¿Qué tienen en común las películas “Escándalo Americano” y “El Lobo de Wall Street”? Mucho. Ambas tratan sobre bribones y estafadores y se sustentan en casos de la vida real. Esto último nada de extrañar, si los bribones y estafadores, en sus múltiples acepciones abundan en todas partes. Las dos están candidatas a varios Oscar y seguramente ambas recibirán estatuillas. La conducción del relato es similar: frenético, no permiten pestañada de los espectadores o si nos remitimos a las cadenas de salas que las exhiben, hay que abstenerse de los pantallazos de celulares para no perder la trama porque la velocidad que le imprimieron sus directores así lo exige.
Los elencos también contribuyen a su similitud porque cuentan con un excelente reparto: el director de “Escándalo……”, David O Russell, optó por repetir la dupla Bradley Cooper y Jennifer Lawrence, muy aplaudidos en la anterior producción de Russell, “El Lado Bueno de las Cosas”, cinta por la cual Lawrence se llevó en 2013 su primer Oscar a la Mejor Actriz y hoy es candidata a la Mejor Actriz Secundaria por su participación en este “Escándalo Americano”.
En “El Lobo…….” no es necesario explicar el peso de Leonardo Di Caprio, que una vez más compite por la estatuilla al Mejor Actor, pero injustificadamente con un historial de ser el eterno nominado a galardones por la industria cinematográfica internacional que poco ha premiado su talento.
Sin embargo, en esta oportunidad, si el próximo 2 de marzo no logra el trofeo al Mejor Actor, se ratificaría el rumor que siempre ha circulado en cuanto a que la industria hollywoodense no le quiere.
Y afirmamos lo anterior porque en su rol de “El Lobo….” está simplemente genial: despliega todo su histrionismo y cumple a cabalidad la exigencia que le hizo un histriónico del relato: el director Martin Scorsese, con quien totaliza la quinta dupla para puesta en escena de películas, todas aclamadas por la audiencia. Juntos ya trabajaron en producciones muy exitosas: “Los Infiltrados”, “La Isla Siniestra”, “El Aviador” y “Pandillas de Nueva York”.
Scorsese y Di Caprio comparten también el hecho de ser desdeñados por Hollywood, si analizamos en ambos la gran cantidad de producciones exitosas y sus magras recompensas en Oscar. El reconocimiento para Scorsese ha sido más generoso en otras premiaciones, porque en Globos de Oro este director ítalo-americano ha obtenido ya 4 estatuillas. Se suman además 5 Bafta (de la Academia Británica), un Emmy, 2 en Cannes, un César y un Fiaf. En Oscar, ha sido una solo film (Los Infiltrados) con que Scorsese logró dos galardones por Mejor Película y Mejor Dirección. En otras 8 versiones ha llegado sólo al escalón de nominado.
Mencionemos de su cinematografía sólo algunas que tenían también sus propios méritos para adjudicarse la codiciada estatuilla: “Buenos Muchachos”, “Taxi Driver”, “Toro Salvaje” “El Rey de la Comedia”, “Casino” “Cabo de Miedo”, todas con Robert de Niro. Sumemos “La Última Tentación de Cristo” y las realizaciones junto a Di Caprio, quien también reúne más nominaciones que estatuillas y ningún Oscar.
En el caso de Scorsese no hemos citado todas sus cintas pero ya con las aludidas no se explica que apenas cuente con 2 Oscar por una sola producción.
Por tanto, hay ahí una enorme diferencia con el director de “Escándalo Americano”, David O. Russell, quien en rigor, y sin ánimo despectivo, sino en carácter de graficar, con respecto a Scorsese es un “reaparecido” en la industria cinematográfica estadounidense, tras largo paréntesis. Lo anterior, no le resta mérito ya que pareciera haber alcanzado la madurez para competir como lo hizo el año pasado. La crítica cinematográfica ha observado cierta similitud en ambos estilos de dirección, aludiendo, por cierto, a que Russell busca emular a Scorsese.
No estoy de acuerdo. Scorsese se ha caracterizado por hacer grandes producciones en que parte de su éxito radica en las concesiones que hace a la audiencia para ofrecerle un relato limpio, lineal, pero muy entretenido y de excelente factura, lo que se agradece. Otorga además la velocidad justa y necesaria para guiones de gran categoría y producciones que no escatiman despliegue de escenarios y buenísimos actores en la propuesta. Añadamos la complicidad que logra con éstos, de quienes extrae su mejor potencial y a muchos de los cuales ha llevado al pináculo. Muchas de estas características no se observan en las tres producciones de Russell tras su retorno.
Este último va por rutas retorcidas para completar su relato, que más bien se apoya en la simpatía que despliegan los actores: El profesor bipolar de “El Lado Bueno de las Cosas”, es carismático y la Lawrence, tras coronarse reina de la antipatía, logra ganarse al espectador en el mismo filme. Los bribones de “Escándalo Americano”- todo el elenco- son mentecatos simpáticos y los asistentes terminan riéndose con sus canalladas. Al parecer lo mismo ha sucedido con la crítica que le ha otorgado generosa calificación.
Para mi gusto, en “Escándalo…..” vuelve a repetir la fórmula: demasiada velocidad y algunos racontos y contextos poco logrados. Conjuntamente hay demasiados antihéroes, perdedores, malos y estafadores que limitan con lo caricaturesco.
