Una vez más ha ocurrido una tragedia de magnitud que me duele el alma…como porteña profundamente ligada a Valparaíso, una vez más todos los porteños debemos lamentar un nuevo incendio de magnitud
El fuego ha arrasado- es el recuento al momento de despachar este artículo- más de 500 viviendas, y oficialmente se registran 16 víctimas, más que el reciente sismo de la zona norte.
Este terremoto de fuego ha dejado a 5.000 personas, seguramente en su gran mayoría modestos pobladores, sin sus casas, sin sus enseres, sin sus recuerdos, una tragedia de mayor magnitud que el terremoto del norte, porque estos damnificados hoy enfrentan el sitio donde se levantaba su hogar y solo hay escombros, cenizas, nada que rescatar, ningún espacio donde refugiarse. No tienen nada: arrancaron con lo puesto. Todas las cifras seguramente irán en aumento, incluidos los 10.000 evacuados al sumarse quienes vieron amenazadas sus viviendas.
Televisión Nacional mostraba hoy como telón de fondo el Cerro Cárcel, uno de los tantos que alberga a porteños de condición muy precaria, y presentaba todas sus viviendas devastadas por las llamas.
Hoy domingo Valparaíso vivirá una jornada muy crítica. Hasta ayer muy de noche- me informaba un amigo- se mantenía un intenso viento, tremendo adversario en estas tragedias, rápido conductor de las llamas, la razón de por qué los incendios comienzan en un punto lejano y en cuestión de minutos el fuego abraza varios cerros. Las llamas de ayer se desplazaron a menos por ocho cerros, los más pobres de Valparaíso.
Para hoy están pronosticados 28 grados, preámbulo de un nuevo viento huracanado que junto a una tierra y pasto aún candentes, no otorgan buen presagio. Este huracanado viento, muy característico del puerto, también la difícil topografía para llegar con el agua y la precariedad tradicional en la disponibilidad de grifos en buen estado complican el combate del fuego.
Los cerros de Valparaíso son fotos de portada en afiches turísticos, puntos de admiración de visitantes pero sus pobladores también deben convivir con la adversidad permanente: con estos cordones de fuego y con grande derrumbes en temporales. También le castigan permanentemente sismos de gran magnitud.
El incendio de mayor magnitud en pérdidas de vida ocurrió al iniciarse el año 1953 y en pleno festejos del advenimiento del año. Producto de un fuego artificial que cayó sobre céntrica barraca donde estaban depositados explosivos, hubo 50 muertos y 320 heridos al registrarse una amplia onda expansiva que mutiló cuerpos de víctimas y heridos.
Personalmente cubrí muchos incendios, uno de ellos ocurrido en la zona portuaria, acompañado de explosión, experiencia que prefiero no recordar.
En los años 70 fue Viña del Mar donde un incendio arrasó completamente con la Población Gómez Carreño: 142 casas devastadas y más de 600 damnificados.
En 2007 una fuga de gas destruyó importante patrimonio arquitectónico concentrado en Calle Serrano, dejando además de una completa cuadra de edificios destruidos con un total de 4 víctimas. Favoreció para que no se registrara mayor número de muertos el hecho de la ocurrencia de madrugada de esta nueva tragedia en una zona comercial. Esta catástrofe se registró en 2007: aún hoy esa zona luce devastada por el incendio.
Una gran cantidad de patrimonio arquitectónico se ha perdido devorado por las llamas. La Iglesia de San Francisco, en Cerro Barón, ha sufrido sucesivas pérdidas de su histórica construcción. El último ocurrió en agosto de año pasado, en momentos que concluía su nueva recuperación y según se ha establecido, con un fuego que se originó en una parrilla no apagada tras un asado estudiantil en el Instituto de Matemáticas de la UCV, vecino al templo.
En febrero de 2013, el fuego se llevó más de 280 casas y dejó 1.000 damnificados. Esa población hoy ya luce reconstruida.
Desde Santiago, desde la comodidad de un estudio de televisión, se alzaban voces críticas para señalar que en Valparaíso, tras los sucesivos incendios no se adoptan medidas para evitar asentamientos en zonas irregulares. El arquitecto Iván Poduje, quien era el que ponderaba sobre el tema, culpaba a las autoridades municipales por no controlar estos asentamientos. No tiene idea de lo que habla, no ha olido la pobreza de muchos pobladores que levantan sus viviendas donde pueden, porque pareciera que no nos hacemos cargo que en este país aun hay muchos bolsones de pobreza. Cerramos los ojos y queremos creernos el cuento del país exitoso, en crecimiento. Sería conveniente que conozca la real precariedad que se vive en los sectores vulnerables de todo el país.
Ese es el tema profundo, por sobre el importante hecho sobre el estado de los grifos. Sería necesario que el gobierno central inicie un registro de las familias que viven en sectores no recomendables para la asistencia en catástrofes y planificar una nueva solución de viviendas. Ello evitaría la ocurrencia de tragedias de esta magnitud: hacerse cargo de la vulnerabilidad en que viven muchos pobladores. Más que críticas, creo que los damnificados requieren hoy de soluciones.
Así es Valparaíso: se cae y se recupera una y otra vez. Es una ciudad recia, resiliente, con naturaleza y topografía desafiante. Los porteños lo sabemos bien y algo de eso heredamos, somos capaces de recuperarnos una y otra vez frente a la adversidad
Decía yo en mi columna sobre Valparaíso, (http://agendalternativa.cl/valparaiso-puerto-unico/) que es una ciudad a escala humana. Estos desafíos de sucesivas catástrofes han generado una población tremendamente solidaria, con espíritu colectivo.
Prueba de ello es la tremenda cadena de colaboración que a menos de 24 horas de ocurrido esta nueva tragedia ya están canalizando ayuda y la ciudad se ha organizado en una red de albergues.
Valparaíso se recuperará: no cabe la menor duda.
A la espera de la otra tragedia que sobrevenga, esa es su realidad, su destino: dispuesto a recibir el próximo embate de la naturaleza y eso hace que quienes somos porteños le queremos sin condición. Es una ciudad única, irrepetible: con sus tragedias, su pobreza pero con una tremenda estampa y valor.
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