Warnken y Valparaíso

Valparaíso 2Me interpretó absolutamente la columna que publicó esta semana Cristian Warnken en el Diario “El Mercurio” y que él tituló “Emerson en la Calle”.

Es el tipo de encabezamientos con que los columnistas hacemos “trampa”, porque son  ambiguos y así vamos sumando lectores, particularmente aquellos que tienen curiosidad por indagar qué significa ese título equívoco  e indeterminado. De paso, se encantarán también con el planteamiento, si en el texto también  aplicamos un poco de astucia y picardía,  además de lenguaje  simple, cercano pero primordialmente mucho contenido.

Y cómo no me va a agradar que  Warnken esté cada día más  porteño, adicto a mi ciudad, Valparaíso. A pesar que entiendo que su conexión es circunstancial, esporádica, al hacer cargo de la Editorial perteneciente a la Universidad  Valparaíso. Pero ha conectado muy bien, de otra manera no se explica que  describa tan nítidamente esta urbe que efectivamente  ha escapado a la retroexcavadora (término de moda) de la modernidad que  no respeta, estilo, tradición, cultura ni arquitectura  y ha barrido con las identidades en muchas ciudades.

El ejemplo de ello, a mi juicio el más chocante, ha sido el bautizo como “Sanhattan” a un conjunto de nuevos edificios de altura y núcleo comercial de dudosa estética en Santiago y que enfrenta en la comuna de Providencia el sector de “Los Leones”, una contraste lamentable y una señal de cómo vamos arrasando con modernidad estilos que deben ser conservados.

Warnken se refiere en su columna a la férrea resistencia de Valparaíso para escapar a ese destino y mantener, a pesar de los  vientos en contra y de las adversidades que  ha enfrentado por  décadas  este puerto, para perfilarse como una ciudad con sectores y negocios tradicionales y como una ciudad en la que se respira el interés mayoritario por mantener núcleos culturales tradicionales, librerías, bibliotecas y otros lugares de encuentro.

Por eso, continúa preocupando a quienes amamos a Valparaíso la persistencia en la instalación de un mall en el sector costero, como un apéndice ignominioso en la belleza de esa bahía. El Mall de Castro fue acogido por los castrenses porque una gran mayoría declaró que debía trasladarse a Puerto Montt para la compra de aquello que ofertan esos centros comerciales.

Comprensible, pero en ningún caso se  justifica en Valparaíso, donde además de constituir una intervención grotesca en esa bahía que se sitúa entre una de las más bellas a nivel mundial,  la ciudad ya tiene instalados suficientes malls como aquél que rompió con la estética urbanística de tradición en el Barrio del Almendral.

Y como señalé en  mi columna dedicada a Valparaíso, ( http://agendalternativa.cl/valparaiso-puerto-unico/ ) es una ciudad a escala humana, donde las diferenciaciones  socioeconómicas están excluidas en el conjunto de cerros que rodean a la hermosísima bahía. Algo así también refiere  Warnken en su columna, señal que está sucumbiendo al embrujo (ja,ja) de este inigual puerto.

Desde esa perspectiva, esta urbe es “peligrosa”: seduce no sólo a quienes tuvimos la suerte de ser originarios. Aquellos que llegaron  por distintas  razones y motivaciones, terminan  siendo más adictos que los nativos.

El ejemplo de mi columna era Lukas, y algunos  otros más conocidos, otros más anónimos, una gran cantidad proveniente de otros países,  o simplemente emigrados de otras ciudades que  se han afincado en este puerto engatusador.

Tenía yo allá un amigo, cuya  amistad se ha ido diluyendo con la lejanía,  a quien conocí recién llegado a la ciudad: todos los días criticaba las imperfecciones y lacras que por cierto tiene Valparaíso. Hoy, radicado completamente,  es  un fanático promotor.

Como  cantó el Gitano Rodríguez desde  la distancia de su exilio, Valparaíso “amarra como el hambre/ no se puede vivir son conocerlo/ no se puede mirar sin que nos falte/ la brea, el viento sur/ los volantines/  y el pescador de jaivas que entristece el paisaje de la costanera”

Valparaíso tiene muchos trovadores, Sting le ha dedicado una canción y otros tantos, sin tener  tanta inspiración poética, lo hacen desde distintas trincheras.

Warnke se refiere a la quiebra ya casi crónica de las arcas fiscales de Valparaíso, situación que le ha hecho perder varios inmuebles patrimoniales, históricos. Si caen en manos privadas que les otorguen un merecido destino de conservación, recuperación y funcionamiento para dinamizar la actividad cultural, no preocupa.

Por lo mismo volvemos al inexplicable  “Mall de la Bahía”: un adefesio que esa ciudad no se merece. Y que algún particular instalará en terrenos que otrora eran de propiedad fiscal y que por efecto de la privatización pasaron ahora a una empresa.

Será la peor manera que el empresariado “contribuya” al destino de Valparaíso, Patrimonio de la Humanidad.

Susana Pozo Pizarro, es Periodista (UCh), Magíster en Información Económica. A nivel profesional ejerció en formatos de Televisión, Radio, Periódico y Revista. También se desempeñó en Comunicación Corporativa y culminó su carrera como Editora y Columnista del sector de Economía en Diario “El Mercurio” de Valparaíso. A nivel académico ocupó cargos en la Universidad de La Serena como académica, Directora de la Escuela de Periodismo y vicedecana de la Facultad de Ciencias Sociales y Administrativas. En 2008 recibe el Premio “Elena Caffarena” que otorga el Gobierno para reconocer a mujeres destacadas en su ámbito profesional. Hoy es columnista del Semanario “Tiempo” de La Serena y maneja este sitio para analizar la actualidad así como otros temas de interés. Nos estamos acercando a 1.800 seguidores en twitter y un número significativo que nos siguen a través del contacto directo y de correos. Nuestro interés es otorgar análisis independiente y acogemos comentarios que pueden observar enfoques distintos y opuestos al nuestro.

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