Evo por siempre va a “rezar” a Roma
Quiere que el Papa le regale otra “cuñita” para su causa en La Haya
¿Y nosotros por qué no le regalamos al Evo nuestro “Libro del Mar”?
¿Dónde nos refugiaremos los 16 millones y algo (aun no lo sabemos) de chilenos? Porque después de las nuevas amenazas de Evo Morales que nos acusa de robarle cobre, litio (eso ya se lo llevó un chileno), guano, salitre y agua por supuesto: de ríos y de mares, podríamos quedarnos sin pan ni pedazo; ¿sin tierra ni agua?
¿Qué querrá este Evo? ¿Enterrarnos o ahogarnos? Porque vivitos y coleando no nos quiere: le molesta hasta nuestro lema emblemático y dijo que lo invertiría, que él ha reclamado en La Haya porque cree en “La Fuerza de la Razón”.
Concedamos que es ingenioso, me gustó su juego de palabras y bien merecido lo tenemos, porque de vez en cuando escuchamos las intenciones de cambiar el lema “Por la Razón o la Fuerza” y ahí permanece, tal vez para convencernos que usamos la Razón y la Fuerza. En muchas oportunidades, de Razón y de Fuerza…tenemos poquito, particularmente cuando nuestros vecinos de todos los flancos quieren sacar un bocadito de Chile por aquí y otro por allá, para dejarnos más flacucho que largo.
Pero volviendo a Evo, quiere ir por medio Chile y algo más. Luego dirá que los huasos son bolivianos y que las pancutras y el arrollado nacieron en cocinas de su país. También el chancho en piedra, el huesillo con mote, el charquicán, la chicha, el cola de mono, el chacarero y hasta los terremotos, aluviones y la rayuela. Agreguemos los volantines dieciocheros.
Evo es un Evo: un retórico sin fin cuando busca espacio y micrófono para recordarnos.
Hoy se dirige a Roma porque va a una conferencia que organizó el Papa.
¿Será católico y apostólico Don Evo? ¿Rezará el “Padre Nuestro” en las noches y tendrá su angelito de la guarda? No lo creo….
Si hasta medios de comunicación, con motivo de la visita del Pontífice a Bolivia, una señal de nuestra desacertada política internacional, dijeron que el Evo había sido un blasfemo en el trato al Santo Padre.
¡Y cómo no! En un acto multitudinario, frente a flashes y periodistas de todo el mundo, muy orgullosamente, le obsequió un crucifijo que a la vez representaba la hoz y el martillo, el mismo que acompaña este texto como gráfico.
El Papa, muy diplomático él, lo recibió con una sonrisa de oreja a oreja, aunque dudo que el regalito tenga su lugar preferente en algún altar del Vaticano.
También aprovechó de pasarle su avisito y le regaló “El Libro del Mar”, una edición de lujo, que sería interesante hojear, para ver qué aguas bañan las costas bolivianas que Evo reclama en la Corte holandesa.
¿Los chilenos tendremos alguna publicación igual? Luciendo nuestra extendida costa antes que alguna mano siniestra se lleve un pedacito para su casa.
No sé de algún creativo que se le hubiese alumbrado la ampolleta con nuestro diversificado, rico y accidentado litoral: con la hermosísima bahía de Valparaíso- noctámbula y diurna-, con el golpetear de las olas en Avenida San Martín de Viña que en nada deben envidiar a la Costa Azul; con las extendidas playas iquiqueñas; las loberas de la IV Región, así como su maravilloso atardecer; con los pescadores en altamar; con los extractores de langosta de Juan Fernández; los palafitos de Chiloé; nuestros glaciares, gaviotas, pelícanos, delfines danzarines y toda esa magnífica riqueza marítima plasmada en una edición de lujo.
¿El primero que merecería recibirlo? Él pues, Don Evo.
Pero le apuesto a que no tenemos tal belleza de libro, si ya don Evo nos robó la idea y tiene su “Libro del Mar”
Este Evo nos entretiene y nos sorprende, aunque nunca ya tanto, pero apostamos a qué va a la capital italiana.
A eso ¿A qué más? A sacar una nueva “cuña” papal para su causa soberana.
Sí me intriga el regalo que le llevará. Podría ser un crucifijo con esvástica para compensar la broma anterior.
Cuando el mandatario boliviano empezó a buscar qué más reclamar como soberano y propio de su país en el supermercado llamado Chile, nos inspiró una columna que publicamos hace algunas semanas en el Semanario “Tiempo”.
El texto no tiene nada obsoleto: tenemos a Evo por siempre y por tanto, les invito a leerlo
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Nuestros Evos
Publicado el 01.04. de 2016 en Semanario “Tiempo”
¿Qué es un Evo?
Los aficionados a los crucigramas estamos familiarizados con el concepto, que significa un lapso de tiempo infinito.
¿De dónde proviene el vocablo? Poco se sabe y poco se usa.
Se me hizo familiar con los endiablados puzles de Donato Torrechio, quien apelaba a una infinita toponimia, incluidos juegos de palabras, recónditos lugares, ríos, montañas, y hasta el nombre de una comadre y de su tía regalona para hacer que el puzzlero tuviese la certeza de estar resolviendo un auténtico rompecabeza.
Pero sin asomarse a los crucigramas ¿Qué chileno no está hoy familiarizado con un Evo?
Si seguimos el concepto, diríamos que Chile tiene muchos Evos: líneas de tiempo sobre las que se nos extienden también problemas infinitos. Sin solución.
Citaremos dos y, por cierto, otorguemos prioridad al más despiadado
Señor de los mares y de los ríos.
¿Quién otro sino Evo Morales?
¡Si Evo Morales se nos aparece hasta en sueños!
Y él también sueña con Chile. Somos su caballito de bronce, un riesgoso juego infantil en que el último aguantaba a todos quienes le caían encima.
Ese último para Evo es Chile, su obsesión y según él el origen de todos los males altiplánicos.
Y para nosotros, nuestro karma es Evo Morales.
¡se nos apareció de nuevo! Y continuará apareciendo en la medida que siga perdiendo popularidad en su país porque descubrió que no le fallamos nunca como elemento de unión interna.
Ahora nos reclama millones de dólares por el uso de las aguas del Silala y nos amenaza con llevarnos de nuevo al Tribunal de La Haya cuando éste aun no dice ni pío sobre el reclamo del mandatario para avanzar en soberanía a través de nuestro territorio.
En circunstancia que esa Corte deslizó apena una alambicada retórica al pontificar que el diferendo se limita “a resolver si Chile debe negociar de buena fe con Bolivia y si ha incumplido tal negociación” y luego lanzó una frase lapidaria en cuanto a que a ese Tribunal “no le compete determinar el resultado de tal negociación”.
Más claro que las aguas del Silala y eso tiene nervioso al infinito Evo.
Nuestro segundo infinito- Evo- son las listas de espera de la salud chilena.
492 días- más de 1 año y 4 meses- como promedio deben aguardar los pacientes de menores recursos por una intervención quirúrgica.
Frente a tamaño escándalo, las explicaciones ministeriales son que pronto desaparecerán listas del 2012 en adelante: enfermos que han aguardado 4 años.
Pero lo crudo y cruel es que muchos se murieron esperando y han colaborado con su vida a esta letal reducción.
A ellos no les mató su enfermedad, sino la brutal desigualdad que les llevó a una lista siniestra de nuestra infinita inequidad.
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