Es más fácil que un Camello…..
Los 47 nuevos Parlamentarios que a contar del 2018 todos los chilenos tendremos que sustentar con nuestros impuestos han pasado “colados” entre las estridencias de los dos últimos escándalos del sector político: Penta y Yate por aguas norteamericanas.
En eso están los políticos: Contradictoriamente aprobando leyes que amplían el número de parlamentarios, en circunstancia que los actuales no superan la prueba de la blancura si se observa el curso de los acontecimientos del Caso Penta y éste que surge bajo la denominación del Caso Yate.
Bueno, ambos otorgan al sector político el insumo para su juego favorito: quien enloda más al contrario y cómo desperfilan las culpas propias.
Pero los ciudadanos entendemos que cada situación debe ser enfrentada en su propio mérito: que una es menor que la otra, que no debe operar la Ley de Empate son excusas, frases para los medios de comunicación y forman parte de la entretención de la partidología.
Nosotros digamos que lo que más se acerca a lo objetivo es que ambas sucedieron, acontecieron y siguen ratificando y explicando la decepción y lejanía de la ciudadanía con el mundillo político. Podemos entonces seguir motejando al Ciudadano como huérfano, como lo he abordado en otras crónicas.
Esta trilogía: Fin al binominal, Penta y Yate, las conecto con un pasaje del Evangelio de Mateo que relata la frase de Jesús en cuanto a que “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre al Reino de los Cielos”
Si la analizamos en propiedad, esta sentencia cristiana es bien discriminatoria: coloca a todos los acaudalados en el mismo saco y alguno bueno habrá….digo yo.
Los estudiosos de la Biblia la han explicado señalando que la advertencia se relaciona con lo pernicioso que resulta aferrarse como primera prioridad a los bienes materiales, no compartirlos y no tener como primer norte otros disfrutes que se sitúan más bien en activos inmateriales.
Jesús pudo haber sido más condescendiente, y haber formulado una frase no tan absolutista como esa, pero dejemos que los teólogos nos orienten a cómo interpretarla.
Mientras tanto, ocupo la famosa sentencia porque aplica para las tres situaciones en comento: tanto lo difícil de pasar el camello por una aguja, como el apego al vil dinero y el poder.
Porque no apuesto ni un miserable céntimo a la explicación que otorgaron los parlamentarios y el Gobierno que nos endilgaron a propósito del nuevo Sistema Electoral otros 47 congresistas e intentaron convencernos que eso no tendrá costo alguno. Esto último es un “camello” que no pasa por el ojo de la aguja
Diría que es un insulto a cada uno de nosotros, que bien sabemos, particularmente los de menores recursos, que una boca más en la mesa va “$pesando”. Imagínese 47 más, ni saque cuentas.
Y digo que es un insulto, porque los políticos asumen que no pensamos, no razonamos, hasta en lo más básico, como es sacar cuentas simples.
Tanto esta ley ya aprobada, así como la iniciativa que concentrará el financiamiento de las campañas electorales en el gasto público- que así se aprobará tras el contexto de los Casos Penta y Yate- también significará adicionar mayor demanda del erario fiscal.
Sumemos que la tramitación del proyecto que puso fin al Binominal y que generó abrazos de Año Nuevo, nos situó frente a colectividades que votaron la propuesta según los beneficios o desventajas que podían reportarles la instalación de la Fórmula D’Hondt.
Lo de siempre: la ventaja política por sobre lo más conveniente para el país.
Veremos ahora qué posibilidades tendrán los independientes, de resultar electos con el nuevo sistema electoral.
Se ha destacado que ahora habrá mayores facilidades para crear partidos políticos. Bienvenidos sean si llegan con nuevas ideas, más respetuosas del ciudadano. El punto de fondo es saber si tendrán oportunidad de alcanzar representatividad.
Porque lo que se buscaba con suprimir el Binominal era desactivar la existencia de megabloques de coaliciones como los que se gestaron bajo su alero que han derivado en una tensión política inconveniente para el desarrollo de la Democracia y del país.
Tampoco pasará el camello por el ojo de la Aguja en el Caso Penta. Siguen emergiendo más evidencias de los enrarecidos e inconvenientes lazos entre empresarios y políticos, principalmente de la UDI, pero también de otras tiendas políticas, como señalamos en nuestro primer artículo sobre el tema.
Lo más insultante de este caso es el intercambio de correos entre el ex subsecretario de Minería del Gobierno de Piñera, Pablo Wagner, y el grupo que- recordamos- tiene intereses inmobiliarios, en Isapres, AFP, Banca y uno de los socios en el sector minero.
La disponibilidad incondicional de Wagner al grupo, según se desprende de la lectura de los correos, insulta a los chilenos, porque asumamos que todo funcionario debe estar al servicio de la institución que sirve y si ésta es pública, genera un compromiso prioritario de lealtad con el país, a la vez que inhabilita entrar en incondicionalidades con los intereses de grupos determinados.
Todo lo que la colectividad explique, las disculpas y promesas de reinvención no tienen cabida por el ojo de la aguja, como tampoco traspasa la aguja el comportamiento de ir a estirar las manos al sector privado, como una práctica generalizada. Es una irregularidad de enormes dimensiones y da cuenta de las trasgresiones cometidas y que comprometen la independencia en las decisiones en el ejercicio de funciones que impactarán en las Políticas Públicas.
¿Qué le ocurriría a cualquier funcionario menor con menos privilegios si comete irregularidades? Simplemente perdería su trabajo. Eso no sucede a nivel cupular.
La propuesta que surgió el pasado fin de semana para formar un unibloque de la derecha y reinventarse, no es sino un velo comunicacional para distraer y re direccionar la Opinión Pública.
Nos atrevemos a proyectar que esa propuesta no prosperará: la derecha ha sido particularmente eficaz en crear divisionismos internos y no han aprendido nada lo que como estrategia practica la coalición gobernante: superan profundas diferencias para situarse y mantenerse en el Poder.
El yate que navegaba por aguas estadounidenses con el fin de reunir dinero para la campaña de la actual Presidenta es aún una denuncia en desarrollo. Esta es una modalidad que se practica efectivamente en la política estadounidense. Los gringos sí lo hacen, pero de cara al país y en su territorio.
Que el Caso Yate es menor, no comparable con el anterior, no nos cabe duda, pero si excede lo establecido por la ley, tampoco pasará por el ojo de la aguja.
Los participantes ya cometieron un desaguisado: otorgar explicaciones e información contradictorias, luego desmentidas, y eso ya instaló una sospecha que harían bien en esclarecerla.
Cada hecho debe ser respondido en su propio mérito y dimensión.
Quedémonos entonces con la única certeza de todos estos entuertos: los chilenos vamos de decepción en decepción.
Por salud mental, concentrémonos mejor en actividades que tienen licencia para ser banales en esta época estival:
Así, algunos chilenos seguirán embelesados con las teleseries turcas; otros cocinarán su anatomía en las playas ; unos terceros irán a festivales; los jóvenes disfrutarán más que nunca de los carretes y los más viejitos descansarán en sitios termales. Y todo dependerá de la escala del abecedario de la Distribución del Ingreso en que cada uno se sitúe.
Pero cualquier actividad, por modesta que sea, es aconsejable, menos echarle el pelo al verano, preocupados de este descalabro político, con el cual yo seguiré sufriendo desde estas páginas.
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