Hemos elogiado el buen comportamiento en evacuación de la castigada población del norte en la catástrofe que están sufriendo.
Pero no ha ocurrido lo mismo en estas dramáticas circunstancias con las autoridades- encargadas de anticipar y prevenir- y el periodismo- informar con mesura y sobriedad.
Una vez más les traiciona el centralismo que ya no es cuestión de errónea política pública, sino mental y cultural.
Un terremoto largamente anticipado- por años- por cierto que tenía preparados a sus protagonistas.
Sin embargo, faltó visión desde los gobiernos para anticipar su tarea, en materia de infraestructura, particularmente en conectividad, seguridad y vivienda.
¿Es explicable que Alto Hospicio- a 20 minutos desde Iquique- estuviese aislado por 48 horas porque nadie previó- en estos años- una revisión exhaustiva del estado de la ruta?
Nuevamente llegamos a las odiosas comparaciones con la Región Metropolitana, con una conectividad subsidiada, con permanente y costosas ampliaciones de redes, frente al abandono y precariedad que se observa en la conectividad de las regiones. Particularmente en caminos secundarios hacia humildes poblados. Falta sensibilidad social, de integración nacional y de justicia distributiva en recursos.
¿La persistencia de damnificados por pernoctar a la intemperie con todas sus nocivas consecuencias, responde a una sobrerreacción?
No: faltó la siempre recomendable visión de colocarse en los zapatos del que sufre y falló reforzar la seguridad para entregar confianza a las familias que sus bienes estaban a real resguardo.
Este sismo ha puesto una vez más al descubierto la desequilibrada distribución de recursos y particularmente la menor atención que el gobierno central otorga a sus regiones.
¿Por qué no hubo una precavida revisión de viviendas y colegios vulnerables si se anticipaba una catástrofe de magnitud? Completos caseríos están en el suelo y miles de pobladores de brazos cruzados debieron aguardar por una ayuda que tardó en algunos casos hasta 6 días por el estado de los caminos.
Aislados, sin agua, electricidad, vivienda y alimentos, 6 días es una eternidad.
¿Intendentes sin “caja chica” para atender la más básica emergencia?
Sobre el rol de la prensa, la televisión debiera entender que una catástrofe no es un show ni un reality, con repeticiones una y otra vez de la sucesión de los movimientos telúricos. Recién los medios audiovisuales están rectificando esos cuestionables contenidos para focalizarse en su rol: informar la realidad tras el sismo y presionar por una acción más ejecutiva del gobierno. Tampoco fue muy encomiable que la tv abierta otorgara tanta tribuna al lucimiento de especialistas quienes reiteraban con majadería la eventual ocurrencia de un mayor cataclismo: no era el momento para magnificar el pánico en pobladores abatidos por la naturaleza y el centralismo.
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