Discreto Apoyo del Gobierno a la Ley del “Pitillo”
El Gobierno le bajó el perfil a la propuesta aprobada ya en general por la Cámara de Diputados para modificar la Ley 20.000 y permitir el autocultivo y porte de marihuana.
Las señales del Ejecutivo sobre la reserva y escasa consonancia que tiene con esta iniciativa de la diputada Karol Cariola ha sido desde que el proyecto ingresó a la Cámara. En esta primera aprobación, el proyecto compitió en presencia mediática con un informe difundido por Senda (organismo fiscal para el control de drogas) que daba cuenta del incremento en el consumo de jóvenes que recién se asoman a la adolescencia.
Disgustó a los patrocinantes del proyecto que La Moneda no aportara entusiastas señales de apoyo. Desde la Casa de Gobierno se consolidó ayer esta postura cuando miembros de esta Comisión se reunieron con los ministros del Interior y de Justicia, el Director de Senda y representantes del Minsal quienes hicieron una propuesta reduccionista para la iniciativa.
En esa línea, el Ejecutivo planteó que es necesario rebajar de 6 a una la cantidad de plantas de marihuana por persona y a sólo 0,4 gramos el porte de yerba, un diferencial significativo y más criterioso que la amplia disponibilidad del manejo de la controvertida droga que plantea la iniciativa.
Cariola alegó que el Gobierno está actuando bajo la lógica del prohibicionismo. No obstante, al respecto habría que precisar que reducir cuota no es prohibir, sino limitar.
Y en este caso limitar significa acoger y dar cabida también a la información y cuestionamiento que plantea una gran cantidad de especialistas médicos, a quienes les preocupa los efectos nocivos de esta sustancia, en cuanto a dependencia. Para no pasar del cultivo a los cautivos de la hierba.
Y también empatizar con padres y familias que quedarán desautorizados frente a sus hijos para controlar aquello que ellos estiman pertinente limitar.
Muchos podrán dar cuenta de la fatal experiencia en su relación con la droga, cuya aplicación curativa nadie cuestiona, aun cuando en ese aspecto son necesarios mayores estudios al respecto. Los fines curativos están en la esfera de lo aceptable: lo recreativo es cuestionable, si en personalidades lábiles puede llevar a una escalada hacia otras drogas.
Recuerdo un video casero que circuló por las redes sociales con la imagen de un joven hombre, no más de 30 años, ya moribundo, quien en su agonía quiso dar testimonio de su trágico destino y pedía que no se consumiera marihuana, afirmando que a través de esta inocente planta había escalado a drogas más duras.
Las imagenes contenían la evolución de su rostro que devino desde un joven lozano a una persona irreconocible por los estragos que los estuperfacientes causaron en su salud.
En temas como el consumo de drogas debemos hacernos cargos de testimonios que señalan evidencias empíricas, así como otorgar mayor validez a los especialistas y los estudios sobre su consumo.
Escribimos en julio pasado para el Semanario “Tiempo” un artículo sobre este proyecto, cuando fue aprobado en general por la Cámara.
Y lo hicimos desde la perspectiva de la ilógica de algunos argumentos que respaldan esta iniciativa y por lo que nos parece una desproporcionada cantidad de sustancia por persona.
Veremos si el Gobierno es escuchano en la mayor discrecionalidad que muestra frente a la despenalización del cultivo y porte para un proyecto que emana de la propia bancada oficialista.
En tanto, invito a leer el artículo que, con ironía, planteamos la debilidad del razonamiento en esta iniciativa.
La “lógica” en la Ley del Porro
(Publicado en Semanario “Tiempo” el 24 de julio de 2015)
Si con autorizar el cultivo de marihuana concluirá el narcotráfico, prohibamos entonces que personas de escasos recursos tengan hijos. Copiemos “brillante” lógica, y ¡terminaríamos con los pobres¡
¿Cómo no se nos ocurrió antes?
Los beneficios serían múltiples: más iguales sin necesidad de avanzar en la distribución del ingreso. Eliminamos la Casen, el salario mínimo; desaparecen deciles y quintiles. Reducimos a dos los grupos socioeconómicos: ABC 1 y C2. ¡Lideraríamos rankings OCDE¡
No más subsidios, bonocracia, escuelas municipalizadas, consultorios públicos, centros de menores. Desaparecen el Sename y niños malabaristas en las calles. Terminarían los campamentos, las poblas, Operación Invierno y hacinamiento del Metro.
A futuro, menos jubilados pobres.
En definitiva, ¡menos miseria en el otrora país Rey del Crecimiento¡
Una disparatada ocurrencia la que planteo, al igual que la descabellada justificación para instalar el supermercado de la marihuana.
Sobre fines terapéuticos del cogollo deberán precisarlos especialistas con la suficiente evidencia científica. Sería la única lógica aceptable en esta Ley del Porro.
El cuestionamiento va en la autorización para fines recreativos. El proyecto fue votado simultáneamente a la difusión del Estudio Senda que informa sobre un preocupante aumento del consumo de los pitillos.
La iniciativa permitirá portar 10 gramos para el consumo “recreativo”. Con tal cantidad, según “experimentados” que interactúan en cannabiscafé.net, elaboro 25 pititos.
A nivel familiar nos autorizan 500 gramos ¡Son 1.250 pititos!
Podremos cultivar 6 matitas y en ambiente familiar, un metro cuadrado ¿Cuántas plantitas?
Senda, organismo gubernamental para la prevención, informa del aumento en consumo de un 4,2% de la marihuana, se duplicó además en adolescentes de 12 a 18 años y se incrementó en más de 5% entre jóvenes de 19 a 25 años.
Uno de cada 5 demandantes admite consumo problemático y todos los niveles socioeconómicos acusan mayor uso de la sustancia.
Agrupaciones médicas y académicos de Facultades de Medicina plantearon serios argumentos para no avanzar en esta propuesta y han reiterado los efectos nocivos en el consumo.
¿Quién responderá a los padres si por efecto de esta riesgosa iniciativa aumenta exponencialmente el grupo de jóvenes sobre los cuales pierden el control como consecuencia del consumo de esta sustancia?
Nadie: estos parlamentarios ya no estarán en el hemiciclo para responsabilizarse por consecuencias que se enfrentarán en el largo plazo.
Avanzar con iniciativas en nombre de la “libertad” para consumir sustancias que al final dejan prisioneros a sus adictos, es tan ilógico como que se va a terminar el narcotráfico.
Ahora sí copiemos la frase a la Presidenta Bachelet y digamos a los legisladores: ¡terminen con la lesera¡
¡Y córtenla con ilógicas en nombre de la lógica¡
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