Scorsese también lleva a sus personajes hasta límites con la maldad y la corrupción. Recordemos a Daniel Day-Lewis de “Pandillas de Nueva York”; al malvado Robert De Niro de “Cabo de Miedo”; a Joe Pesci en “Los Buenos Muchachos”. Pero son personajes dosificados, de luces y sombras y que interactúan con otros que se mueven en rangos de normalidad y de buenas personas. Eso construye una propuesta amigable porque después de todo se concurre al cine a disfrutar, a reír, y por último a analizar una propuesta donde debe estar presente el arte del relato en lo narrativo y visual.
En definitiva, los estafadores de poca monta que nos presenta Russell tienen menos méritos que “El Lobo de Wall Street” que nos expone Scorsese, quien logra un encomiable trabajo coral, porque junto a Di Caprio instaló actores secundarios que hemos visto en roles similares de muy buena calidad.
¿Cómo se aprecian los méritos de “El Lobo……”? Digamos primero que son 3 horas también vertiginosas, con escenas escabrosas. Hay también exceso de drogas, sexo, estafa, corrupción y desenfreno en todas sus manifestaciones, pero presentado a la manera de Scorsese. Esta propuesta en manos de un director de menor talento hubiese agotado (algo de eso pasa con “Escándalo….”, de sólo 2 horas), pero aquí hay un argumento que va teniendo una evolución que impide sentir el peso de este extenso largometraje.
Eso ya hace un mérito difícil de lograr. En ello también colabora Di Caprio que en su papel de “Lobo” acompaña a Scorsese en desplegar agilidad de principio a fin.
Di Caprio ya obtuvo el Globo de Oro al Mejor Actor por “El Lobo….” en el rol de Jordan Belfort y es nuestra apuesta para que reciba el Oscar en la misma categoría. Scorsese también merece esta estatuilla que para ambos ha resultado ser muy esquiva.
Sin haber logrado ver todas las producciones que van tras los Oscar, me atrevo con este “lobo” que al final muestra en plenitud su sentido de manada y territorialidad. Eso le hace un personaje más creíble que los construidos por Russell.
Aun en Chile no se exhibe “12 Años de Esclavitud”, filme que por su temática será un rival sólido, así como está pendiente la actuación de Judi Dench, quien a sus casi 80 años y con serio deterioro de su salud, podría ser una vez más ganadora del Oscar a la Mejor Actriz en su rol en “Philomena”. Recomiendo las 2 cintas aun cuando personalmente no podré verlas. La Dench es brillante y el tema de “12 años……” promete.
Quien puede quedar absolutamente rezagado es Woody Allen, a quien una vez más sacude un escándalo y de esos que Hollywood no perdona. Lamentable porque su producción prometía. Veremos si Hollywood es capaz de pasar por las graves acusaciones que se hacen a este director.
Estimada Susana, qué maravilla discrepar. Porque discrepo absolutamente. Vi ambas películas junto a mi mujer, y mientras Escándolo nos fascinó, Lobo nos pareció un somnífero. Pero vamos por partes:
1. Di Caprio: no niego su talento, pero no creo que por este rol merezca el Oscar. En esa misma película, aparece Matthew McConaughey y me pareció que le daba una clase de actuación (en la escena del restaurante golpeándose el pecho) (ah, y McConaughey va de candidato por su interpretación de enfermo de Sida). Lo mismo me pareció de Christian Bale en Escándalo. Le creí todo, su mirada huidiza con esos lentes, esa sonrisa entre hipócrita y tímida. Por otro lado, creo que Di Caprio y sus amigotes, especialmente el gordo de lentes, se la pasaban gritando innecesariamente. Fíjate también en una cosa: en el físico. Di Caprio en toda la película, desde su auge, apogeo y caída, está igual. Su cara de ídolo de adolescentes es la misma. Piensa que era un tipo que se drogaba e incurría en todo tipo de excesos. Francamente, no me convenció. Me hubiera convencido si hubiera sido más odioso, odiable, que hubieran mostrado el daño económico que le hacía a los incautos. En vez de eso, se lo muestra como un tipo simpaticón.
2. En cuanto a la dirección, hubo escenas de Escándalo que me marcaron. El del restaurante cuando Christian Bale y el Alcalde cantan, o cuando Bale debe enfrentar la mirada de desconfianza del mafioso De Niro. Y el que sean personajes de poca monta me producen el efecto contrario que a ti: los encuentro más creíbles, versus la, ocupo tu misma palabra, “caricatura” que ofrece Di Caprio.
Noto en general en la crítica una pleitesía a Scorcese sólo por ser Scorcese.
Una película así de larga se sostiene o en una muy buena historia o en muy buenas actuaciones. En “Buenos Muchachos”, por ejemplo, la dupla De Niro – Pesci podrían actuar 10 horas y uno no se aburriría. Pero en Lobo, Di Caprio y su coro de gritones me terminaron aburriendo.
Chuta, Susana, vine a echarle pelos en la leche! Pero esa es la idea, ¿no? Debatir. Bueno, en todo caso, es mi humilde opinión como mero espectador. Estoy lejos de ser un erudito en cine.
Un gran saludo.
Rodrigo Hananías.