“Agenda” carente de límites abrió la posibilidad de entorpecer los necesarios Acuerdos

Esta semana que se aproxima, víspera de elecciones, habrá que seguir la trayectoria del pretendido Acuerdo titulado “Agenda de Mínimos Comunes” con que se aspiraba  ejecutar una tarea conjunta de La Moneda y el Parlamento y resolver la angustiante situación económica de muchos chilenos.

Se aspiraba además dar término a una profunda crisis  , impresentable a los ojos de ciudadanos que los días 15 y 16 próximos deberán ir a las urnas en medio de un clima de desconfianza hacia el mundo político. 

Pero particularmente el de Oposición, ha instrumentalizado esta “agenda” y la ha manipulado como un nuevo fetiche que ratifica su profunda fragmentación y una gran voluntad del ala más de izquierda en su pretensión de no dejar avanzar acuerdos, por mucho que esos tengan como objetivo ir en auxilio de quienes están muy complicados en sus ingresos.

Se equivocó la institucionalidad Gobierno y Congreso al anunciar un pacto carente de contenidos y que hoy el Oportunismo, precisamente aquél que no comulga con los acuerdos, lo ha capturado con oportunismo hacia sus propios intereses.

Les dejo con mis dos últimos artículos de preámbulo al debate aun en desarrollo.

El primero da cuenta  que efectivamente un punto débil de la pretendida “agenda” es su relatividad y los “mínimos” para los cuales la ultraizquierda aportó su ingrediente, destinado tal vez a hacer fracasar este pacto o simplemente capitalizar un vacío de esta agenda desierta de un marco que limite sus propósitos.

El segundo artículo enuncia la gran crisis y luego gira a la mayor esperanza que debemos tener hoy aportando los antecedentes que permiten visualizar una Economía que podría consolidar en los próximos meses un horizonte de recuperación de empleos. Ojalá se cumpla porque un gran sector de políticos ha abandonado el compromiso de resolver los acuciantes conflictos que vive gran parte de los chilenos, ya sea por la carencia de empleo e ingreso, ya sea por la incertidumbre de la inestabilidad creada por el Populismo que ha contaminado a muchos de quienes fueron elegidos en Democracia.

Les invito a leer esas columnas:

Lo Generoso y lo Mezquino

Semanario “Tiempo” 7/05/2021

Está elevada como burbuja la popularidad de la parlamentaria que liberó los fondos AFP para resolver las angustias económicas derivadas de la pandemia. La mejor evaluación positiva y ungida como carta presidencial son los premios obtenidos por ser generosa con  los ahorros ajenos, los propios de los ahorrantes que han devastado el capital destinado a su retiro de vejez, ya fuertemente dañado por las menguadas tasas de retorno.

Es fácil ser generoso con lo ajeno al patrimonio propio. Una nítida evidencia  es cómo históricamente se han dilapidado fondos públicos por una negligente gestión de operadores políticos discapacitados para focalizarlos, custodiarlos o rentabilizarlos.

Pero la congresista no nació de la nada. Su gestión también tuvo comparsa del Parlamento que hasta se saltó la Constitución para generar este proyecto cuyo tercer retiro está en pleno curso y que beneficia hoy principalmente a los más  ricos que llevarán su dinero libre de impuesto hacia un mejor nido financiero.

Los ciudadanos que aspiramos a tener mejores congresistas no somos tan giles y querer sancionarla porque el dinero dulce que ofreció es una trampa sobre la cual no tendrá que responsabilizarse ni dar explicaciones.

Lo curioso es la existencia de ciudadanos tan generosos que desean hasta colocarle banda presidencial a una diputada cuya única “gracia” fue impulsar una iniciativa populista que en rigor ella misma convendrá que lo único que hizo fue remar, mezquinamente, hacia su propio interés.

Estas figuras surgen cuando el sector político abandona sus deberes como es el compromiso ético de zanjar sus diferencias para avanzar en proyectos, reformas y como es ahora el caso, en acuerdos de emergencia para enfrentar la crisis sanitaria.

