Las leoninas utilidades de las isapres, que a su excesivo lucro, agregaron ahora el negociado del GES, es el último escándalo que da cuenta de la indiferencia política sobre los abusos que sufre el ciudadano a pié.
Este GES o AUGE, que sólo es beneficioso en intervenciones de alta complejidad, elevó el precio a cotizantes y la ganancia para isapres, porque muy pocos ocupan este programa ante la dudosa calidad del servicio. Bastaría una corrección legislativa para devolver el fondo a los trabajadores que no lo han usado.
Un nuevo abuso de una institucionalidad que sí funciona, la de las isapres, ante la desidia de los legisladores que no están “ni ahí” con la ciudadanía. Siguen amparando sistemas que depredan el bolsillo de trabajadores.
La institucionalidad funciona muy bien en el sector privado. ¿Y por qué en la de los organismos públicos no pasa lo mismo?
Porque la clase política está sumida en un reality, ajena a estos abusos.
Los realities de la tv, ¡por fin¡ desaparecieron: representaban un atentado al mínimo asomo de expresión cultural de la televisión abierta, que por desgracia es a la única que acceden las familias de menores recursos.
Que En Paz Descansen.
Pero persiste el reality de la clase política, que replica el mismo patrón: viven en una burbuja con descalificaciones mutuas, apostando que en esa lógica mantendrán a su electorado.
Lo grave es que su comportamiento ha dañado la institucionalidad, a la cual la Opinión Pública ha traspasado su rechazo. Y es grave porque la institucionalidad es la trama por la cual debiera avanzar el desarrollo del país, particularmente en cuatro grandes ejes deficitarios: Salud, Educación, Previsión, Delincuencia (incluida la Corrupción). En todos ellos hay resultados decepcionantes. Y como no, si los políticos, llamados a impulsar los cambios, están entrampados en convicciones que no encajan con las aspiraciones, demandas y necesidades ciudadanas.
La última encuesta Adimark reitera la amplia desaprobación institucional.
El mayor rechazo se focaliza en 4 áreas en que las Políticas Públicas y su respectivas institucionalidades han fracasado en todos los últimos gobiernos: Delincuencia, con apenas un 21% de aprobación; Corrupción (29%), Salud (33%) y Educación (39%). Avanzaríamos en Calidad de Vida si sus resultados beneficiaran a la ciudadanía.
Sumemos la desaprobación a los conglomerados políticos: la Alianza, apenas alcanza una cota del 29% de adhesión para subsistir y la Nueva Mayoría no logra empinarse al 50% (44%)
Más preocupante es el rechazo al Parlamento: el recibido por la Cámara de Diputados es un abucheo: 63% y el Senado captó un 57% de silbidos.
Queridos políticos: entierren su reality y focalicen su quehacer en las apremiantes necesidades del país. Para eso se les eligió, para hacer funcionar la institucionalidad en favor de la ciudadanía.
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