Ese no es sólo el título de una hermosa canción que Gilbert Becaud hizo famosa. La frase nos es familiar. Todos la reflexionamos frente a los cambios que inexorablemente nos llegan- buenos, malos- y que nos demandan asumir nuevas realidades.
Para el país llegó la hora de la inflexión. Estamos en la cresta de la ola en economía, tal vez bajando, pero con muchas tareas sociales pendientes. Y en eso, la gente estará al “aguaite” de lo que harán el nuevo Ejecutivo y el nuevo Parlamento, donde Nueva Mayoría también es Mayoría. No se escabullan de eso.
Concluida la parafernalia protocolar y ritual, despedidas las visitas, guardados los trajes azules y los acartonados vestidos y enjugadas las lágrimas de alegría y tristeza, emerge el Chile real, el país que se ha manifestado por cambios.
Hace 4 años, Cambio fue una palabra mágica que, más que su coalición, llevó a la Presidencia a Piñera, y hubo muchas transformaciones, pero no convencieron a la ciudadanía porque ésta también evolucionó.
Está más informada, más empoderada, más contestataria, más irreverente. Es la calle 2.0 que se autoconvoca y plantea agenda y minuta propia.
Pero su principal singularidad es su intransigencia a negociar sus requerimientos.
Ese fue el talón de Aquiles del Gobierno que ya se fue y será la piedra en el zapato del nuevo Ejecutivo.
La Fiesta de Boda ya terminó y es tal la intransigencia que muestra la calle que los dirigentes estudiantiles acuñaron la frase “No habrá Luna de Miel” y la pronunciaron en los mismos instantes cuando se apuraban los preparativos para la asunción de Bachelet. No esperaron ni siquiera a que asumiera.
Así, el muñequeo del flamante gobierno deberá focalizarse en el arte de convencer a esta antojadiza ciudadanía.
¿Símiles para convencer?: Persuadir, seducir, fascinar y atraer, todos asociados a una esforzada y compleja tarea. De sólo leerlos agotan.
Creo que, al igual que ocurrió con Piñera, las propuestas de la Nueva Mayoría no se igualan con las que plantea la calle.
¿Cómo la convencemos que hay que avanzar en Energía aunque ello represente un costo para el ambiente?
¿Como la persuadimos que la Educación no es gratuita para todos?
¿Cómo demostramos al trabajador que la AFP estatal pondrá fin a las pensiones miserables?
¿Y si la Reforma Constitucional no calza con lo que quiere la gente?
Todo lo mencionado incluye la Agenda de Gobierno.
¿Qué sucederá si sigue el binominal, fracasa la Reforma Tributaria o avanzamos en desempleo? Lo primero no es tan trascendente: los votantes optaron por la alternancia de estas dos coaliciones o simplemente no hay liderazgo entre quienes hacen otras propuestas. Puede resultar la mía una mirada pesimista hacia el horizonte, pero, reitero, ahora se apareció el Chile real, con nuevo gobierno y una ciudadanía con el pie en el acelerador. Y cruzo los dedos para equivocarme: estaré en primera fila aplaudiendo.
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