Cuando resta un mes para las elecciones presidenciales y parlamentarias, los únicos encendidos son los candidatos, las colectividades, el Parlamento y la propia Presidenta Bachelet que ha salido al ruedo para disparar contra Piñera. Hay nerviosismo, particularmente en la centro izquierda y la ultraizquierda que pelean la segunda opción de votos.
De ese resultado, veremos cómo cambian los discursos al día siguiente. Pero ese es futuro.
Al contrario de la clase política, los ciudadanos tienen clarito ya 2 cosas: saben si votarán y por quien sufragarán.
Por eso, ante esta claridad ciudadana, esta campaña no prende.
Las razones están en que el Gobierno y la Oposición han verbalizado tanto sus diferencias en estos 4 años, que los chilenos, más involucrados en lo que se resuelve y puede afectar su vida cotidiana, y suficientemente informados de cual ha sido el comportamiento de la clase política, no requiere más información ni mayor convencimiento. Y si es que le interesa porque hay muchos chilenos que viven al margen de los temas políticos, aunque eso sea un error.
Sumemos además que la nueva ley ha restringido la propaganda electoral y ese es un cambio muy positivo porque ha implicado menos emporcamiento de la visual y las ciudades desprovistas de propaganda insulsa.
Así, los candidatos se descalifican entre ellos y la Presidenta Bachelet hace lo suyo para ver si lo que ha denominado su legado favorece a la centroizquierda. En tanto la ciudadanía ve con indiferencia esta fecha de tanta trascendencia para el sector político.
Todos están quemando sus naves, como lo hizo Alejandro Magno, el gran estratega, y a ese tema nos referimos en el artículo que publicó el Semanario “Tiempo” la semana recién pasada.
Les invito a revisarlo.
Quemar las Naves
Semanario “Tiempo”- 13/10/2017
¿Están los dados tirados para la primera vuelta presidencial?
La respuesta es afirmativa si leemos los mensajes mediáticos de abanderados, jefes de campaña, parlamentarios y políticos, particularmente del ala izquierda en todos sus matices.
Todos ellos apuestan a la segunda vuelta asumiendo que el resultado será Piñera y el candidato NN, entre Guillier, Goic o Sánchez, cualquiera de ellos en segunda opción de votos.
En la derecha también apuestan a los dardos tirados para el 19 de noviembre, con Piñera y una mayoría de votos que no llegaría al 51%, pero contundente para ver al independiente José Antonio Kast como una piedra en el zapato.
Tesis enarbolada por los más optimistas que atribuyen al ultraconservador el obstáculo para lograr el triunfo sin balotaje.
Y si en la derecha molesta Kast, en el matizado escenario de la izquierda, la candidata DC ha sido sorda a llamados y presiones para concordar un anticipado compromiso de una unión férrea para derrotar en el balotaje al candidato de Chile Vamos.
Por lo tanto, a excepción de los optimistas, la primera vuelta ya está corrida para la derecha, no así para la izquierda porque tal votación resolverá quien enfrentará a Piñera.
Distinto sería el escenario si en las próximas semanas Piñera sigue remontando porque las presiones crecerían para convencer a un impasible Kast, quien- creemos- no se dejará convencer a bajarse por los desesperados a quienes él ya llamó a “calmarse”.
Guillier ha sido majadero para persuadir a sus contrincantes en el compromiso de todos contra Piñera, seguro que él será la segunda opción.
Por tanto, todos quieren quemar las naves antes del 19 de noviembre.
“Quemar las naves” es una expresión nacida en una estrategia de Alejandro Magno, quien dirigía una disminuida tropa para enfrentar a los fenicios.
Ante el temor de ver a sus hombres amilanados por el predominio enemigo, quemó sus naves y los arengó señalándoles que la única opción era vencer, apoderarse de los barcos enemigos y poder así retornar a la patria.
Los nerviosos descritos por Kast quieren quemar naves en primera vuelta.
Guillier desea por escrito y ante los votantes, un compromiso para que su plataforma de votantes se amplíe en el balotaje.
Kast en la derecha y los abanderados de la izquierda tienen en sus manos la decisión de quemar las naves, el incentivo que– por la razón o la fuerza- significará retornar (derecha) o permanecer (izquierda) en el Poder.
Ya hemos visto que en el objetivo hay demasiado en juego. A lo menos una infinidad de cargos repartidos desde La Moneda, para los favorecidos con mérito o sin ellos; se porten mal o lo hagan correctamente. Aunque el chileno desearía que el incentivo fuese el desarrollo del país.
Por eso, quemar las naves no es una idea loca, viene de un estratega brillante, Alejandro Magno, quien triunfó porque puso el incentivo en el lugar correcto.
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