Muchas Plataformas Políticas no son sino campañas personales
Aquellas Campañas que a veces la clase política despliega “por el bien del pueblo” responden a apetencias propias
El tema marítimo parece enmarcarse en tal estrategia
Factores internos han debilitado la campaña internacional liderada por Evo Morales sobre la demanda internacional para que, cediendo soberanía, Chile le otorgue una salida al mar.
Uno es una situación familiar del mandatario- que es la de menor importancia- y una segunda el revés que sufrió en las urnas para extender su posibilidad de re-elección más allá del 2019.
Tal adverso resultado influye en la demanda ante La Haya, de una forma tangencial, porque demuestra que no es el tema marítimo el que valora mayoritariamente el pueblo boliviano en su gestión y eso de alguna forma lo disminuye ante la comunidad internacional, en la cual Morales desarrollaba una intensa campaña.
A la vez, el Presidente altiplánico ha recibido diversas presiones internas para que se pronuncie si el reclamo ante la Corte holandesa se remitía a una estrategia política para convencer al electorado de la conveniencia de mantenerle en el Poder.
Adicionalmente, las noticias desde el exterior dan cuenta de discrepancias surgidas entre el gobernante y el ex Presidente Carlos Meza, a quien él designó vocero en la petición boliviana.
Esto último está alimentado por los rumores en cuanto a que Meza tendría interés en retornar al Palacio Quemado, ya despejada la posibilidad para que Morales repostule.
Muy similar a las dudas surgidas con nuestro propio agente en La Haya, José Miguel Insulza, quien hace algunas semanas evidenció parecidas aspiraciones y todos estas eventualidades ocurridas con Morales, Meza, ratifican que los políticos tienen bien claras sus prioridades: primero sus carreras y luego al país al que declaran servir.
Si todo lo anterior es efectivo, no habría más que decir que la aspiración marítima boliviana, no es sino un trampolín político.
Con respecto a las declaraciones efectuadas estos últimos meses por Insulza, ambiguas sobre sus propósitos presidenciales y qué representa eso para el equipo que se desempeña en la defensa de nuestra territorialidad, publicamos un artículo en el Semanario “Tiempo” el pasado 4 de marzo, que ahora dejo a disposición de nuestros lectores.
¿Piedra, Papel y Tijera?
Publicado el 04/03/2016 en Semanario “Tiempo”
Ni siquiera debiera ser motivo de debate, menos de duda, el enfoque de las tareas que le competen al hoy Agente de la Haya, como conductor de la controversia que Chile tiene con Bolivia.
Pero lo ha sido y eso porque en más de una oportunidad ha clavado la suspicacia sobre su permanencia en el cargo el ex Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, quien generó tantas expectativas sobre esta materia de carácter supranacional en cuanto a su expertise como un hombre fogueado en los escenarios internacionales,y así lo señala su abultado curriculum.
A él le ha resultado difícil ocultar su interés por ceñirse la banda tricolor, hoy, cuando apenas a dos años del actual Gobierno, son evidentes los síntomas del pato cojo de la actual Administración.
Insulza retornó a Chile con ese interés, lo expresó desde un comienzo: pretende ocupar el sillón de O´Higgins, una aspiración legítima para cualquier ciudadano (a) que se autoestime con méritos para tal menester, pero esa opción la coartó cuando fue ungido como agente ante La Haya.
Al presentarle, la Presidenta destacó su atributo de tarea exclusiva, en contraposición a Felipe Bulnes, a quien se le criticó su dualidad laboral.
Y, por tanto, todos entendimos que Insulza frenó su apetito presencial porque nuestra defensa en La Haya excederá el actual Gobierno.
Desde la cuestión supranacional, el agente no puede jugar a 2 corazoncitos: uno internacional en Holanda y otro en La Moneda y la política contingente.
¿O habrá que transitar a un tercer agente, alternativa que para los efectos de cohesión que requiere el elevado compromiso de defender nuestra soberanía resulta impresentable?
Porque llevada a lenguaje simple, la petición boliviana coloca al país vecino en la posición más ventajosa, por cuanto se trata de una reclamación, una exigencia a nivel internacional, de la cual Chile debe defenderse y proteger sus intereses territoriales.
Desde esa perspectiva, nos expresamos de manera incorrecta cuando hablamos de controversia con Bolivia, porque ese vocablo guarda el significado de debate, discusión.
Chile no tiene ningún debate con Bolivia: ergo, ninguna cuestión pendiente y en propiedad es una demanda del país altiplánico ante la Corte con sede en Holanda, acogiéndose a la conveniente estrategia que en el pedir no hay engaño, en tanto la obligación de nuestro Gobierno debe ser un trabajo unísono, cohesionado, congruente, sólido en una cuestión tan delicada como la intransabilidad de la soberanía.
Por tanto, no hay cabida a las pretensiones del agente y sus ansias de ser opinante del debate político interno ni menos mantener su apetencia sobre La Moneda.
Lo que está involucrado en La Haya no se juega al Piedra, Papel y Tijera y el equipo que está a cargo de esta trascendental materia debiera tenerlo claro.
Particularmente de quien está a la cabeza del vital cometido.
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