Abott: deberá mostrar Camino al Andar
Con su nominación totalmente contaminada, le aguarda una dificultosa ruta por delante
Independiente de los méritos profesionales, institucionales y académicos que tiene el nuevo Fiscal Nacional para ocupar el cargo- todo eso lo ratificaremos en el curso de su actuar- su elección no pudo evitar estar contaminada, de principio a fin, por el enrarecido clima del manejo político que tiene hoy irritada a la Opinión Pública.
Confiemos que en su trabajo y sus decisiones en el liderazgo que a contar de diciembre próximo deberá asumir en el Ministerio Público vaya despejándole de todas las sospechas con que llega a ocupar esta alta posición.
Porque el proceso de su elección significó una vez más la observación desde el ámbito de la ciudadanía de un Poder Ejecutivo y de un Poder Legislativo engarzados en negociaciones que ratifican descuido en el uso de las respectivas autonomías, particularmente la del Senado, para resolver asuntos, como estas designaciones, que exigen la necesaria independencia en tramitarlas en beneficio del país.
Ya han deslizado los congresistas que tales componendas no existieron y fueron un cuento virtual creado por los medios de comunicación, a quienes siempre miran con culpabilidad cuando son descubiertos en algún desaguisado.
Frente a eso habría que precisar hechos objetivos, que dan cuenta del débil apego a lo políticamente correcto con que se llevó a cabo el proceso. Citemos en esa línea el “puerta a puerta” del Gobierno para reunir los 25 sufragios, tarea que le fue asignada a la ministra de Justicia, Javiera Blanco, quien ante el riesgo que esta postulación se deplomara, fue blindada con un despliegue inusitado de Ministros apostados en el Congreso.
Sumemos el propio reconocimiento del senador Guido Girardi realizando una íntima conversación en su casa con uno de los candidatos, quien finalmente no fue el elegido de la Presidente, lo que causó el enojo del parlamentario PPD, irritación que explicitó ante los medios de comunicación, como si la Presidencia tuviese que ajustarse a los convencimientos y/o conveniencias del senador.
El mismo recién designado Fiscal, el abogado Abott, no respondió la consulta formulada por el periodista de Radio Bio Bio quien le preguntó si también había hecho “puerta a puerta” con senadores tras su candidatura desde La Moneda. La radioemisora tiene grabada la abierta negativa de Abott para responder tal consulta.
Sabemos bien los periodistas que cuando una fuente elude dar respuesta, debemos dar por sentado que le resulta incómodo contestarla porque su respuesta es igualmente inconfortable.
No estamos planteando que el proceso que siguió a la designación a Abott como candidato de La Moneda no implicara conversaciones e indagaciones sobre la propuesta que estaba sobre la mesa pero hoy, cuando nos tratan de convencer que todo proceso es transparente, tales indagaciones debieron plantearse en un espacio público y con amplia difusión hacia la ciudadanía.
Después de todo el de Fiscalía es un cargo público para resolver, entre otras tareas, dos que son de amplio interés en la Opinión Pública: irregularidades políticos/empresarios y combate a la delincuencia.
La transparencia no sólo hay que predicarla: también practicarla.
Con todo, hay sombras en lo expresado ayer por Abott ante la Comisión de Constitución, al señalar que será riguroso en evitar las filtraciones en procesos en que aún se presume la inocencia de los implicados, al punto que planteó posibles sanciones para quienes hubiesen filtrado alguna información.
Mala señal para el ejercicio periodístico, que efectivamente, en muchas oportunidades, trabaja con el hilo conductor de una información filtrada para lograr develar escándalos, irregularidades y toda suerte de prácticas reñidas con la ética. El Periodismo de Denuncia ha sido la gran colaboración del trabajo periodístico hacia la sociedad y es señal de apertura a una prensa libre.
¿Ejemplos de lo anterior? Las filtraciones a periodistas del “Washington Post” desde una fuente de gran pedigree como fue el director adjunto del FBI, Mark Feldman, que permitió descubrir el Caso Watergate y llevó a la histórica caída del Presidente Richard Nixon.
¿Ejemplos críollos? Todos los programas de denuncias (“En su propia Trampa”, “Informe Especial”, “Esto no tiene Nombre”; etc etc) tienen a las filtraciones entre sus mejores informantes.
