El Ancho Bolsillo de Los Dineros Fiscales
Contradiciendo todas las negativas señales económicas de Chile en este 2023, el Gobierno se está permitiendo un verdadero lujo asiático en su desdén con oportunidades de megainversiones que constituirían la vuelta de tuerca a las malas proyecciones para el país.
En enero reciente, el Consejo de Ministros nuevamente otorgó un portazo al proyecto minero-portuario Dominga, que pudo revertir las precarias circunstancias en que se debate la comuna La Higuera de la IV Región, una de las más pobres del país.
La fallida Reforma Tributaria tampoco era una propuesta que se hiciera cargo del necesario estímulo en la Inversión el Ahorro y el Empleo, factores esenciales en el necesario Crecimiento Económico que hoy requerimos para no seguir retrocediendo.
Para decirlo en simple, estrujar el mismo chanchito, en conjunto con el envío de pésimas señales a futuros inversionistas, no perfilaba como un buen proyecto de Reforma Tributaria.
América Latina hoy vive una encrucijada de conflictos, fundamentalmente debido a la polarización política y a la Criminalidad, y porque también es un continente que ha sido conducido a una verdadera religiosidad de Derechos Humanos, que mal conjugados y adoctrinados, constituyen un impedimento en la necesaria paz que demanda la ciudadanía que está al margen de la violencia, de la delincuencia y aspira a una buena calidad de vida como fruto de su esfuerzo.
Sumemos el litio y el reciente anuncio del Gobierno señalando que el Estado chileno será el principal controlador de una estrategia de extracción, procesamiento y negociación sobre la cual carecemos de experiencia.
Nuevamente la política. Y más bien la ideología se hace presente, ya que el protagonista de los salares ya en explotación es Soquimich, una empresa con la cual al Gobierno de Boric no le gustaría dialogar, menos hacer negocios.
Ese es un tema que analizaremos en otra columna, pero ahora les dejo con otra arista sobre el mal manejo del actual Gobierno: el gasto interno, en plena crisis económica, y la puesta en marcha de proyectos carentes de diagnóstico, estrategia y resultados, que es un segundo enfoque de un mal uso del dinero fiscal.
Les invito a leer la columna recientemente publicada en el Semanario “Tiempo” de La Serena sobre algunas reprochables prácticas en el uso de las platas públicas.
El Ciudadano Moya
Publicado el 21/04/23
Pese al transcurso de los años, las expresiones “Paga Moya” y “Sepa Moya” han trascendido las generaciones. Hasta las más nuevas promociones ciudadanas- entre cuales se incluye la que hoy gobierna- han escuchado estos enunciados equivalentes a “Paga Papá Fisco”, la primera, y la segunda, “Vaya Ud. a saber”.
Moya, según el Profesor Jaime Campusano, proviene de la Casa “Moya” que ofrecía, mediante tómbola, premiar al cliente con el producto gratuito.
Tiene sentido esa acepción, pero la conozca o la ignore la generación gobernante, la practican, porque ya el Ejecutivo ha sido censurado por la contratación de sueldos millonarios para un número no menor de asesores e integrantes de nuevos programas, decisión que, así cómo van las cosas en el país, es un gasto incoherente con los resultados.
Se suma a lo anterior la incumplida promesa electoral de Boric de rebajar sueldos de autoridades, abstenerse de prácticas nepotistas y de colocación de amigos varios en embajadas y puestos de relevancias. Y eso a pesar que Chile navega por turbulentas aguas económicas de inflación y alza de ingentes y millonarios intereses de nuestra deuda internacional tras caer el país a la categoría de nación más riesgosa.
Por eso, la consigna “No al Lucro” que la izquierda más radical vendió desde su irrupción, resultó ser una frase reducida apenas a un titular antiempresarial y que, lamentablemente, la Ciudadanía compró y le hizo sentido.
¿O acaso el “No al Lucro” no debiera hoy más que nunca imperar en el gasto fiscal?
El “Paga Moya” además encarnará dolorosamente en Chile y en los propios cotizantes, si los parlamentarios populistas para su propio provecho logran aprobar el mal llamado sexto retiro de fondos previsionales, un nuevo estimulante de la nociva inflación y que empobrecerá a los ahorrantes.
Otros “Paga Moya” podrían visibilizarse a futuro entre varias propuestas que en este año electoral el Gobierno está instalando sin plazos, acciones y resultados algo difusos.
Es el caso del Plan “Calles sin Violencia” con un presupuesto de US$ 1.500 millones anuales, sobre el cual cae la legítima sospecha de una propuesta en víspera electoral, para enfrentar la apremiante inseguridad que hoy avasalla a la ciudadanía. No hay aun claridad de acciones, en tanto también se instala la natural incertidumbre de cómo impactará en comunas que no han sido beneficiadas con el nada nítido Plan.
¡Sepa Moya qué resultará de ésta y otra treintena de proyectos hasta ahora sólo titulares!
Otra sangría propia de Moya hubiese sido la frustrada compra de la alcaldesa de Santiago de un inmueble en 4 veces su valor comercial.
Pero Moya en definitiva tiene una identidad.
Moya es hoy el rostro de quienes responden a sus compromisos tributarios y de contribuciones, enfrentan los mayores precios por productos básicos e insumos y son también los atribulados ciudadanos de escasos recursos y su cada vez más onerosa canasta básica.
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