Exministro evitó una Acusación ya respaldada, pero el resto de la Crisis se mantiene Incólume

En carta dirigida al “Compañero Presidente”, el ahora exministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson,  selló esta semana, cuando ya era inminente que la Acusación Constitucional que preparaba la bancada del Partido Republicano hacía prever que sumaría los votos suficientes para que el integrante del gabinete más polémico del actual Gobierno debiera abandonar el cargo.

El relato pre y  consecuente renuncia es sabido, pero hay que detenerse en la misiva carente de las tradicionales formalidades que acompañan las renuncias.

Aunque tal protocolo no es lo más importante en un Gobierno que ya nos tiene acostumbrado a salirse del guion que distinguía a Chile en su seriedad de la conducción y relaciones en lo interno y externo. Y a un gabinete que ha mostrado las suficientes desprolijidades, omisiones y salidas de libretos a nivel nacional e internacional, una carta simple dirigida al “Compañero Presidente” da lo mismo.

Sí es importante señalar que el contenido de la misiva está redactado desde la esquina de la victimización y también plagada de autoreferencias a los “frutos sólidos” ejecutados por el Gobierno, entre los cuales cita iniciativas lejanas de concreción como los esfuerzos para la reducción de listas de espera en Salud (con  más de 2 millones de pacientes en “cola”) y la “apuesta” (sic) de Trenes para Chile, así como la Ley Tea a la que este Gobierno sólo puso la firma final.

No  hay mea culpa alguno de la proliferación de irregularidades, algunos vinculadas directamente con su cartera, y que se indagan protagonizados por militantes de su partido, Revolución Democrática, relacionadas con el Caso Convenios. Los mismos que han sumido al país en una severa crisis de desconfianza sobre el rol del Estado en el destino eficaz de los dineros públicos, fundamentalmente aquellos dirigidos a los sectores más necesitados.

Con esta dimisión, Jackson  evitó ser llevado al banquillo y a una votación que ya se visualisaba favorable y que le impediría ejercer cargo público en los próximos 5 años.

Si esta dimisión descomprimirá las fuertes tensiones en el sector político, creemos que será una gota en el mar, porque la ciudadanía requiere, y con razón, una explicación y devolución de los dineros mal empleados  en la danza de millones distribuidos a Fundaciones que no reunían ni la experiencia, trayectoria ni la especialidad para los objetivos que comprometía.

Está a ojos vistos que, sin licitaciones de por medio, y con una regulación que se flexibilizó,  que en esta repartija de recursos desde el norte al sur del país primó el amiguismo y  una gestión desprolija  y carente del compromiso social proclamado en la campaña para llegar a La Moneda.

Se da vuelta una página de uno de los conflictos políticos de mayor magnitud en el país pero apenas es un episodio entre una carpeta que reúne casos  muchos de los cuales ya voces desde La Moneda reconocen su perfil de abierta corrupción.

Abandona el Gobierno la figura que la Oposición levantó como un obstáculo para avanzar en iniciativas de tanta urgencia social como la Reforma Previsional y que el Gobierno está empeñado en tramitar y aprobar bajo parámetros de su propia línea política.

Veremos a partir del lunes quien se sienta a la mesa de conversaciones, pero ese será sólo un primer gesto porque el Gobierno se mantiene en una posición de otorgar apenas  2% adicional de cotización al ahorro personal y el resto iría a un Fondo Solidario. Este acápite, creemos, tendrá más fuerza que la renuncia de Jackson para dificultar un acuerdo Gobierno y Oposición.

Así como está la propuesta del Ejecutivo, da la espalda a la gran mayoría ciudadana que aspira a que sus ahorros vayan a su cuenta.

Y esto último estimamos podría mantener la incertidumbre en los chilenos y su justificado pesimismo sobre lograr un aumento real de pensiones que hoy son esmirrias.

Por su parte el Caso Convenio mantiene aún la dinámica de nuevas irregularidades cuando ya alcanza los 2 meses desde que Democracia Viva sorprendió a los chilenos que confiaban que ahora sí podríamos despojarnos de las inquietantes señales de Corrupción.

Es decir, todo en suspenso.