A los políticos criollos le ha faltado altura hasta para cumplir la actual Constitución, cuando han corrido la barrera y decidir en cuestiones que legítimamente no les corresponden.

Y hoy han incurrido en una nueva tacañería al recurrir a una extraña figura de “Agenda con Mínimos Comunes” para resolver la crisis y elevar su campaña en víspera de elecciones masivas en 9 días más.

¿Qué es lo mínimo con que pretenden resolver la emergencia? En lenguaje preciso es  lo minúsculo, lo diminuto, lo exiguo, lo ínfimo y lo mezquino, todos términos muy relativos que darán pie a nuevas discusiones entre La Moneda y el Parlamento para extender la concreción de un acuerdo que curiosamente tiene como plazo el día anterior a las elecciones. Vaya coincidencia.

En contraste, piden la generosidad de los votantes para sufragar en cargos masivos, a pesar de la fragilidad del escenario sanitario aun con cifras preocupantes de contagios y letalidad.

Comprendámosle, en su caos político, este sector requiere señales de tendencia de votación en un aciago año electoral que no concluye el 16, continúa en julio, Primarias Presidenciales, y en Noviembre proclamación del Ungido a La Moneda.

Generosidad Ciudadana, Mezquindad Política.

Dos Pistolas sobre la Mesa

Semanario “Tiempo” 30/4/2021

No es posible dialogar, menos negociar, improbable conciliar e inalcanzable pactar cuando las armas ya están desfundadas y las balas pasadas, como en la mejor escena del rudo Oeste. De ese tenor fueron las imágenes aportadas desde el mundo político en días recientes cuando el nivel de crisis alcanzó su clímax a propósito del apoyo económico que requiere la ciudadanía, convertida esta última en el botín electoral en la guerra entre Oposición y Gobierno.

Sólo consignaremos tal extrema irresponsabilidad para concentrarnos en acontecimientos más constructivos que podrían estar incubándose en beneficio del país provenientes de las proyecciones económicas y que debieran compaginarse con una  menor presencia del virus.

Organismos especializados han elevado las perspectivas de crecimiento 2021 a un 6 o 7%. Así lo señalan los informes del Banco Central, del Fondo Monetario (FMI) y el Banco Mundial (BM), que se queda en un conservador 5,5%.

Pero tengamos presente que un 6% PIB representa la recuperación del país a los niveles pre-pandemia, tras un 2020 que nos llevó al peor derrumbe económico de los últimos 40 años.

Un elemento protagónico en esta recuperación será el mayor precio del cobre impulsado por las señales de China y Estados Unidos de estar reactivando sus Economías y los nuevos e intensivos uso del metal rojo en la Producción Mundial.

Tanto el FMI como el BM sin embargo alertan como mayores riesgos para nuestro país el rebrote de las movilizaciones y la incertidumbre que genera la Reforma Constitucional, en tanto que califican como un sólido pilar para reactivar la economía el veloz programa de vacunación que nos permitiría salir de la pandemia.

Por cierto que el actor principal para llegar a tal objetivo seremos los propios ciudadanos para sumarnos a la inmunización masiva que hoy está en curso.

Recomiendan ambos organismos la urgencia de concretar la Reforma Previsional cuya tramitación está irracionalmente  detenida en el Congreso, en tanto los retiros  han mermado las posibilidades de una mejor pensión.

Por tanto, los juegos de guerra, para la entretención y solaz del mundo político, en nada conducen a la necesaria estabilidad del país y no son un factor que tranquilice a futuros inversores, que aun, a  pesar de estas enormes tempestades y gustitos políticos, continúa viendo a Chile como la mejor economía continental.

Pareciera que Chile funciona con piloto automático ignorando el mundo político que los ciudadanos requieren de una más racional solución a sus clamores económicos que no sea una merma de sus ahorros.

Las armas y las demostraciones circenses de pisotear al enemigo entregan un pobre espectáculo y un negacionismo a los esfuerzos que deben hacerse para construir una sana convivencia democrática.

Sería muy necesario que la ciudadanía tome el peso de la grave crisis institucional que estamos viviendo, como  consecuencia del abandono de sus deberes de todo el sector político.