Como la fábula de origen indio sobre las plumas dispersas al viento y que es imposible recuperarlas, La Moneda no podrá retroceder en el paso que dio la Presidenta, para redefinir su postura en el caso de los ciudadanos mapuches enjuiciados por quemar una iglesia con feligreses en su interior.
Ya sabemos que la decisión presidencial tiene el costo de tener a Madmud Aleuy, su subsecretario más cercano, el que había resistido todos los fuertes vendavales que han sacudido a la cartera del Interior, virtualmente fuera de La Moneda en un periodo de término del Gobierno, cuando el Ejecutivo debiera estar generando capital para apoyar la candidatura que daría continuidad a esta Administración, y frente a cifras de encuestas que señalan todo lo contrario.
Pero no son sólo los caprichosos guarismos los preocupantes. Transcurrido el largo fin de semana, el Comité Político que integran los ministros afincados en La Moneda y los Presidentes de los Partidos oficialistas ocuparon parte de esta reunión para que los dirigentes llamaran a la Presidenta a definir con “la mayor inmediatez” el futuro de Aleuy. Cualquiera sea la decisión de este último, ya las plumas están en el viento, con un conflicto en la Araucanía en suspenso y que ha logrado de parte de sus protagonistas doblar la mano al Gobierno.
No sería grato para Aleuy regresar con la cola entre las piernas, particularmente después que la propia Presidente explicitó que el giro del Gobierno en la Araucanía fue adoptada desde una postura autoritaria.
Como sea, jarrón roto o plumas al viento, la jefa de Estado quemó su más apreciado bastión, que le servía con lealtad y por sobre los integrantes de su incondicional círculo de hierro, que en muchas oportunidades ha adoptado decisiones nefastas.
La historia de Aleuy sobre su renuncia o paréntesis- ya lo sabremos- tiene continuidad en las siguientes semanas y por eso nuestra columna del viernes pasado en el Semanario “Tiempo” la enfocamos en la repitencia del estilo presidencial para alejar a sus colaboradores más cercanos en temas de tanta relevancia como la Seguridad y la Economía y que además presentan un denominador común: son incondicionales que han intentado imponer estrategias para zanjar los adversos resultados en esas áreas, pero se han estrellado con el estilo Bachelet o con lo que es su ruta, su verdad, su estrategia, sus propósitos, todo eso puede incluir la voluble brújula de la mandataria.
Les invito a leer esta columna
Una Historia que se Repite
Semanario “Tiempo” – 06/10/2017
El Gobierno ha optado por la peor fórmula al mantener el suspenso sobre la que sería la partida definitiva del subsecretario del Interior Mahmud Aleuy, pero esta opción de La Moneda se sustenta en el escaso espacio que tiene para recomponer un gabinete profundamente fraccionado y además porque la crisis ocurre en el peor momento, a 6 semanas de la elección presidencial.
Efectivamente, las razones de una renuncia que los medios aseguran está sobre la mesa presidencial, deja al Gobierno de cara al país en la ratificación de los sucesivos quiebres al interior del Gabinete y, por sobre eso, la ausencia de una política de Gobierno de cómo abordar las crisis internas y los conflictos sociales que hoy enfrenta el país.
Han aflorado una vez más las contrapuestas visiones que han coexistido en el Gabinete, en el bloque oficialista y las confusas señales que envía la propia gobernante a los asesores que le acompañan.
Esto último- vocear una estrategia y luego optar por otra- se ha constituido en un preocupante sello de Bachelet.
De lo anterior, hay suficiente evidencia en las 3 salidas ministeriales emblemáticas durante esta Administración y las razones que las impulsaron.
La primera fue la del ex ministro del Interior Jorge Burgos, quien partió tras sucesivos conflictos con el círculo de hierro que rodea a la mandataria. El mayor desaire fue enterarse por los medios que Bachelet llegó a la Araucanía sin que se le comunicara una decisión vinculada a su cartera.
Una situación similar vivió en agosto pasado el equipo económico tras las profundas diferencias sobre el destino del Proyecto Minero Dominga, cuando los ministros de Hacienda, Rodrigo Valdés; el subsecretario de esta cartera, Alejandro Micco, y el titular de Economía, José Luis Céspedes, abandonaron La Moneda porque la mandataria optó por desestimar la inversión.
Ahora la historia se repetiría con Mahmud Aleuy quien ha resentido el viraje para enfrentar el complejo escenario de la Araucanía, del cual también se enteró por una vocería del titular de su cartera, Mario Fernández.
Si Aleuy se va, La Moneda concretará su décimo cambio ministerial con 17 titulares que ya no están de los 23 que llegaron en 2014.
Muchos de ellos salieron en medio de polémicas y hasta un ministro (Jorge Insunza) duró un mes. Pero las 3 crisis que hemos relatado son las que principalmente dan cuenta de falta de cohesión, conflictos e incomunicación en este Gobierno y su conglomerado.
La actual crisis dañaría a los 2 candidatos presidenciales vinculados al Oficialismo y la Presidenta haría bien en zanjar la situación de Aleuy, porque cada día que el subsecretario transcurre entre el limbo de “vacaciones” o “renuncia” se alza como una sombra que no beneficia a las volátiles cifras de adhesión que muestran sus candidatos.
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