¿Qué está pasando con la Calidad Profesional?
Pareciera que hoy no es “correcto” actuar con rigurosidad profesional
La resistencia a ser investigados y que se indague en las aristas de su comportamiento que los políticos no desean trasciendan hacia la ciudadanía, está significando costos para profesionales que quieren hacer su trabajo con rigurosidad.
Nos referimos ya a la situación del subdirector jurídico del Servicio de Impuestos Internos, abogado Cristián Araya, a quien se separó del cargo porque impulsó que los casos de políticos que cometían irregularidades tributarias fueran pasados a tribunales si existían meritos para que así fuese.
El Ministerio de Hacienda decidió removerlo del cargo y habrá que decir que hubo presiones de políticos de distintas tiendas para que así fuera. Y de forma muy explícita, a través de declaraciones y mensajes en medios de comunicación. Recordamos las declaraciones del presidente de la UDI, senador Hernán Larraín, apenas fue removido el director de esa repartición, Michel Jorrat, a quien se le cuestionaba por la lentitud con que actuó o dejó de actuar, al solicitar, de forma inaudita, la ley del empate, y que el abogado Vargas fuese separado del cargo. Claro, no convenía que un profesional fuese riguroso en un cometido que investiga a parlamentarios.
Ojalá en el Congreso se exigiera similar rigor profesional: no estaríamos frente a tantos escándalos, irregularidades y faltas a la ética.
Ahora es el segundo turno del Fiscal Carlos Gajardo, y digo segundo turno porque en una segunda maniobra, ya había ocurrido cuando recién investigaba el Caso Soquimich, lograron apartar a este persecutor del Caso Corpesca que de momento indaga al senador UDI Jaime Orpis y ya está avanzado el proceso contra la ex diputada Marta Isasi, ambos recibiendo suculentos emolumentos de esa industria pesquera, en tanto se tramitaba una ahora sospechosa Ley Pesca.
También Gajardo está siendo castigado por hacer bien su trabajo y hay rumores que se logre un cometido completo porque este fiscal estaría decidiendo irse del Ministerio Público, el último bastión que a la ciudadanía nos parecía incontaminado a las presiones del mundo político para impedir que se llegue a la Verdad en los escándalos que le sacuden.
Lamentable que la calidad profesional se cuestione y se castigue. Lo sé bien: mis alumnos objetan que les enseñe contenidos que se ajustan al correcto estilo periodístico.
No están de acuerdo con que, por ejemplo, les exija que en sus ejercicios les demande el uso de fuentes. ¡Pero si todo el sustento de la redacción del Periodismo Informativo reside en las fuentes que entregan información o actúan de una y otra forma que generan noticias!
Esa y otras objeciones de contenido que me hacen dudar de toda la experiencia adquirida en muchos años en el buen redactar que nunca ha sido objetado en mis trabajos, por el contrario muy bien calificado por superiores y por mis lectores.
No en vano, he escalado a nivel público y privado a cargos superiores como Editora, Jefaturas y Columnista. Eso no es gratuito lograrlo en el ejercicio periodístico.
Para mis alumnos corregirles es sinónimo de “humillarles” y ser “despectiva”.
Claro, no logré captar que uno de los males de la sociedad hoy es la extrema sensibilidad existente hacia las correcciones, un rol importante en ejercicio docente, y que la Autocrítica ha sido anulada como autorreflexión de nuestra propia naturaleza.
Las nuevas generaciones que hoy se forman en universidades aun no se asoman a la vida laboral y por tanto no pueden captar el mundo altamente competitivo que enfrentarán.
¿Y qué exigirá ese mundo altamente competitivo? Mostrar las adecuadas calificaciones para un buen desempeño.
Ahí cierro el curso de mi reflexión sobre profesionales que cumplen con rigurosidad su trabajo y que no trepidan en ejecutarlo porque si le presionan aquellos que se resisten a la verdad, en unos casos, y a aprender, en otro, buscarán otras rutas.
Profesionales bien calificados no agotan sus múltiples vertientes de desempeño en presiones altamente cuestionables.
Por eso, he ilustrado este artículo con una imagen simbólica: quienes se resisten a la Verdad y a la formación rigurosa, transitarán en una cuerda floja.
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