Sumemos antecedentes desconocidos en nombramientos que significan la caída de figuras públicas (caso Jorge Insunza) son consecuencia de filtraciones.
El trascendido es en muchas ocasiones el mejor aporte para romper las murallas contra la Libre Expresión y en el Derecho de la Ciudadanía de conocer en todas sus dimensiones los antecedentes de un caso de interés público.
Las declaraciones de Abott me dejaron el sabor a que su anunciada políitica de censurar las filtraciones a lo menos coartará la libertad que han tenido los periodistas para indagar, por ejemplo, los Escándalos Políticos, porque cohíbe el Off the Record, un soporte importante para hacer llegar a la ciudadanía información que de lo contrario, se manejaría en el secretismo de las altas esferas.
Creo que tal postura del Fiscal derribó las reticencias del Senado para otorgarle su bendición, al punto que la votación de ayer fue unánime, con la excepción de los senadores que respetando la ética, se inhabilitaron ( y que fueron muy pocos).
Tengo una segunda duda, que en su presentación no fue bien aclarada y que es muy importante en la indagación de los escándalos políticos.
¿La Fiscalía va continuar en su labor indagatoria atada a lo que remita por secretaría el Servicio de Impuestos Internos, organismo público al que vemos inhibido de decisiones, manos y boca o se permitirá la independencia que la propia Corte Suprema dictaminó para investigar?
La ministra de Justicia recibió alabanzas por su “muñequeo” para conseguir votos que hasta la víspera de la elección eran inciertos: hubo resistencia desde la Nueva Mayoría y desde la Oposición, pero finalmente se unió la Familia Política.
¿Cuánta promesa y compromiso habrá surgido en las conversaciones de pasillo, que se hicieron abiertamente, de cara a cámaras periodísticas. O algunas más reservadas, en una cálida cocina o en el salón de una casa senatorial? No lo sabemos.
Con todo, ratifico lo señalado al inicio de este artículo, que en el desempeño de su cargo, el futuro Fiscal Jorge Abott deberá despejar toda sospecha y la inevitable contaminación que empañó este nombramiento y ejecutar su tarea con diligencia, transparencia y acuciosidad.
De una parte era inevitable este contagio, si se considera el extenso y tortuoso proceso que se sigue contra empresarios y políticos, en cuya trayectoria hemos seguido los esfuerzos practicados desde las esferas políticas, incluidos parlamentarios, por inhibir que se sepa la verdad como lo exige la Opinión Pública.
De otra parte, los políticos se encargaron de convertir la elección de un cargo público en una cuestión de conveniencia política como la primera prioridad.
Esperamos que ese actuar sospechoso haya coincidido con elegir el mejor Fiscal: lo demanda la ciudadanía agobiada y acosada por la delincuencia, problema que no fue el principal lei motiv de los políticos.
Sobre este Fiscal hay temores que signifique el continuismo de Sabas Chahuan, cuyo candidato a sucederlo era Abott. porque en la gestión del primero quedaron varias acciones no logradas.
Por ejemplo, consignemos el 93% de delitos archivados por autores desconocidos, una cifra escandalosa, cuyo resultado no es sólo atribuible a la Fiscalía, sino al necesario engranaje de toda la institucionalidad que debe perseguir los delitos.
Esto último- cohesionar el trabajo interinstitucional en pos de mejorar resultados- es la segunda gran tarea incumplida por la gestión de Chahuán de la que formó también parte Abott quien ahora la debe abordar con mayor diligencia y, por cierto, con mejores resultados.
Tiene asegurados 8 años en el cargo, lapso extremadamente extenso para que la ciudadanía pueda convivir con tamaño avance en el delito, tarea conjunta con el Gobierno, particularmente con el Ministerio del Interior, y sus instituciones vinculadas a Seguridad y el Parlamento, a quien le corresponde dictar normas que lleven a una mejor calidad de vida en esa línea.
Abott tiene por delante grandes desafíos, de cuestiones pendientes en su área, transcurridos ya dos ejercicios anteriores de la Fiscalía.
El balance que entregó Sabas Chahuan, por tanto, no debió haber arrancado tantos aplausos.
Señalar lo anterior, como para cerrar el capítulo de la gestión Chahuan y cruzar los dedor para que Abott le de el palo al gato con la delincuencia y con las irregularidades, dos murallones difíciles de traspasar.
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