Un Gabinete en el Limbo
¿Cuántos ya no estarán?
¿Cuál fue el mérito de Don Francisco, que no lo tuvo el resto del país, para conocer de primera mano que el gabinete ministerial se había derrumbado? No lo sabemos, pero fue el primero en enterarse de una decisión presidencial que debieron conocer todos los chilenos al unísono.
Porque por primera vez, un mandatario ha optado por confidenciar a un presentador de televisión la decisión de hacer un cambio en su gabinete ministerial, sin haberlo comunicado previamente a toda la nación.
Sin que los periodistas del sector recibiesen formalmente y todos a la vez esta información que es de interés nacional.
Y eso fue muy extraño, una rareza. Normalmente, los comunicadores y/o “rostros”– eso es Don Francisco- cuando acceden a entrevistas con mandatarios, esperan lograr algunas confidencias particulares sobre la gestión, alguna dimensión humana, una anécdota simpática desconocida pero no este tipo de anuncio que lo habitual es que fluya bajo la formalidad de una comunicación, a través de algunos de los voceros de Gobierno, ya sea el Secretario General de Gobierno u otro que integre ese equipo.
Pero en ningún caso, esta decisión debió deslizarse como una de las tantas respuestas en un espacio de entrevista a un solo medio.
En la conversación con Don Francisco, la mandataria informó además que ya todo el gabinete había recibido la solicitud presidencial de renuncia.
Sorprendió y golpeó al periodismo que en la jornada de ayer miércoles estuvo concentrado en la presentación boliviana en La Haya, tras una agotadora jornada que habían comenzado a las 4 de la madrugada y que se extendió hasta la tarde.
Precisamente porque el Gobierno y el país estaban focalizados en lo que ocurría en la corte holandesa y se requería- pese a la profunda crisis política- la unidad del país, lo menos esperado para esa jornada era el anuncio presidencial que se estuvo estimando inminente las semanas anteriores o posteriores a La Haya. Nunca en estas jornadas en que la atención está fuera del país.
Este anuncio sin precedentes en medio de la primera fase de presentaciones en el Tribunal Internacional, de vital importancia para Chile en su diferendo con Bolivia- porque se revisa la pertinencia de la Haya en una cuestión que el país estima ya zanjada en el Tratado de 1904- significó que durante 3 horas tuvimos un Canciller renunciado, con el cargo a disposición y a la vez concentrado en la contienda que se sigue con el país vecino, afinando la documentación de réplica para hoy jueves en respuesta a la presentación boliviana.
Eso también fue muy poco pertinente.
E inconveniente. Tanto que a la medianoche del miércoles, la Moneda debió confirmar al primer ministro que permanecerá en su cargo, el Canciller Heraldo Muñoz, quien aun hoy en la mañana dijo desconocer tal confirmación.
Tal situación ya había sido cogida por la delegación boliviana que se aprestaba a potenciarla como una nueva arista débil de la posición chilena.
En definitiva, el sorpresivo e informal anuncio de la Presidenta pilló desprevenidos a los medios y a los Partidos Políticos. Y resultó insólita la forma de difundirlo.
Por lo demás, la única razón que puede justificar haber mezclado ambos asuntos- defensa del país en Holanda y cambio de gabinete- es que la del miércoles reciente fue una jornada negra para el Gobierno.
Aparecieron nuevas boletas que comprometían al Ministro del Interior; la Encuesta Adimark que ayer se conocía aportaba demoledores resultados negativos con bajas importantes en la Presidenta y su Gabinete; surgieron nuevos nombres de funcionarios de La Moneda cercanos a Peñailillo involucrados en este que podría ya llamarse el Caso Boletas.
Sumemos en la misma jornada que recrudeció la tensión entre la nueva generación en la Moneda y las viejas huestes; aumentó la percepción del grave error que habría cometido Bachelet al confirmar en la titularidad del cargo al director del Servicio de Impuestos Internos, quien ahora deberá inhabilitarse y en la Democracia Cristiana se intensificó la crisis interna al surgir nuevas voces que estiman recomendable la salida del flamante Presidente, el senador Jorge Pizarro.
Digamos también que ya está muy cercano el 21 de mayo y resultaba impresentable que la Presidenta llegara a dar cuenta de su gestión flanqueada por el actual gabinete y particularmente por el ministro Peñailillo.
En definitiva, la marea contaminadora de los Escándalos ya estaba llegando a los pies de la Presidenta.
Por eso, no se precisa ser un analista muy avezado, sólo un ciudadano informado, para deducir que quien no va a estar en el segundo gabinete es el actual ministro del Interior, ni siquiera enrocando con otro sector del gabinete. Esa es nuestra apuesta. Así como la obvia permanencia del Canciller, aventuramos la confirmación en el mismo cargo o en otro de Claudia Pascual, (Sernam); Jorge Burgos,(Defensa) y Álvaro Elizalde (Sec. General de Gobierno).
Podrían irse Transporte(Andres Gomez-Lobo) por la baja aprobación de la cartera; Víctor Osorio (Bienes nacionales) que no logra reconocimiento de la ciudadanía. Son dos carteras extra escándalos.
Y los cuestionamientos que están vinculados a los escándalos es el Comité Político, sumando además al Ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, quien fue uno de los primeros nombrado en el Caso Penta y que ha resistido por varios meses los embates de la crisis.
Ahora, sorprende el tiempo que se tomó la mandataria- 72 horas- para rearmar su gabinete, una decisión que excede lo habitual. Normalmente los mandatarios han solicitado la renuncia y simultáneamente se han conocido los nuevos nombramientos. Más en este caso, que tal decisión se hacía inminente desde varias semanas.
Estas 72 horas, con un gabinete ministerial en el limbo serán extrañas e inéditas en la vida política del país.
Todas estas singulares e inéditas decisiones adoptadas por la gobernante han sido interpretadas por los políticos de su bloque como un golpe de liderazgo.
Creemos que no es así. Por el contrario, se observa una mandataria, si bien ampliamente respaldada por su coalición, tomando decisiones muy en solitario, sola adoptando decisiones cruciales. Y esto también resulta muy excepcional, ambiguo.
El probable aislamiento de Bachelet las evidenció ella misma al confidenciar el miércoles a Don Francisco, de no haber sido informada en su totalidad de la gravedad y profundidad del Caso Caval, y haber sido aconsejada a no volver, responsabilidad que estaría en Rodrigo Peñailillo, quien ocupaba el cargo de vicepresidente en el feriado de la mandataria.
El derrumbe del gabinete es un acontecimiento en desarrollo. Veremos cómo transcurren estas 72 horas de un gabinete ministerial, que reiteramos, está en el limbo.
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