A presionar, a presionar, que algo van a lograr
Movilizaciones y políticos apuestan a la presión
Las presiones indebidas van preocupantemente en alza.
Muchas en nombre de la libertad a expresarse, y en esa arista me refiero a todas las movilizaciones con estrategias ilegítimas, temerarias y que dañan a terceros.
La ocupación de planteles universitarios y la paralización de establecimientos de la educación pública básica y media para ejercer presión sobre demandas que deben colocarse en una mesa de negociación, constituyen abiertamente una presión indebida porque coartan la libertad de trabajo y de educación.
Los políticos apelan a similar estrategia.
A nivel de escándalos, ayer jueves pasó por la Fiscalía Nacional el ex director de Impuestos Internos Michel Jorrat.
El persecutor había admitido previamente a la prensa que una de sus indagatorias estaría encaminada a que el imputado precisara su afirmación a medios de comunicación en cuanto a que durante el ejercicio de su cargo recibió presiones desde el Ministerio del Interior.
Efectivamente, el diario electrónico “The Clinic” hoy puntualiza que Jorrat reconoció frente al fiscal sobre presiones “insistentes” que él entendía provenían del Ministerio del Interior.
La versión periodística precisa que a consecuencia de esas declaraciones, hace su entrada en escena un nuevo personaje quien ya no está en La Moneda: el ex ministro de Hacienda, Alberto Arenas, porque Jorrat recibía de la secretaria de Arenas los recados para evitar que se investigara la arista Soquimich.
El ex ministro de Hacienda, en tanto Jorrat estuvo a cargo de la repartición recaudadora de impuestos, era su jefe directo.
“The Clinic” plantea que el Fiscal deberá citar nuevamente a Peñailillo para que aclare esta situación.
Recordemos que una denuncia similar a la explicitada por Jorrat la hizo el ex subdirector jurídico de esa repartición, Cristián Vargas, también sujeto de presiones desde La Moneda, y por tanto, podría estar en los próximos días en la nómina de convocados por la Fiscalía en la investigación del ya caratulado Caso Soquimich.
Vargas a su vez perdió el cargo por haber querido hacer bien su trabajo (era partidario de hacer denuncias a la Fiscalía) y por tanto el mundo político presionó, bajo el pobre argumento de la ley de empate, a propósito de la salida de Jorrat, para apartar al abogado de los escándalos que vinculan a políticos y empresarios.
Esta presión ha permitido que hoy Impuestos Internos mantenga el statu quo con respecto a las indagaciones tributarias por estos escándalos.
Así, el peso completo de los procesos está en manos de la Fiscalía Nacional.
En otro enfoque en esta danza de presiones indebidas, habrá que decir que los legisladores ya han perdido el pudor, en la desesperación por evitar que los hechos lleguen a la luz pública y ahora está siendo el turno del Senador Alejandro Navarro, amenazado por el Partido Socialista- según relata el Diario “El Mostrador”- a “que respete las reglas del juego”.
¿Cuáles serán las reglas del juego?
Le pidieron además derechamente que abandone- con MAS y todo- la Nueva Mayoría y que renuncie a la vicepresidencia del Senado.
¿Por qué piden las penas del infierno para el otrora querido senador Alejandro Navarro?
Lo resumimos: el parlamentario publicó la nómina de parlamentarios que recibieron por norma legal gastos reservados y llamó a todos quienes dentro de esa lista hubiesen recibido aportes desde Corpesca, lo sinceren y lo informen.
Algo sabrá el senador, cómo formuló esa convocatoria.
Bien ingenuo sí. Porque debió considerar la férrea resistencia mostrada por todos los políticos, aún frente a evidencias muy nítidas, a admitir sus pecados.
A la gran mayoría de los involucrados se les tuvo que invitar a que abandonaran sus cargos y otros permanecen- con cara de póker- desafiando el vendaval.
La senadora Isabel Allende motejó a Navarro- siempre según “El Mostrador”- como el “Robin Hood de la Probidad”.
¿Y qué habrá de malo, en ser el Robin Hood de la Probidad?
Por lo demás, quienes tienen las manos limpias, sin dineros negros, bastaría con explicitarlo.
¿No es eso más válido que amenazar a Navarro con enviarle al infierno, practicar bullying y darse por ofendidos?
Este episodio es uno más de esta ya larga y siniestra trama que involucra a políticos y grandes empresarios.
Entre tantas presiones y esfuerzos para encubrir esta reprobable simbiosis, los políticos no reparan en temas que debieran estar en su enfoque.
Por ejemplo, los preocupantes indicadores económicos que enfrenta el país.
Claro, ese tema no impacta a los congresales: al fin y al cabo son funcionarios públicos y tienen asegurado el ingreso cada mes.
Por tanto, a presionar, a presionar que algo van a lograr.
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