El Inframundo de las Cárceles en el Cine

“Sueños de Libertad”

 

Aclamada cinta volvió en gloria y majestad a la pantalla grande

 

sueños de libertadAsí como, según un refrán, nadie es profeta en su tierra,  el filme “Sueños de Libertad” (1994) pasó sin pena ni gloria por la pantalla grande, pero luego la televisión abierta, particularmente  la de pago, la puso a volar y ahora está  convertida para los cinéfilos que interactúan en las  redes sociales como la Mejor Película de todos los Tiempos.

Tal galardón, teniendo presente que esos laureles provienen de las audiencias de la pantalla chica, más heterogénea. Porque las propuestas con los mejores filmes de todos los tiempos para los cinéfilos de pantalla grande se sitúa en otras producciones. Nadie ha logrado destronar hasta ahora del primer lugar a “El Ciudadano Kane” de Orson Welles.

Pero sí, aplaudo “Sueños de Libertad”: es una película que cumple con todos los códigos para disfrutar el cine como una entretención.

Desde esa perspectiva tiene grandísimos méritos.

Tal vez el más prevalente es que cuenta con  un relato que cierra bien: que fluye de principio a fin.

Tan correctamente que, aunque sabemos que todo es ficción, que si el cuento hubiese ocurrido en la vida real, no  tendría el happy end que presenta ni la ocurrencia del 70% de lo que acontece. Pero la película cuenta con fuerza de relato y el espectador  engancha con la ficción que allí se plantea.

Este mérito es consecuencia de un trabajo de equipo al que concurren particularmente los actores: Tim Robbins y Morgan Freeman, ambos incomparables como dupla; los guionistas: Frank Darabont (también su director) y….Stephen King, el novelista “rey” del terror y el suspenso, el regalón de los directores norteamericanos que han llevado a pantalla una cantidad importante de su creación.

“El Resplandor”, “Misery”, “Cuenta Conmigo” y otros tantos títulos inspirados en las novelas de King han sido también éxito de taquilla cinematográfica.

Frank Darabont replicó en el cine un segundo libro de Stephen King, titulado “El Pasillo de la Muerte”, cuya versión cinematográfica circuló en Latinoamérica como “Milagros Inesperados”, también sobre la miseria en prisión.

Claro  que en “Milagros….” el “rey” King se va por recovecos extraños de la fantasía, tal vez soñando cómo sería un convicto ideal: plácido, atento, bondadoso y con cero maldad en su cuerpo. Personalmente, no me gustó: demasiada reverencia a la emotividad del lector y del espectador para que  trague tanta fantasía.

Pareciera que Stephen King se propuso mostrar las recónditas bondades de la población carcelaria porque “Sueños de Libertad” muestra también esa faceta: reos redimidos, inocentes o regenerados a cambio de una cerveza, una buena biblioteca y otros  “milagros” que contrarrestan con el clima de extrema violencia de la que participan por igual la población penal y sus custodios.

No obstante, el guión funciona, al punto que  las  2 horas y casi 30 minutos que dura la película no se sienten y esa es una buena señal de que nada de lo propuesto sobra.

El papel principal es  interpretado por Tim Robbins, quien  en el rol de  Andy Dufresne viaja al infierno en  la  cárcel  de Shawshank, tras una exitosa  carrera como alto ejecutivo. A partir de ser sentenciado a reclusión perpetua, debe mezclarse con el sórdido mundo de una cárcel donde están confinados los criminales más violentos que contrastan  con el traje de buen corte con que  ingenuamente hace su debut como nuevo reo.

Eso porque  ignora las profundidades del submundo al que es condenado y los apetitos que despierta su imagen de niño bueno que sufrirá castigo tras castigo por no someterse a las leyes de los fuertes.

¿Cómo logra emerger de ese averno?

Ese es el argumento del filme que funciona fluido sin que lo fantasioso de la estrategia y posterior escape de Dufresne roce siquiera los cuestionamientos  de la razón ante tal trasgresión.

El título con que esta cinta circuló por los cines latinoamericanos es muy acertado: la libertad debe ser el sueño más acariciado de un  reo.

A menos que algunos prisioneros lleguen al límite del mimetismo en prisión para comprender que la cárcel es el inframundo al que pertenecen y no aquél que  está afuera.

Ese tema también es abordado en este gran filme. 
Pero el predominante es el de la amistad incondicional entre polos opuestos.

Aunque pensar que esto puede ocurrir en la más entreverada ley de la selva forma parte de la fantasía a la que  me refería con esta película. La cárcel no es el mejor reservorio para incubar los mejores sentimientos, pero a esta película le compramos todos los ensueños que nos vende, tal vez para dar la espalda en una suerte de catarsis a lo indigno e irracional del sistema carcelario.

El reciente fin de semana, “Sueños de Libertad” fue exhibida por la cadena de cines, en su propuesta de reposición de  largometrajes Clásicos.

