Watergate y nuestros Escándalos ¿Se parecen?
El ya famoso Edificio Watergate, ubicado en Washington, Estados Unidos, ha sido noticia, al derrumbarse una de sus alas.
Así, esta estructura que forma parte importante de la historia política y periodística de Estados Unidos, ha dado muestra de envejecimiento.
En la década del 70, la actividad periodística internacional y del propio país estaba concentrada sobre ese edificio donde comenzó la trama de uno de los mayores escándalos en la vida política contemporánea de Estados Unidos y que culminó con la renuncia del Presidente Richard Nixon, a un año de iniciado su segundo mandato.
Y para quienes no conocen este Escándalo, particularmente las nuevas generaciones, digamos que Watergate fue bautizado así por el Edificio Watergate, que albergaba en Washington a la sede del Partido Demócrata.
En las dependencias de los Demócratas se comenzó a investigar un caso caratulado como hecho policial y simple robo
Tras la acuciosidad de los periodistas del “Washington Post”- Bob Woodward y Carl Bernstein- se llegó a establecer que el hecho tenía implicancias políticas, a propósito de escuchas ilegales de los Republicanos, quienes acumulaban en enormes cintas de grabación de la época (1972) material del Partido contrario y que el entonces Presidente Nixon intentó encubrir porque estaba en conocimiento de este hecho.
La presión ciudadana llevó a la dimisión del mandatario a propósito de este Escándalo con prácticas reñidas con la ética, similares a las que presentan nuestros escándalos actuales.
Lo de Chile es una trilogía en torno a las cuales las Fiscalías investigan la configuración de delitos de tipo tributario, evasión de impuestos; trasgredir la ley de financiamiento político; generar una modalidad engañosa con documentos inexistentes a través de los cuales se justifican pagos; enriquecimiento excesivo; uso de influencias.
El Ministerio Púbico, con la documentación que ha logrado reunir, deberá configurar la totalidad de delitos que hay tras estos tres casos. Y decimos que ha logrado reunir porque ha encontrado dificultades para obtenerla y porque declarantes se han negado a colaborar.
Así trascurren nuestros criollos escándalos.
También es pertinente recordar Watergate, a propósito del reciente Día Internacional de la Prensa, fundamentalmente por el rol que tuvo el Periodismo que logró desvelar este Escándalo en un país en que los Poderes fácticos constituyen una barrera difícil de superar.
En ese aspecto hay una similitud entre Watergate y Penta/Soquimich/Caval en torno a los cuales se ha elaborado toda una estructura- un dique temió el ex Contralor- para mantener a los involucrados fuera del alcance de la Justicia y además para evitar que la Opinión Pública conozca toda la verdad.
Ese está siendo un escollo difícil de eludir. A las dificultades que el Ministerio ha encontrado para que el Servicio de Impuestos Internos entregue la información, hay maniobras sutiles que llevan a desincentivar la mano de la justicia.
La Revista “Qué Pasa” dio a conocer en su última edición una documentada investigación sobre la decisión del Gobierno para no incluir en su agenda de corto plazo el fortalecimiento del Ministerio Público. Este proyecto- señala la publicación- implicaba la dotación de recurso humano para que esta instancia judicial trabaje con mayor eficacia en pro de resolver los delitos, una de las tantas tareas que le corresponde.
La iniciativa ha sido postergada, tras la promesa de incluirla en los anuncios del 21 de mayo, y recientemente la Fiscalía fue informada que su puesta en agenda se postergará hasta agosto próximo.
Llama la atención que el reportaje de “Qué pasa” incluye abundante opinión de parlamentarios que encuentran reparos para que la Fiscalía alcance un mayor grado de independencia en su autonomía para investigar.
La Opinión Pública de Estados Unidos- cuando trascurría la investigación de Watergate- fue muy activa en demandar la trasparencia sobre la actuación de involucrados y eso hace una diferencia con los casos chilenos.
Una segunda diferencia es que las instituciones estadounidenses estuvieron más abiertas y dispuestas a que se dispusieran los antecedentes de este Escándalo que culminó con la dimisión del Presidente más poderoso del mundo, quien debió asumir el retiro y sepultar su trayectoria política.
Para los periodistas, Watergate es emblemático, un modelo a seguir, porque dio nuevas pautas para la investigación profesional. A partir de este caso, y si se sigue su modelo, una investigación de esta envergadura requiere por todo elemento que se trabaja tenga una base de tres fuentes relacionadas.
Eso se les exigía a Woodward y Bernstein, aun cuando ellos tenían una fuente excepcional y de gran calidad se sabría décadas después, que se ocultaba bajo el apodo de “Garganta Profunda”.
Estos investigadores ocultaron por más de 3 décadas la verdadera identidad de su fuente, nunca la revelaron, sólo lo hizo el propio “Garganta Profunda” quien finalmente resultó ser Mark Felt, el entonces Director adjunto del FBI.
Para el Periodismo bien ejercido mantener en reserva las fuentes que por variadas motivaciones deben permanecer en off tiene enormes implicancias éticas.
Una fuente de calidad- como lo era Mark Felt- nace también de la confianza en la calidad y criterio y ética de los periodistas a quienes entrega información. Esta precaución tienen en particular aquellas fuentes relacionadas con grupos de poder y cuya revelación puede constituir una amenaza para el informante.
