El hecho de haber re-editado muchas columnas escritas hace algún tiempo que siguen o vuelven a tener vigencia no significa que sea ni pitonisa ni tarotista (¡Dios me libre!). De una parte, un columnista debe hacer proyecciones de los acontecimientos, además de seleccionar materias clave primordiales y/o que prevalecerán en el tiempo o serán tendencias.
Pero las razones de re-ediciones de algunas columnas se relacionan en estas últimas semanas en una circunstancia que inquieta como país: estamos constatando una suerte de hibernación. Y esto último, a pesar de la serie de acontecimientos a nivel político y aun cuando ya se han aprobado reformas que suponen un cambio en el país. Esta ambigüedad por tanto da cuenta de un clima enrarecido, inexplicable e incierto. Una de las variables de este letargo- hay muchas otras- se explica por el vacío de poder que se está manifestando a nivel político: de parte del Oficialismo y de la Oposición. Ninguna da el ancho…para nada.
La semana última ese vacío de poder lo vino a ocupar el ex Presidente Ricardo Lagos. Algo ya escribimos para introducir un último artículo elaborado y también hemos preparado un artículo sobre el tema que publicaremos esta semana en el Semanario “Tiempo”.
Pero hace un año, el 05 de septiembre de 2014, ya nos preguntábamos ¿Lagos o Bachelet? Era un primer artículo escrito solo a meses de iniciado el segundo Gobierno de la Mandataria.
Ya Lagos irrumpía con fuertes declaraciones que hicimos presente, pero también nos referimos a las luces y sombras de su Administración. Re-edito esta columna con su respectiva explicación para los nuevos lectores y porque a todos nos contextualiza los ecos de su nueva intervención que muchos interpretan como su punto a partida a una pre-candidatura para retornar a La Moneda.
Les invito a leer este artículo de septiembre de 2014 :
Nota de la Editora:
Las noticias transcurren vertiginosamente, con mayor rapidez a veces que la que se quisiera para meditarlas. La siguiente columna publicada en Semanario “Tiempo” el pasado día 5, pareciera estar obsoleta, a menos en la medición del tiempo que hacemos los periodistas que trabajamos con la inmediatez que hace que lo ocurrido ayer- a menos que cuente con elementos que justifiquen su continuidad- es material obsoleto.
Lo expresado por el ex Presidente Lagos pasó rápido por la velocidad de la informacion a que me refería. Y en buena hora para la Nueva Mayoría, a la cual debe haberle resultado un purgante.
Pero este fin de semana volvió a hablar del país y fundamentalmente de la infraestructura, que es el tema que a él le quita el sueño y que en realidad es un eje básico para su desarrollo.
Lo hizo en un tono más mesurado, con menos elementos calificativos, sin entrar en la contingencia política, tal vez, buscando evitar la polvareda que generó la semana anterior.
Comparto con Uds. mi columna que está referida a Lagos primer capítulo. Del segundo, coincido con todo lo expresado por el ex mandatario porque otorga una visión integral de nuestras carencias en infraestructura, con una perspectiva integral del país.
Se acordó esta vez de las regiones, las grandes olvidadas, y recordadas sólo cuando hay que optar entre los recursos existentes. La realidad es las prioridades en regiones se han materializado a fuerza de ser generadoras de recursos productivos importantes como la minería, agricultura, forestal y otras.
Les invito a leer el artículo en que reaparece Lagos:
¿Lagos o Bachelet?
(Publicado en Semanario “Tiempo” el 05.09.2014)
Este título no es consigna política ni encuesta. Porque después de la potente intervención de Lagos que electrizó portadas, pareciera que hay que estar o con Bachelet o con Lagos. En la Nueva Mayoría emergió la crítica por el flanco más inesperado, el amigo, se suponía.
Lagos se distanció así de su coalición, su forma de gobernar. Pero en rigor, el caballero que amenaza con su dedo nunca ha estado muy presente en el conglomerado.
No entender la reprimenda, es resistirse a admitirla. Quedó clara tras su intervención frente a empresarios, cuando habló como él suele hacerlo, con voz fuerte y golpeada: pan, pan; vino, vino: sin eufemismos, medias tintas ni metáforas. No hay otra interpretación.
Simplifiquemos también al hueso, directo a la médula y recordemos que expresó que le disgustaban las retroexcavadoras destructivas, que sigue siendo adicto a las concesiones, que si insistían en mayor presencia estatal, habría que pedir más impuestos.
Para más baldes de agua fría, afirmó que falta liderazgo.
Según Lagos, si el gobierno persiste en ir contra lo que quiere la ciudadanía, deja espacio a la oposición para que lo capitalice.
Lo que más comparto con él, es el tremendo atraso existente en infraestructura si queremos ser competitivos y avanzar al desarrollo.
El de Lagos debe haber sido un golpe difícil de enfrentar para la Nueva Mayoría: un odioso dolor de muelas.
Algo así como cuando nos caemos y nos levantamos con toda dignidad, aunque las rodillas sufren como diablo.
Tenemos entonces ahora un país según Lagos y otro según Bachelet.
Claro, en medio del desorden y el campo de batalla en que han convertido el país los conglomerados de izquierda y de derecha, la potente voz de Lagos suena como el líder que llega a poner orden.
Pero no nos dejemos encandilar. El consolidó las transnacionales en nuestra infraestructura y las sigue defendiendo. ¿Más concesiones? ¿Bajo los mismos contratos leoninos que nos dejó el ex mandatario, que en infraestructura vial representan impuestos directos?
¿Avanzar en el Transantiago que subsidia todo el país porque los recursos “espejos” se descuentan de otros ítems?
La suya además fue una mirada centralista. De social tampoco tiene nada. Al ex gobernante preocupa la falta de pórticos electrónicos para salir de Santiago, pero no le escuché ni un punto, ni una coma, sobre el pésimo transporte que debe enfrentar el ciudadano a pié de regiones alejadas del centro: micros destartaladas, sogas por donde se exponen niños y viejos ante la carencia de puentes. Una realidad más cruda que instalar pórticos electrónicos.
¿Y la década de sequía en esta región?
¿Algo sobre los ancianos y sus miserables pensiones?
Por eso, no me pronuncio ni por Lagos ni por Bachelet, sino por el país que está allende del horizonte de los políticos, el real, el del día a día, el Chile tras la frontera metropolitana: el invisible.
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