancia de inyectar recursos especiales a los planteles, que son pocos, menos de uno por región en promedio.
Les invito a revisar a quienes no leyeron esa columna, hoy que el tema nuevamente surge, en medio del debate por la Reforma Educacional.
Con tantos opinantes en el caótico debate educacional, escuchamos reacciones inconsistentes si profundizamos en su análisis.
La semana negra del ministro Eyzaguirre culminó con el lagrimeo de las universidades privadas tradicionales (UNECRUCH) que demandan un trato igualitario a las universidades estatales en distribución de platas fiscales.
¿Por qué deberá ser igualitario? ¿Bajo cuál argumento? ¿No resulta lógico que el Estado financie lo fiscal y focalizar preferentemente los recursos en ese sector?
¿Aceptaríamos que las Isapres reclamaran dineros estatales porque papá fisco financia la Salud estatal? Aunque las subsidia con Vacunaciones y Campañas.
En ese mismo contexto, porque prestan un servicio de interés social (estudiantes, investigación) las UNECRUCH- sólo 9, de las cuales 5 pertenecen a la Iglesia Católica- acceden a dineros fiscales.
Hasta allí la discrecionalidad para que obtengan platas estatales: esa es su calidad de “públicas”.
Pero es impresentable demandar trato igualitario con las universidades fiscales, planteles que han retrocedido en aportes estatales y deben competir por fondos, muchas veces en desigualdad de condiciones, ajustadas a normas limitantes y burocráticas.
Las cifras del gran trozo de la torta que se adjudican las UNECRUCH son elocuentes al revisar el Informe 2013 sobre destino de dineros fiscales en Educación Superior (ES).
En proyectos y créditos a estudiantes, estos 9 planteles recibieron el 15 % (M$ 186.470.144) de dineros fiscales para el sector terciario, señala el informe de Contraloría.
Comparados con universidades públicas- que son 16- estas últimas por el mismo ítem, se quedaron con el 17,9% (M$221.770.688), apenas un 2,9% superior.
En aportes basales las UNECRUCH recibieron el 41,2%, en tanto las Estatales lograron un 53,8% del total. Pero la defensa asumida por UNECRUCH omite destacar el diferencial numérico de sólo 9 corporaciones privadas y 16 fiscales. ¿A quién favorece la proporcionalidad?
Cinco UNECRUCH están entre los 10 planteles que más dinero público reciben por estudiantes y apenas 2 estatales- la Chile y la USACH- figuran en este top 10.
¿A quienes benefician preferentemente las consignas de movilizaciones? A estudiantes de las UNECRUCH que permanecen en aulas estudiando.
Las evidencias cuantitativas no justifican el llanto del Club de la Unecruch por esta “discriminación”
El mensaje de Eyzaguirre está equivocado: El Estado no debe “favorecer” a las estatales, sino “preocuparse” de estos planteles.
Y replantear el destino de las platas estatales en educación.
Propongo que las universidades regionales, que hacemos soberanía educacional, recibamos una asignación por tal mérito.
¿Existirá un parlamentario “regionalista”, de esos que van de puerta a puerta, que eleve tal planteamiento?
¿Cuándo las UES regionales van a formar el G-15 y sacarán la voz?
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