Tras leoninas ganancias, ¿Por qué no crear un Ahorro Colectivo con utilidades GES de las Isapres?
Mientras el Gobierno ofrece repartir la miseria entre los pensionados, con cargo al bolsillo de los trabajadores formales, la noticia golpea tras el largo fin de semana con la información que las Isapres lograron este primer semestre, utilidades 135,8% mayores que el mismo periodo de 2016.
La fuente es la Superintendencia de Salud, que aparte de su rimbombante nombre, ninguna atribución tiene para formular proposiciones de qué hacer con estas ganancias, que la Superintendencia asegura provienen en un 46% del Sistema GES.
Así, las aseguradoras profitan de una ley que fue pensada para favorecer a los pacientes, pero como está mal formulada, carece de todo sentido ser usada por el público de isapres, al menos el que dispone de algunos recursos para enfrentar sus tratamientos en forma particular.
Y eso ¿por qué? Ah, porque el médico, el tratamiento y las intervenciones no son de libre elección. En algunas isapres cuentan con un especialista y por tanto el paciente viene a integrar una lista de espera, nunca tan dramática como la del sistema público, pero esa es la realidad del sistema GES o AUGE que representa pingües ganancias para las aseguradoras y dubitativos beneficios para quienes pagan por un servicio que cubre patalogías complejas y por lo mismo los pacientes quisiesen un programa más garantista.
La experiencia de un informante que hace uso del GES ha sido que hay enfermedades de alta especialidad que son atendidas por médicos generales, ha recibido recetas de lentes que están erradas, lentes que han ido a dar a la basura, y en el caso de la IV Región, la operación de cataratas debe practicarse en Santiago.
Esa realidad, debe ser similar en otras Regiones.
Por tanto resulta sumamente injusto que en cada periodo, la Superintendencia de cuenta de estas grandes ganancias y que la explicación sea el Fondo GES.
Y si el Gobierno se puso solidario con el dinero de los cotizantes de AFP´s ( nuestra columna del viernes diseccionará tal tema) ¿por qué no replicar la modalidad en Isapre con las platas GES que efectivamente vaya a una mejor atención de los usuarios de escasos recursos, con médicos especialistas mejor remunerados por este ilusorio programa de enfermedades catastróficas. Un médico que se inscribe en GES recibe un bono de atención por $ 13.000. A esa suma, el centro médico resta gastos de administración y escasos profesionales de gran demanda en consulta estarán dispuestos a atender por GES. Muchos responderán que debe aplicarse la naturaleza social de la medicina, pero resulta más válido cancelar una apropiada consulta que resuelve la situación del paciente, al profesional que ha tenido años de formación y se ha preocupado de su especialización. Eso, es más lógico que estos recursos pasen a sumar las utilidades de las aseguradoras.
Por qué no estructurar, al igual que el proyecto previsional, un Fondo de la Solidaridad GES que permita generar los incentivos para que los más prestigiados especialistas se adscriban al Programa.
La realidad de ganancias GES expropiadas por las Isapres es un escándalo.
Veamos cifras de esta ganancia de pescadores.
Ganancia real del sistema: $ 55.646 millones
Las mayores utilidades están concentradas en Banmédica y Colmena con 16 mil millones y 10.000 millones respectivamente.
¿Cuánto tardará este Gobierno o el próximo en generar las condiciones para que las utilidades Isapres versus los beneficios del paciente sean más simétricos?
Un ejemplo: por lentes multifocales, cuyo valor está por sobre los $ 300.000, en la última adquisición mi aseguradora me devolvió $ 23.000, tras años en que he generado muy escasa demanda de atenciones.
Esta industria además está ajena a la labor preventiva, de primera importancia en la salud. Tal tarea tiene un imperativo ético para un sector que ha hecho un negocio con la salud de los chilenos.
Tal tema lo abordo en el último artículo escrito para el Semanario “Tiempo” sobre la prevalencia e incluso aumento del VIH, cuyo texto les invito a leer.
Y…….¿SI DA?
Semanario “Tiempo” – 11/08/2017
Es la pregunta que ya no se hacen los jóvenes con respecto al contagio del Sida al entrar en relaciones riesgosas.
Ellos responden a uno de los grupos más vulnerables porque han entrado a su etapa de actividad sexual tal vez con escasa información, o con algunos paradigmas erróneos, como lo es la focalización del mal en algunos grupos de determinado comportamiento sexual.
Pero hoy Chile despierta a la realidad, que tal vez para muchos contagiados será tardía, cuando las cifras dan cuenta de un aumento de enfermos, del crecimiento en las tasas de letalidad y de muchos infectados que ignoran estar contaminados.
Esto último no es un hecho menor, ya que el propio Ministerio de Salud admite que apenas el 7% de la población sexualmente activa se ha practicado el Test de Elisa, y ha reconocido aumentos del contagio de un 66% en el último quinquenio.
Tal guarismo, señala Onusida, nos sitúa a la cabeza de la mayor tasa de contagiabilidad en América Latina, y según el Dr. Alejandro Afani (Centro VIH, U. Chile) superamos en peores cifras a algunas naciones africanas.
El descuido, omisión e irresponsabilidad apuntan a todos los pilares con que se debe enfrentar el mal: la prevención, la educación, el tratamiento y el diagnóstico y a todos los intervinientes: Gobierno, Familia y sector privado.
En estos últimos años no se organizaron campañas y también frente a las múltiples dificultades y diferencias para estructurar la necesaria información sexual, se ha abandonado el contenido que debiera incluirse en el curriculum educacional.
El mayor aumento en los casos sida es en jóvenes entre 20 y 29 años, y, por cierto, responde a la generación que no creció en el pavor que causó esta epidemia del siglo XX Por el contrario, crecieron entre afirmaciones erróneas que han sido repetitivas en estos últimos años: que es una enfermedad controlable y su letalidad ha sido derrotada.
Pero lo cierto es que no está controlada y la tasa de letalidad aumentó de 2,3 a 3% por cada 100 mil habitantes.
Hoy se reacciona ante una realidad de un aumento gradual que no explica la bajada de brazos en campañas gubernamentales, pero también habría que preguntarse ¿por qué las isapres son las grandes ausentes en esta trascendental tarea? Con sus magnas utilidades, pellizcar sólo el 10% de esos montos los situaría en una tarea que por ética les corresponde.
Y ya que esta colaboración no nace de forma espontánea ¿en qué están nuestros legisladores que no lo establecen por norma?
Aquí hay muchos responsables: no olvidemos los padres, muchos escabullendo el bulto de su tarea; los medios de información, faranduleando con infidelidades, los suprehombres y superwoman sexuales.
Una campaña en las rutas y el idioma actuales de los jóvenes-las redes sociales- es a nuestro criterio lo más apropiado, acompañada por padres asesorando a sus hijos en decirles: “jovencitos, el Sida SÍ DA”.
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