La Abducción de la Centro-izquierda
Una maratón contra el escaso tiempo que resta para definir quien asumirá en marzo próximo la Presidencia de Chile es la que protagonizan los 2 candidatos, sus equipos y los partidos que le apoyan.
Señalamos en el último artículo que acompaña este contexto actualizado que la votación de ambos es débil, pero principalmente pareja y eso es un desafío para cualquier pronóstico y sondeo que pudiese formularse.
Y sumemos que los abanderados representan posturas antagónicas para un país polarizado.
Todo lo anterior ha llevado a maratones, giras relámpago y principalmente modificaciones de propuestas que se han ajustado en función de sus magras votaciones. Este último escenario le otorga legitimidad a las correcciones de sus respectivos programas para acoger las propuestas que plantearon las colectividades que les declararon su incondicionalidad.
Esto último resulta muy complejo en el caso de Gabriel Boric porque su socio el Partido Comunista se niega a cambiar aunque sea una coma del programa. Sin embargo, él tiene la fortuna que la excentro-izquierda le declaró su amor incondicional, olvidó rencores, sufrió amnesia del desprecio y descalificaciones provenientes del Frente Amplio, y ahora le regala su votación, de la cual, por cierto, no es dueña y podría haber una caída de sufragios provenientes de ese desfallecido sector político.
Boric fagocitó a la centro-izquierda y ésta se rindió, se suicidó o fue talvez la primera eutanasia asistida en el país.
Si es que aun la centro-izquierda piensa que existen, después de esta entrega total en que no hubo reflexión alguna sobre el rol que jugará el Partido Comunista en un eventual Gobierno de Boric, tendría que dar muchas explicaciones a sus militantes.
Esos son los pecados mortales de la extinguida centro-izquierda.
Boric por su parte registra un pecado de origen y es el no haber aceptado participar en el debate organizado por las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) decisión que representa un contrasentido con su programa, en cuyo texto hace una manifiesta declaración de apoyarlas como un eje estructural de su Gobierno. Su inasistencia a ese debate, donde Kast jugó solo en la cancha, es imperdonable
Uno de los tantos contrasentidos de Boric. También el haber votado por el fenecido Cuarto Retiro, cuando todo su equipo de asesores económicos le recomendaba lo contrario.
¡Qué susto! ¿Y si es Gobierno hará lo mismo? ¿Seguirá su intuición, dominará su miedo a la exposición, se ocultará bajo el escritorio de La Moneda, le importará un rábano el pensamiento especializado de sus asesores? Difícil, porque al menos debe escuchar a su socio, el Partido Comunista y esa voz parece sonar fuerte.
O en una de esas, fue la voz del PC la que predominó para que no concurriera a esa cita que no sólo interesaba a los pequeños y medianos empresarios que organizaban este encuentro. Los trabajadores y sus familias que dependen de las Pymes, un pilar clave en nuestra Economía, también hubiesen querido escuchar el pensamiento del candidato.
¿Ve Ud. la proyección que tiene ese inexplicable desaire?
La centro-derecha- y este es un antecedente objetivo- sí demandó incorporación de algunas de sus propuestas y a su vez el candidato Kast ha moderado algunos absolutismos que si los mantiene no llega a La Moneda.
Lo de Kast es un programa cuyas iniciativas además en un eventual Gobierno tendrá que pasar por el filtro del Congreso donde las fuerzas políticas quedaron equiparadas. En buena hora para que se tranquilice el caos a que el mundo político nos ha llevado.
El Congreso podría dar oportunidad a la centro-izquierda de resucitar, sólo que para hacerlo debería en algunas oportunidades traicionar a su nuevo enamorado, el FA.
Veremos en el 2022 y en los años próximos a ver si se esa coalición que se avergonzó de su pasado cuando logró que Chile se sustentara exitosamente sin dictadura, se atreve a emerger ahora desde las tinieblas.
Le invito a leer mi última columna:
Volteretas, Caretas y Ataduras
Semanario “Tiempo” 03/12/2021
En un mar de conjeturas han trascurrido los 12 días desde que la contienda por La Moneda quedó circunscrita a las extremas derecha e izquierda tras una elección que no hizo sino reproducir el escenario político que peldaño a peldaño comenzó a trazarse desde el Parlamento y que se replicó en la ciudadanía.
Variadas interrogantes plantean todas las escaramuzas que ambos candidatos han protagonizado junto a su círculo de hierro y quienes se han sumado para lograr captar los votos viudos de los candidatos del tercero al séptimo lugar, así como para atraer a más del 50% que se marginó de la primera vuelta.
¿Es legítimo darse tantas volteretas? ¿todo aquello que prometieron y comprometieron eran sólo patrañas? ¿Quiénes son dueños del Programa y a quien pertenecen los votos?
Esto último es muy fácil de dilucidar, aunque poco lo entienda el mundo político, porque pertenecen, obvio, a los votantes que pueden direccionarse ojalá pensando en Chile.
Pero vemos a los políticos reunidos como en una mesa de dinero, transando efectivo, cheques y otros documentos.
Allá ellos si desean jugar al Metrópolis.
Lo complejo son las volteretas con los programas, con las promesas y con sus posturas.
Sobre los programas aceptemos la explicación que la tarea estaba mal hecha, pero está claro que el aire transformador de propuestas irreales, teóricas, incompletas, incoherentes, ajustadas a doctrinas exacerbadas necesitan vueltas de carnero. Agreguemos que tanto Boric como Kast están ajustados cada uno a un cuarto de las preferencias y el medio restante se diseminó en los otros 5 candidatos. Si vamos al universo total, es apenas el 12% para cada uno y un 25% que recogieron los 5 perdedores.
Los dos ya están intentando enamorar a la centro-izquierda y la centro-derecha que no tienen mucho que repartirles. Principalmente porque ambas posturas centristas desperdiciaron todo el periodo en destruir al enemigo y autodestruirse y ¡ya no queda centro político!, una posición que hubiese sido pertinente para este Chile donde queda tanto por hacer en crecimiento y en movilizar sectores socio-económicos tan dicotómicos para que todos seamos más iguales.
Las volteretas desde sus posturas doctrinarias (su alma) son de mayor complejidad.
Boric llamando al orden, al diálogo, abominando de la violencia y la migración no me lo imaginaba ni en mi fantasía onírica más suprema.
Kast dando su bendición al Ministerio de la Mujer, condicionando la rebaja tributaria y reconciliándose con el Medio Ambiente es un Kast reprogramado.
Pero convengamos que es nada creíble el transformismo de Boric porque claudica de la postura de toda su vida política. ¿Quién le cree tamaña vuelta de carnero?
Su socio, el Partido Comunista, ya le llamó al orden, afirmando que “no hay tiempo para cambiar el programa”. Boric tiene férreas ataduras con el PC. Téngase presente.
Todo huele a caretas oportunistas y los votantes requerimos la verdad.
Alguna vez que sea.
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