¿Quién Apostará por Trump?

 

¿Podrán los Republicanos instalar el Muro que salve al ex Gobernante de su Deceso Político?

 

 

TRumpA días de su segundo juicio político, el ex Presidente Donald Trump fue abandonado por el 70% de su staff de abogados y ha debido recurrir a nuevos representantes legales. Tal decisión se produjo en la víspera de las presentaciones argumentales que hicieron tanto la defensa y la parte acusadora de este segundo juicio que le convertiría en el Primer Mandatario estadounidense en enfrentar dos impeachment.

Los transcendidos eran que él pretende imponer la tesis de defensa, sustentándola en su peregrina idea de que las elecciones fueron un fraude, una teoría sobre la cual ha insistido desde su primera campaña, cuando señalaba que si no triunfaba, los comicios serían un fraude. Y que reiteró una y otra vez en su segundo intento para permanecer en la Casa Blanca.

Así de convencido estaba de retener el Poder,  al sustentar una suerte de teoría enfermiza y de extraña anticipación de un proceso electoral cuando todo puede suceder. Nadie puede predecir que si es derrotado es porque hubo irregularidades, pero, en fin, está dentro de su perfil avasallador, vociferante, contestatario y provocador.

Por eso resulta interesante revisar el documental disponible en Netflix sobre este díscolo mandatario.

La crónica de 3 episodios da cuenta de la camaleónica transformación de Trump desde sus años juveniles  cuando se mostraba- aunque  Ud. no lo crea- como un novel empresario en sus primeros pasos, muy prudente, muy taciturno, educado y respetuoso. Incluso, al inaugurar el renovado hotel que fue su ópera prima en el rubro de la industria de la recreación, se dejó avasallar por los avezados políticos que querían lucirse ante las cámaras de televisión pretendiendo robarle su iniciativa en una Nueva York decadente.

Para ese pomposo espectáculo- asegura el documental- Trump fue ignorado, porque era un desconocido capitalista proveniente de Brooklyn que quería llegar en Nueva York a las ligas mayores situándose en el exclusivo distrito de Manhattan.

Si hasta luce atractivo, para que vamos reflexionando sobre los desastres que generan la evolución en la personalidad y el paso de los años. Se dirá que estoy irrespetuosamente denostando de la transformación física que opera para todos, pero el Trump treintañero se observaba como un hombre relajado, casi pidiendo permiso para estar presente y por tanto muy diferente de su irascible, ceñudo y tenso perfil actual.

De hecho, la primera secuencia del documental, lo muestra ya como Presidente, abordando un vehículo, en una actitud desdeñosa y fría. ¡Y estaba en la cima de su proyecto más ambicioso!

Pero aun en sus años juveniles no nos hagamos trampas con Trump, qué apellido más apropiado. Ya hay señales evidentes de un hombre muy ambicioso   que además está buscando torcer la nariz a las normas para obtener el mejor provecho.

Él se instaló en el corazón de Nueva York, cuando esta ciudad estaba presa de la delincuencia y la drogadicción en los años 70. Aprovechando los subsidios del gobierno local para intentar recuperar a la decadente ciudad, obtuvo en sus primeros proyectos estar libre de impuestos por 40 años. Eso sucedió con el Hotel Commodore y  hasta hoy se retrata al ex gobernante como un sujeto siempre saltando la cuerda para eludir el pago de los gravámenes.

Y ya tenía en la mira convertirse en huésped de la Casa Blanca. A la presentadora más famosa de la televisión de los 70 le confiesa que él pretende ser Presidente del país, una travesía que  después desestimó en 2 oportunidades porque  calculó que no era el momento de lograr una victoria. Y lo expresó así, sin mayor emocionalidad.

En eso está la clave de su insistencia en que se ha cometido fraude en su reciente derrota, porque al parecer, él no está dispuesto a perder. En una de sus primeras entrevistas, cuando aun en Nueva York Trump causaba sólo curiosidad por las apuestas empresariales en las que incurría, a  la animadora le responde cuando le consulta si quiere ser Presidente: ”Si creo que puedo ganar, me postularé”. En definitiva, desde un comienzo un mal jugador.

Todo eso y mucho más contiene el documental titulado “Trump, un Sueño Americano”, un sueño que para muchos fue una pesadilla y de eso hablamos en la columna que elaboramos y  ya está publicada en el Semanario “Tiempo” cuando estaba a días de terminar su periodo en la Casa Blanca.

Hay una frase al final del audiovisual de Netflix que puede  ser interpretada como Ud. quiera. Se escucha a Trump decir: “El Mundo se ríe de nosotros, no se reirán si yo soy Presidente”. ¿Nos reímos? ¿Nos lamentamos? De todo un poco, en esos 4 años en que hubo análisis de diversas intensidades en escudriñar las razones que tuvieron los norteamericanos para permitir a Trump su paso por el Gobierno.

