Cada interviniente vocifera sus intereses sin considerar el bien superior de brindar una buena educación
A 5 días que se inicie el periodo escolar 2021, la comunidad escolar es hoy una Torre de Babel, donde nadie entiende nada porque cada uno de los intervinientes está otorgando recetas sobre cómo sortear el desarrollo de las clases tras un año en que la pandemia mandó a sus casas a los estudiantes y debieron adaptarse a la tele-enseñanza.
El 2020 fue un año de aprendizaje para todos, escolares, padres, apoderados, sostenedores y Corporaciones Municipales para no interrumpir la formación de los niños.
Hoy, cuando el escenario para el retorno a las aulas está cruzado por múltiples factores propios del quehacer escolar y otros colaterales, todo indica que en este primer semestre la modalidad de clases será híbrida- desde el hogar y en el aula- con una concurrencia voluntaria a los espacios físicos.
Algunos planteles están siendo ocupados por el Programa de Vacunación, y pareciera que son los establecimientos particulares los más preparados para dictar clases presenciales. Igual generaron polémica tras la denuncia de apoderados que en algunos planteles se estaría haciendo obligadora la concurrencia a las aulas.
Los menores esfuerzos y voluntades para retomar actividades presenciales son los municipales, el sector que precisamente requiere de esta modalidad, ya que la virtual no ha evidenciado resultados satisfactorios.
La semana reciente redactamos para Semanario “Tiempo” un artículo sobre el tema, particularmente las consecuencias de retardar las clases presenciales para los sectores con menores recursos.
Les invito a revisar este artículo.
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Semanario “Tiempo” 19/02/2021
Las expresiones del ministro de Economía acusando al profesorado de buscar argumentos “para no trabajar” fue simplemente bencina sobre llamas ya encendidas de una multiplicidad de voces discordantes sobre el retorno a clases presenciales a sólo días del periodo escolar.
Fue una torpeza mayúscula la del secretario de estado porque también significó desconocer el trabajo magisterial en plataformas tecnológicas y confección de guías para dictar contenidos en medio de una pandemia que justificó el cierre de establecimientos y cuya apertura recién fue factible en agosto pasado.
Más de 1.000 planteles concluyeron 2020 con clases presenciales y el balance del Mineduc sobre el impacto de la pandemia en aula da la razón a quienes estiman que hoy hay mejores condiciones de retorno cuando la vacunación avanza.
De los planteles con clases en 2020, el 85% de estos no registró casos Covid y sólo el 1% de esos colegios presentaron más de un contagio pero hubo nulo brote epidémico.
Tales cifras avalan el retorno a clases presenciales.
Pero la mayor motivación del regreso a la modalidad tradicional se sustenta en el mejor impacto que tiene en los niños y jóvenes de menores recursos.
Tal razonamiento no es tema para quienes se oponen al retorno y en esa postura están algunos alcaldes y apoderados. El Colegio de Profesores aspira a un país en fase 4 y eso equivale a cerrarse al retorno a las aulas. Es la voz gremial, pero confiamos en la vocación del profesorado.
Nunca tampoco un uso de planteles como locales electorales justifica un cierre anticipado de 30 días. ¿Qué es eso? La Asociación de Municipalidades argumenta que ellos son sólo el tercio de la población escolar, pero ésta es precisamente la que requiere que se abran las puertas de los planteles.
La desigualdad, la pobreza y las menores oportunidades han sido los grandes males sociales que se fortalecerán con esta pandemia.
Pero ninguno causará mayor impacto y profundidad que los menores niveles de aprendizaje en los niños más desprotegidos, aquellos que carecen de soportes tecnológicos y con padres sin tiempo ni habilidades para apoyarles en metodologías educacionales.
Esto acentúa aún más la brecha entre sectores acomodados y empobrecidos. Una sociedad igualitaria ha sido un objetivo fallido por décadas.
La socialización en una sala de clases resulta vital, porque algo que también demostró esta crisis sanitaria es que la tecnología que tanto conversa con el individualismo, nunca superará el aprendizaje presencial.
Todo lo anterior avala que cada comunidad escolar realice serios esfuerzos para que la prioridad presencial sea para aquellos escolares más vulnerables desde el primer semestre.
Alguna vez dejar de lado los intereses de la multiplicidad de voces intervinientes en la comunidad educacional para reflexionar sobre el duro impacto que esta pandemia dejará en las nuevas generaciones y cuya huella podrá visualizarse en varias décadas.
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