Su implicancia ética está muy bien descrita en la película “El Informante”, basada en un caso real sobre un Escándalo que involucraba a la Industria Tabacalera.
El desarrollo del Periodismo de Investigación en Chile ha sido posible por el profesionalismo de los periodistas que se desempeñan en esta área quienes deben apoyarse en fuentes de alta calidad.
Recordemos que el Caso La Polar fue un escándalo económico desmadejado por el ejercicio periodístico.
Las mayores dificultades para trabajar en esta área, que hoy reúne importantes hitos, es el blindaje de Grupos de Poder que mantienen férrea defensa de intereses propios y tramados para evitar llegar a la verdad.
Sin embargo esa labor es escasamente reconocida.
En mi trabajo, a propósito de un módulo que desarrollo para un post grado, donde analizo el rol de los medios de comunicación, he escuchado toda suerte de comentarios adversos contra el Periodismo, como una muestra de lo que se proyecta de manera negativa en la Opinión Pública. No es una crítica hacia mis alumnos, por el contrario, a partir de sus opiniones constato que es la media propia de una Opinión Pública adversa hacia los medios de comunicación y además porque a través de estas críticas logramos entablar un dinámico debate sobre este tema que es de interés en la libertad de expresión. Que el Periodismo logre llegar a los antecedentes que en múltiples oportunidades están blindados por grupos de elite, constituye una señal en las múltiples variables e indicadores sobre la Libertad de Expresión de un país.
La Opinión Pública muchas veces no valora en toda su dimensión la Libertad de Expresión, aquella que perdimos por décadas y que hoy no se observa como un valor y un activo de importancia para la vida democrática.
El Caso Watergate es emblemático, desde la perspectiva profesional un modelo y lección de Ética y buen ejercicio de esta actividad, porque derrumbó Poderes Fácticos, aquellos que hoy están enquistados y tan poco dispuestos a enfrentar la Verdad de cara a la Opinión Pública.
Watergate ha generado literatura, libros de investigaciones que los académicos tenemos el deber de difundirlos a las nuevas generaciones. Ojalá en los meses próximos los Casos Caval, Soquimich y Penta se constituyan en modelos de Transparencia Pública y sean modelos de investigación para el periodismo chileno. Hoy esa posibilidad se ve lejana.
En el escándalo estadounidense, en materia literaria, hay que situar en primer lugar la obra de los propios periodistas investigadores, Woodward y Bernstein, quienes describen en extenso su experiencia en el aclamado texto “Todos los Hombres del Presidente”. Ellos escribieron otros dos libros sobre el caso.
También esta crisis en la vida política de Estados Unidos ha trascendido a través de formatos audiovisuales, además de la valiosa documentación original.
La industria cinematográfica ha tomado el tema en grandes producciones. Y sitúo como primera de la lista a la película “Nixon versus Frost” que es otra historia en sí derivada de Watergate. A su vez está sustentada en una obra de teatro.
Hay un texto que reproduce las 4 entrevistas de Frost, así se organizó el ciclo de tv, tras aceptar Nixon ser entrevistado por el presentador- David Frost- de quien sus asesores estimaron podía fácilmente ser manipulado. El equipo presidencial constataría que él y sus asesores se habían equivocado en aquilatarlo en su capacidad como entrevistador. La cinta da cuenta de la acuciosidad de la investigación, ya que Frost contrató dos investigadores que actuaban como sabuesos para reunir antecedentes y atar cabos. De vez en cuando, esta cinta se programa en la televisión de pago y puede ser adquirida por la web. La veo todos los años con mis alumnos de pre grado.
Robert Redford y Dustin Hoffman protagonizan la producción de Alan Pakula, “Todos los Hombres de Presidente”, basada en el relato de los dos investigadores.
El gran director Oliver Stone, estuvo a la cabeza como productor y director del “Nixon”, cuyo rol principal estuvo a cargo de Anthony Hopkins.
En Estados Unidos, ni los niños se escapan de acceder al valioso activo que representa guardar en la memoria colectiva este escándalo.
En la web hay numerosos comics muy bien relatados para que los menores conozcan este caso.
Nuestros propios Pentagate, Soquimichgate y Cavalgate debieran seguir la misma ruta: que hoy, mañana y siempre se conozca toda la verdad, como hemos dicho, hasta que duela y quede en la memoria de los votantes.
Eso es sanador para la Opinión Pública y, por el contrario, le hace muy mal, estos esfuerzos que está haciendo la familia política para una vez más generar el círculo del secretismo, tan propio de sectas que habitualmente terminan muy mal.
Lunes, 1 de Junio del 2015.-
Quiero saber ¿Cuáles son las prestigiadas direcciones del famoso edificio WATERGATE en los
U.S.A., y los partidos políticos, como ser el Demócrata y el Republicano?
Atentamente
Gerardo Rodolfo Venegas Donoso, gerardovenegascl@yahoo.com CURICO – CHILE
Esperando recibir pronto la respuesta.-
Estimado Gerardo:
Le respondo sus inquietudes
El Partido Demócrata funciona en Avda. South Capitol 430 SE 20003 Washington DC
El Partido Republicano da cuenta de dirección en Primera Avenida 310 SE 20003 Washington DC
El Edificio Watergate es un conjunto de cinco edificios. Lo ocurrido con el Escándalo fue al interior del Hotel que allí funciona. Está en Washington en la orilla del Río Potomac