En este difícil juicio que se aproxima los demócratas no cuentan con todos los votos para poder completarlo. Esta fracción política busca dejarlo sin posibilidad que se cumpla la temida amenaza con que hace un par de semanas dijo adiós a Washington cuando prometió volver para el 2024.

Todo es posible en el juego político, aunque es una premisa que no comparte Trump.

Les invito a leer mi artículo escrito cuando el irascible mandatario se despedía de su proyecto más acariciado.

Lecciones de la Era Trump

Semanario “Tiempo” 22/01/2021

Ha concluido el breve pero extenuante paso de Donald Trump por la Casa Blanca.

Queda la incertidumbre si su figura se hundirá  en el pasado o seguirá presente en la política norteamericana como un personaje que genera divisionismo. Exacerbó el racismo, por ejemplo.

Sabemos que Trump rompió varios límites desde su campaña, cuando nadie visualizaba que sería el elegido para ocupar el sillón presidencial más apetecido del mundo.

Nunca fue suficientemente despejada la sospecha que hubo manejo tecnológico, injerencia rusa incluida, para enlodar a la candidata demócrata. Su comando además contrató  una compañía para influir en las preferencias de votantes a través de las redes sociales. En la misma línea, durante su cuatrienio hizo uso y abuso de tales plataformas, tensionando de tal forma esa estrategia que terminó bloqueado y acusado de incitar por esa vía al escandaloso abordaje del Capitolio.

Todo eso y mucho más ocurrió en  la Era Trump, quien no logró ser reelecto y cómo no, si al margen de una serie de otras políticas disruptivas, resultó desastrosa la forma en que dirigió  la pandemia. A diciembre registraban 19 millones de contagiados y más de 350 mil fallecidos en una de las naciones que se supone más preparada para enfrentar una crisis sanitaria.

Durante mucho tiempo tuvo en vilo al mundo en sus bravatas con Corea del Norte y deprimió la economía mundial con su guerra arancelaria con China que mantuvo hasta los últimos días de su mandato cuando,  pese a su  fracasada estrategia, propinó sanciones a compañías chinas.

El republicano se va con 2 juicios políticos a su haber y los demócratas podrían persistir en el impeachment tras su salida de la Casa Blanca ya que impedirían su retorno en 2024.

Pero no culpemos sólo a él de todas las zozobras que generó en su mandato. Trump es hijo de esta Era, convulsionada por el populismo y un mundo enfrentado a una apocalíptica crisis política y sanitaria, con poblaciones huyendo de muchos flagelos y de erróneas e irresponsables prácticas y promesas populistas.

Su administración nos deja muchas lecciones y talvez la que debiera llevarnos a la mayor  reflexión es el Asalto al Capitolio: no es gratuito alimentar la violencia. No podemos sino comparar este acontecimiento con los graves episodios de violencia en Chile, sólo que a favor del mundo político estadounidense puede decirse que éste se ha plegado a una condena masiva de esos hechos.

La violencia siempre concluirá mal: pérdidas de vidas, destrucción y una estela de incertidumbre que en nada ayuda a la convivencia política, social, económica, particularmente de los más desposeídos.

Lo último descrito tiene su plena aplicación en Chile, con políticos tensionando al máximo sus diferencias doctrinarias, por sobre  los intereses nacionales. El sector político, para bien o para mal, es mirado como un modelo. Y vaya que es necesario que estén conscientes de ese papel en la estabilidad nacional.

Susana Pozo Pizarro, es Periodista (UCh), Magíster en Información Económica. A nivel profesional ejerció en formatos de Televisión, Radio, Periódico y Revista. También se desempeñó en Comunicación Corporativa y culminó su carrera como Editora y Columnista del sector de Economía en Diario “El Mercurio” de Valparaíso. A nivel académico ocupó cargos en la Universidad de La Serena como académica, Directora de la Escuela de Periodismo y vicedecana de la Facultad de Ciencias Sociales y Administrativas. En 2008 recibe el Premio “Elena Caffarena” que otorga el Gobierno para reconocer a mujeres destacadas en su ámbito profesional. Hoy es columnista del Semanario “Tiempo” de La Serena y maneja este sitio para analizar la actualidad así como otros temas de interés. Nos estamos acercando a 1.800 seguidores en twitter y un número significativo que nos siguen a través del contacto directo y de correos. Nuestro interés es otorgar análisis independiente y acogemos comentarios que pueden observar enfoques distintos y opuestos al nuestro.

Susana Pozo – who has written posts on Agenda Alternativa.


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