Y el desconcertante Trump
Una mirada a los sucesos mundiales
La Presidenta Bachelet regresó hoy de una gira cuyo último destino fue China, donde participó en la asamblea organizada por el gigante asiático denominada “Una Franja, una Ruta”.
China da así los pasos conducentes a capitalizar los espacios dejados por Estados Unidos al asumir el actual mandatario, Donald Trump, quien pretende imponer su propia doctrina en las relaciones internacionales, haciéndole sentir al resto del mundo que él fija las reglas del juego.
Tal apuesta dio lugar a la estrategia china, como lo señalamos en estas páginas desde el primer día que el díscolo gobernante pisó la Casa Blanca, con la asunción bajo el brazo.
Trump ha hecho bravuconadas a líderes de todo el mundo, aunque cuando ha estado frente a los mismos, baja el tono de su verborrea y prepotencia.
La excepción ha sido Corea del Norte, con cuyo líder ha mantenido los decibeles elevados, ambos fanfarroneando con los poderes que les otorga su armamentismo nuclear, como si el mundo y sus problemas pudiera resolverse con ojivas nucleares.
Han tensionado al mundo, aun cuando los expertos estiman que estos finteos verbales estarían por resolverse en mesas de negociaciones y no con fuegos artificiales. Ojalá no se equivoquen en tal apreciación.
Una señal en la dirección de los analistas la ha dado Vladimir Putin, quien demandó de Estados Unidos que deje de “intimidar” a Kim Jong-un, asentando que si bien tiene “idilios” con Trump en otras áreas, mantiene fidelidad con sus aliados tradicionales.
Porque a nivel interno, un tema que no termina de resolverse es la inusual complicidad que ha establecido la Casa Blanca con el Gobierno ruso y que proviene desde la campaña electoral, cuando hubo sospechas de una ayuda soviética para desestabilizar la candidatura de Clinton.
En los últimos meses ha habido confirmación de tal estrategia y el asunto sigue estando presente, tras el oprobioso despido del Director del FBI, James Corney, después que éste testificara ante el Capitolio y confirmara el ataque cibernético desde Rusia hacia Clinton para ayudar a Trump.
Las bufonadas siguen: el propio Trump confirmó hoy que en su conversación con el canciller ruso compartió información clasificada sobre temas terroristas, porque su premisa es que la ex Unión Soviética ayuda a contener al frente armado islamita. Lo justificó de forma muy arrogante, afirmando que tenía atribuciones para compartir información con otros líderes.
Todo esto ocurre en tanto el silente Gobierno de Beijing, traza ejes sólidos para su red de asociatividad con naciones que le son útil en sus programas de desarrollo.
De esa reunión es la que retornó Michelle Bachelet, cuyo gobierno aspira a convertirse en el puente entre Latinoamérica y China.
Dios y el Buda en sus más intricadas formas la escuchen.
Todos estos temas lo anticipamos en una columna que aun no publicábamos en nuestra página, porque sabíamos que continuaría escurriendo información, pero la primera la anticipamos en nuestra semanal columna en el Semanario “Tiempo” que data del 31 de marzo pasado y cuya vigencia se mantiene.
Les invito a leerla:
El Poncho de Trump
Publicada en el Semanario “Tiempo” el 31 de marzo de 2017
“Arrastrar el poncho”, antiguo parafraseo con reminiscencias rurales cuyo origen lo disputan huasos y gauchos. De quien sea, significa buscar la bronca.
Una expresión más reciente es “tirar la foca”, que vendrá del gutural aullido de esos mamíferos cuando se enojan.
Como sea, debe preocupar la arrastrada de poncho que está haciendo por el mundo el exótico Presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El mandatario ya está en la lista negra de los musulmanes y los mexicanos. Suman Siria, Irak, Irán, Libia, Sudán y Yemen, cuyos ciudadanos están interdictos para ingresar a Estados Unidos.
El veleidoso mandatario ya le mostró los dientes a Corea del Norte, dejando entrever que a futuro podría haber “una confrontación”.
El régimen norcoreano le ha respondido con nuevo pertrecho nuclear. Inquietante.
Con China, el voluble Trump ha bailado a lo Michael Jackson, ratificando que es un mutante de la política.
Tras impasses iniciales, con bravuconadas por la tensión existente en el mar de China meridional, todo lo arregló al declarar que para él hay “una sola China”. Ese fue un claro boicot a Taiwán y se ganó otro enemigo.
Pero China debe estar sonriente con el giro estadounidense ya que se ha visto favorecida por el retiro que hizo Trump al iniciar su Gobierno del Acuerdo Transpacífico de Comercio, el controvertido TPP.
En una columna anterior que publicamos en este mismo medio al asumir Trump, pronosticamos el espacio que Estados Unidos ha cedido a China al impedir materializar el TPP.
La nación asiática se tomó ese espacio de inmediato. En la reciente reunión del Asia Pacífico de Viña del Mar, hubo muchas naciones “viudas” del nonato TPP que fueron consoladas por la sólida delegación china.
Observe además el sugerente título con que el gigante asiático ha convocado a una magna reunión a los países del Asia Pacífico: “Una Franja, una Ruta”, que los chinos comenzaron a organizar ya conocida la elección de Trump.
Los chinos responden a su cultura: silentes, persistentes, competentes y eficaces. Así también han diseñado su estrategia de penetración por el mundo.
Por tanto, poco importará para sus objetivos que Trump vocifere y twitee, los chinos fortalecerán el intercambio con el Pacífico.
En una columna más antigua también dijimos que China está asociada con Perú en el negocio minero y que Perú nos podría superar en resultados económicos.
Eso ya es realidad, mientras en Chile las huelgas mineras con grandes pérdidas para el país, se prolongaron sin evaluar el daño que causan y los proyectos del rubro, como el caso Dominga, se enredan entre la politiquería sin que a la ciudadanía quede claro además si las objeciones ambientales tienen sólido sustento.
China demostrará a Trump que con esa nación no se juega, en tanto para Chile, 2017 será un año perdido al priorizar la competencia por llegar o permanecer en La Moneda.
El sinuoso camino escogido por Trump para llevar las relaciones internacionales, lo tienen en permanente cuestionamiento, pues ha quebrantado los esquemas de multilateralidad y de convergencia en la comunidad internacional
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