Lecciones que dejan las Catástrofes (Columna Semanario “Tiempo”)

 

siniestro valpoValparaíso, nuestro primer puerto, recibió el pasado fin de semana el abrazo del fuego. Fue el peor de los abrazos, aquél que  dejó en el suelo los sueños, las esperanzas, los recuerdos, los esfuerzos de miles de modestos pobladores que por la vulnerabilidad de sus viviendas no pudieron escapar de las contenedoras y destructivas llamas.

Esta catástrofe se suma al sismo que castigó a la zona norte y al silente Terremoto Seco que desde  hace casi una década azota a  la zona centro, particularmente a Coquimbo.

Lamentablemente, la naturaleza se ha encargado de colocar el foco en las regiones: han sido estos embates los que  están mostrando su vulnerabilidad y  abandono. Y han obligado a las autoridades a desconcentrarse y a salir del autismo metropolitano.

No debieran ser estos siniestros los que obliguen a volver la mirada hacia regiones, donde se concentra el mayor aporte en recursos productivos.

Arica, Iquique, esta IV Región y ahora Valparaíso han quedado al desnudo en sus débiles infraestructuras, imprevisión e institucionalidad para enfrentar emergencias de la envergadura que hoy viven.

Hubo en el Norte y Valparaíso una evidente falta de un Protocolo, Carta de Navegación, Plan de Crisis o llámele como Ud. quiera, para organizar las emergencias que se presentaron y dejaron una destrucción inusitada.

Pese  a la encomiable voluntad y disposición del gobierno para auxiliar a los damnificados, hubo lentitud en responder a necesidades apremiantes.

Diversos organismos- Unesco, Ocde entre ellos- han estado advirtiendo en los últimos años sobre la vulnerabilidad del país, en materia de enfrentar catástrofes y emergencias.

Recomiendan reorganizar la excesiva y dispersa institucionalidad existente con atribuciones y recursos disgregados, pero al parecer cada una de las organizaciones persiste en mantener sus cuotas de poder.

Tampoco ha habido voluntad de los  gobiernos en acometer la modernidad requerida.

La ciudadanía, por el contrario, está dando una gran lección a las autoridades: ha sido más  rápida para ir en auxilio de los damnificados. Estos últimos también quieren ser los protagonistas para recuperarse  en la adversidad: en Valparaíso los pobladores pidieron palas y otras  herramientas que les permita volver a levantarse. Este puerto ha sido Ave Fénix en todas sus catástrofes.

En estos últimos años, la ciudadanía ha irrumpido y se ha alzado con voz potente para demandar ante  las autoridades. Hoy hace lo mismo cuando está  abatida por la tragedia. Y tanto damnificados, como la ciudadanía que le ha acompañado y solidarizado, están mostrando una enorme capacidad de organización

Del otro lado- Gobierno, Parlamento y Municipalidades- permanecen en una suerte de Paternalismo que no va con los tiempos y se enredan en  disposiciones formales. Tendrán que despercudirse para actuar en un país de sucesivas catástrofes.

 

 

 

 

 

 

Susana Pozo Pizarro, es Periodista (UCh), Magíster en Información Económica. A nivel profesional ejerció en formatos de Televisión, Radio, Periódico y Revista. También se desempeñó en Comunicación Corporativa y culminó su carrera como Editora y Columnista del sector de Economía en Diario “El Mercurio” de Valparaíso. A nivel académico ocupó cargos en la Universidad de La Serena como académica, Directora de la Escuela de Periodismo y vicedecana de la Facultad de Ciencias Sociales y Administrativas. En 2008 recibe el Premio “Elena Caffarena” que otorga el Gobierno para reconocer a mujeres destacadas en su ámbito profesional. Hoy es columnista del Semanario “Tiempo” de La Serena y maneja este sitio para analizar la actualidad así como otros temas de interés. Nos estamos acercando a 1.800 seguidores en twitter y un número significativo que nos siguen a través del contacto directo y de correos. Nuestro interés es otorgar análisis independiente y acogemos comentarios que pueden observar enfoques distintos y opuestos al nuestro.

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