Nuestra Naturaleza Desafiante y Provocadora frente a un todavía desconocido adversario
Famoso es el cuento de la rana y el escorpión, que se ahogó junto al batracio cuando éste le ayudaba a cruzar el río.
El accidente ocurrió porque el escorpión no logró reprimir su naturaleza, clavó su letal veneno a la rana que había querido prestarle ayuda para sortear el afluente y aun pese a la evidente amenaza para sí mismo, el alacrán procedió a su mortal mordida.
Algo muy similar está ocurriendo con la naturaleza humana frente a la letal presencia de la pandemia del Covid-19 que tiene en jaque al mundo entero.
Una micropartícula altamente contagiosa y mortífera para los más débiles, ha actuado como un tornado, dejando una estela de muerte desde su paso por el mundo asiático hacia el resto del mundo, siendo en la historia del siglo XXI la más letal en apenas estos 5 meses que se instaló.
Lleva al día de hoy (11 de abril) 1 millón 657.755 diagnosticados y 102.726 fallecidos, y una gran incertidumbre sobre su real comportamiento pues a la fecha se ignora si se instalará de manera estacional al igual que la influenza y hay temor sobre una segunda ola que podría producirse, particularmente en el mundo asiático, donde ya los países están retornando a la vida habitual.
En Chile- con ya 6.927 contagiados y 73 fallecidos (11/04) hemos sido desafiantes y provocadores frente a la presencia del coronavirus, pues vemos cómo un importante número de chilenos trasgrede el modelo de contención que se está implementando para efectuar las actividades más triviales y postergables que han sido interpuestas por sobre el interés superior y de sociedad frente a esta amenaza sanitaria.
Al igual que la rana que confió en la promesa del escorpión, muchos están jugando al “a mí no me sucederá” olvidando el compromiso ético para actuar como sociedad en una catástrofe tan devastadora como la que enfrentamos en que la actuación colaborativa es primordial para reprimir el avance de esta molécula.
Participar de aglomeraciones e intentar burlar las cuarentenas invadiendo el espacio de aquellos que por obligación deben circular resume nuestras miserias y nuestra naturaleza egoísta como el escorpión.
El cuento de la rana y el escorpión aplica a esta inédita experiencia de este virulento patógeno.
Somos como la ingenua rana que confió en llegar al otro lado del río llevando al alevoso escorpión en su espalda, sin tener en cuenta que nuestra naturaleza desafiante y contestataria- la otra epidemia instalada hoy en nuestra sociedad- no dispone de los instrumentos sanitarios para enfrentar a este nuevo adversario. Somos a la vez también el escorpión del cuento que viendo que se hundiría con la rana, no resistió actuar con su naturaleza irracional.
¿Qué nos pasa en Chile que frente a una amenaza vital vuelve a repetirse el patrón destructivo que registró el estallido social?
El tema lo revisamos en la columna que publicamos en el Semanario “El Tiempo” el pasado viernes 3 de abril.
Les invito a leerla
Mi Reino por una Vacuna
Semanario “Tiempo” 03/04/2020
Parodiamos la frase hecha famosa por Shakespeare en su aplaudida obra “Ricardo III” donde relata la arremetida de este soberano para ser coronado como Rey de Inglaterra. Pasó como un huracán cometiendo traiciones familiares para lograr esa corona y ya derrotado, previendo la muerte, clama y ofrece su reino por un caballo. Hoy el mundo debería ofrendar sus más preciados tesoros por una vacuna, tras este trascurrir del mortal covid-19 que a mediados de esta semana registraba 60.000 fallecidos.
Es el nuevo gran Jinete de la Apocalipsis. 3 Jinetes de la Apocalipsis en la Biblia representan la Guerra, el Hambre y la Muerte y sólo un cuarto- con caballo blanco- se estima es la Conquista o la Gloria. Ya las tres primeras calamidades- Guerra, Hambre y Muerte- están presentes con el coronavirus. La Guerra ya se verá cuando el mundo entero y sus arruinadas economías, vaya generando tremendas tensiones entre gobiernos poderosos y los más débiles, entre ellos Chile, deban como siempre bailar al son de la música que ellos imponen. Ya en Italia, familias acosadas por la falta de alimentos salieron a saquear supermercados.
Estamos frente a un enemigo impredecible- han fallecido jóvenes- cuyo comportamiento aún es una incógnita. Está siendo el microrganismo más letal de las 5 pandemias que han azotado al mundo en este siglo, apenas transcurridos 20 años.
Chile enfrenta esta amenaza viral en su peor momento: tras un estallido social que diezmó sectores clave de la economía y destruyó empleos y a la entrada del invierno, donde los primos hermanos del coronavirus-sincicial, influenza y toda suerte de patógenos respiratorios- hacen su fiesta.
¿Qué nos pasa en Chile? Pareciera que en esta especial insularidad al fin del mundo nos deja inmunizado frente a las amenazas.
Ciudadanos más desesperados por aglomerarse para conseguir un permiso, pagar otro o atiborrarse de alimento, no temen a este Gran Jinete Apocalíptico.
Y otros cuando ya portan la infección, desprovistos de toda sensibilidad social, no trepidan en incumplir su cuarentena. Son antisociales sanitarios.
Los mismos demandarán cuentas públicas a las autoridades, si esta crisis sanitaria no la logramos controlar con los menores costos posibles.
Sin considerar que en el mejor resultado es clave el protagonismo ciudadano para enfrentar en buen pie esta amenaza.
Cuando Ricardo III daba todo su codiciado reino al caer derrotado, ya era demasiado tarde.
Hoy estamos en una guerra letal y frente a tanta irresponsabilidad ciudadana, clamemos por el Jinete del caballo blanco. Sin duda serán los científicos que logren elaborar la vacuna que derrote a este virulento enemigo. No se ganarán un Reino, pero sí un Nobel.
Si es que existe tal probabilidad. El VIH no cuenta con vacuna y ya el mundo contabiliza 40 millones de muertos. Para información de quienes andan felices por la vida exponiéndose.
Esperemos que el Covid-19 no siga sus pasos.
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