Había que verla en pantalla grande, a pesar de lo mezquino del horario: sábado y domingo a las 13:00 hrs. y la última función que está programada para mañana miércoles a las 21.30 hrs.

Son horarios de pariente pobre, pero no culpemos a la empresa ni al horario: la sala la “abarrotamos” 4 espectadores.

El retrato de la “vida” al interior de una cárcel ha sido recurrente en la cinematografía.

Y cómo no, si cuenta con elementos de intenso dramatismo que se plasman en la vida real y de conveniente insumo para la ficción audiovisual: sordidez, violencia y condiciones infrahumanas en un ambiente irrespirable.

A Chile llegan mayoritariamente propuestas estadounidenses en esta categoría temática y qué bien que así sea.

A lo menos, las cárceles del Tío Sam parecieran, por los mayores recursos con que cuentan, más dignas en cuanto a  infraestructura, equipamiento y metros cuadrados para  contener una población penal amplia,  que  las prisiones de países tercermundistas. En nuestro continente y Asia,  el infierno se multiplica por la pobreza que aflora por todos los poros del tejido carcelario.

Uno de los filmes más aplaudidos  en esta temática  describe justamente la vida al interior de una  cárcel en Turquía.

 “Expreso de Medianoche”, está basada en un hecho real, acontecido a un joven estadounidense que  cae a la cárcel turca por tráfico de hachís. Fue Ganadora en 1978 de dos Oscar (Mejor Guión y Mejor Banda Sonora) y de 6 Globos de Oro.

Una segunda cinta basada en una experiencia personal y que traza cárceles tercermundistas es “Papillón”, autobiografía de un francés condenado por un crimen que no cometió y  quien es enviado al sórdido mundo de  la colonia francesa situada en las  Guyanas, territorio sudamericano que se repartieron entre Inglaterra y Francia.

Los roles principales de “Papillón” están a cargo de Steve MacQueen y Dustin Hoffman, un dupla de primer nivel.

Una tercera preferida es “Fuga de Alcatraz”  que está basada igualmente en el hecho real ocurrido en esa inexpugnable cárcel, situada en un peñón que  enfrenta la ciudad de San Francisco, California.

Tuve oportunidad de visitar ese recinto hace algunos años, porque gringolandia la tiene convertida  en atractivo “turístico”. Personalmente me interesaba cotejar su infraestructura con  cómo se retrata en la película, que es otro thriller de larga duración: casi 3 horas.

La “estrella” del recorrido es la celda de Al Capone, que por cierto no tiene ningún privilegio. Es igual que  las restantes “suites” de 1 acomodación, incluido lavabo.

Ese hermoso peñón merecía mejor destino.

Y para terminar mi nómina de  cintas favoritas que tratan el tóxico tema carcelario, recomiendo “Hombre muerto Caminando”.

Tim Robbins aquí dirige este filme que, basado en un hecho real, relata la amistad de un  violento criminal, protagonizado por Sean Penn, y una  monja, papel a cargo de Susan Sarandon.

Robbins y Penn se reunirían después para interpretar los roles principales  en “Río Místico”,  espectacular largometraje  que apunta en otra dirección.

“Hombre Muerto Caminando” lleva ese título porque en algunos estados norteamericanos, que aun aplican la pena de muerte, el condenado es acompañado rumbo al cadalso con esta frase que un gendarme grita a voz de cuello.

Algo tan tétrico, macabro y sórdido como la cárcel que en una oportunidad visité como reportera, cuando dejé de  imaginar cómo era el infierno: estaba en uno de ellos.

Y fui de mal en peor: en la segunda oportunidad, en una localidad rural de la V Región recorrí también por motivos laborales una modesta casa de adobe a la cual se le asignó calidad de albergue carcelario

Ese era un azote del propio satanás sin ningún atisbo de redención.

Susana Pozo Pizarro, es Periodista (UCh), Magíster en Información Económica. A nivel profesional ejerció en formatos de Televisión, Radio, Periódico y Revista. También se desempeñó en Comunicación Corporativa y culminó su carrera como Editora y Columnista del sector de Economía en Diario “El Mercurio” de Valparaíso. A nivel académico ocupó cargos en la Universidad de La Serena como académica, Directora de la Escuela de Periodismo y vicedecana de la Facultad de Ciencias Sociales y Administrativas. En 2008 recibe el Premio “Elena Caffarena” que otorga el Gobierno para reconocer a mujeres destacadas en su ámbito profesional. Hoy es columnista del Semanario “Tiempo” de La Serena y maneja este sitio para analizar la actualidad así como otros temas de interés. Nos estamos acercando a 1.800 seguidores en twitter y un número significativo que nos siguen a través del contacto directo y de correos. Nuestro interés es otorgar análisis independiente y acogemos comentarios que pueden observar enfoques distintos y opuestos al nuestro.

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