Un protagonista del Corralito tomando un bocado de su propio veneno en un hilarante filme argentino
El 3 de diciembre de 2001- a un mes de exactamente 18 años- quedará en el recuerdo de los argentinos como una de las jornadas más negras de su sector financiero. La nación vecina ha tenido muchas crisis hoy, ayer y antes de ayer y si nos remitimos a nuestra propia experiencia, el destino del continente americano parece estar ligado a muchas vicisitudes en el plano económico y el social. Chile no requiere ni siquiera recordar, estamos hoy viviendo una dura experiencia que ojalá por el bien del país y particularmente la ciudadanía salgamos fortalecidos y las soluciones se encaucen en mayor bienestar, en particular para quienes carecen de mayores recursos.
Pero retornemos a la situación Argentina de hace 18 años, cuando el Gobierno decidió instalar el llamado “Corralito”, término demasiado amigable para lo que significó. Sí porque acuciado por una de las tantas crisis trasandinas, La administración decidió impedir el retiro de los ahorros de los bancos.
Con ello el Gobierno de Fernando de La Rúa buscaba poner trabas al pánico bancario y el retiro de fondos que ya se había iniciado hace 9 meses, a consecuencia de una recesión que venía arrastrándose desde el 2000. Como siempre quienes más perdieron fueron los pobres.
La historia es larga en los antes y los después del Corralito y no es el objetivo de este comentario. El relato anterior no tiene sino por fin contextualizar ese momento histórico en la política argentina y que inspiró la novela en la cual está basada la película “La Odisea de los Giles” actualmente en cartelera en cines de cadena en Chile.
No es la gran cinta, es lo mejor sí que ha llegado hasta la fecha, además que entretiene para los tiempos que vivimos y su mayor mérito está en el buen manejo del guion para la trama que narra.
Valoramos la buena interpretación de los actores, que no es fácil en un relato con intencionalidad coral, donde cada uno de quienes fueron estafados por un ejecutivo bancario, ambicioso, inmoral y en definitiva un delincuente de cuello y corbata, que no podrá con la estrategia implementada por el grupo porque cada uno del “equipo” hará su aporte en el objetivo impuesto.
Así, si bien opera el gancho que ofrece todas las cintas que protagoniza Ricardo Darín, el actor más cotizado en la cinematografía de habla hispana, el mérito es de todos los actores en una industria que va pasos más adelante que la chilena.
“La Odisea de los Giles” es una comedia negra- mi género más querido- y es una propuesta refrescante entre tanto agobio local y también del continente que una vez más su ciudadanía no lo está pasando bien. No sé dónde podríamos mirar que nos sirva de modelo y vivimos una vez más la gran tragedia americana que no logramos el impulso definitivo hacia una mejor vida para todos.
En este film Darín cobija una vez más a su hijo, el “Chino” Darín que ha comenzado a dar sus primeros pasos a nivel internacional. Qué mejor alero que el de un padre y tal vez por eso se le observa mejor cimentado que en otras cintas como “El Ángel” que también transita por los senderos oscuros de la comedia negra.
Recomendamos “La Odisea de los Giles”, sin más porque como acostumbro, no doy mayores luces sobre el relato que cada uno lo digiere desde su perspectiva.
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