Nota de la Editora
Finalizó 2014, un año pleno de acontecimientos y del cual se aguardaba un punto de inflexión, bajo el paragua principalmente del cambio de Gobierno, que significaba el retorno de la ex-Concertación “remasterizada” fundamentalmente por el ingreso a esta coalición del Partido Comunista. Surgieron mayores expectativas sobre este punto de inflexión porque este retorno era el giro de péndulo político en 180°, ir de derecha a izquierda.
Agreguemos que la campaña de la Presidenta Bachelet comprometió cambios radicales, que la favorable composición legislativa permitía una rápida expedición de las propuestas y sumemos también que la ciudadanía ha estado aguardando Reformas radicales.
Pero el balance ha sido menor y ahora debiera ser 2015 el periodo en que se produzca el gran salto hacia los cambios, siempre y cuando se resuelvan todos los frenos que neutralizaron concreción de programas y expectativas.
En ese tema se focaliza este artículo cuyo título fue una analogía de una obra shakesperiana: “Mucho Ruido y Pocas Nueces”, Más Ruido que Nueces” o el título realmente original del gran autor británico; “Tanto alboroto para nada” (Much Ado about Nothing).
En definitiva, no hubo punto de Inflexión
Más Ruido que Nueces
William Shakespeare, de quien este año se conmemoraron los 450 años de su nacimiento, hubiese encontrado en Chile un apropiado escenario para una de sus obras, “Más Ruido que Nueces”.
El título refleja el balance que hacemos del programa político que concentró el acontecer del país al asumir un nuevo Gobierno que comprometió cambios trascendentales.
No pretendemos afirmar que no ha habido esfuerzos por avanzar en su ejecución, sino los acontecimientos han superado las expectativas ampliamente fundamentadas que se planteó el Ejecutivo al arribar a La Moneda acompañado de un apoyo mayoritario en el Congreso.
Efectivamente, pareciera que se ha avanzado mucho, porque la Presidenta ha sido fructífera en el envío de propuestas al Parlamento, pero ha fallado la celeridad porque el frenazo lo ha puesto su propia coalición, al surgir profundas divergencias, particularmente en la Reforma Educacional, con ya 8 meses de debate.
El rechazo también ha provenido de los sectores involucrados y de la propia ciudadanía que no concuerda con lo propuesto.
Otros compromisos de la agenda se han quedado en el debate de Comisiones ad hoc o sólo en anuncios y en rutas de navegación.
Entre los anteriores citamos Descentralización, Medio Ambiente, Energía, Modernización del Estado, por mencionar algunos.
Pero no sólo se desplazarán al 2015 iniciativas que requieren de las aprobaciones en las Cámaras. Este 2014 dejará pendientes temas candentes para la marcha del país y particularmente aquellos que preocupan a la ciudadanía.
En ese marco se inscriben Seguridad, Combate a la Delincuencia y Salud, que en las encuestas se sitúan como prioritarios junto a la Educación.
Sumemos el Transporte, y el conflicto de la Araucanía.
El fin al sistema binominal no es tema de preocupación del chileno. En la medida que se ha profundizado la distancia con el mundo político, la ciudadanía tiene claro que esta iniciativa no le va a cambiar la vida. De eso, sólo inquieta el aumento de sillones bicamerales y otro proyecto que ya toma forma, el financiamiento estatal de las campañas políticas. ¿Ambos, para qué?
Salud es un tema que reinará en 2015, porque tanto el modelo privado como público requieren de cirugía mayor.
Lo previsional es una cuestión de política de Estado, en tanto la población chilena está envejeciendo y empobreciendo.
Porque cuando los chilenos se empobrecen, en esa fábrica de menesterosos llamada sistema previsional, lo hace todo el país.
Es la agenda que heredará el 2015 y el chileno espera que el foco se sitúe en sus problemas reales.
Menos fuegos artificiales- me refiero a las bombas que generaron paranoia- y más nueces que ruido, aunque con eso tergiversemos al gran Shakespeare.
Y las pilas bien puestas en el gran tema internacional: el diferendo con Bolivia.
Feliz 2015, a todos nuestros lectores. A disfrutar de las vacaciones, que se nos aproxima un año de tanta complejidad como el que ya se va.
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