La Politiquería por sobre la Protección de los Niños Abandonados de Chile
A 2 días que la Presidenta Michelle Bachelet recibiese una placa de reconocimiento de manos de la Directora Regional de Unicef, María Cristina Perceval, por “su compromiso con la primera infancia en Chile a través de programas como Chile Crece Contigo”, estalla el escándalo del Informe de la Comisión Sename II rechazado por cuestiones políticas en la Cámara de Diputados.
El rechazo a un texto que resume las faltas, las malas prácticas del Servicio y de funcionarios y unas 64 recomendaciones para ir al fondo de la reparación en esta enorme deuda con los niños más abandonados de Chile, planteó un fuerte cuestionamiento hacia autoridades de Gobierno, que una vez más hipotecaron llegar a la verdad de lo acontecido para proteger una figura emblemática de la política contingente.
Nos referimos a Javiera Blanco, situada en la mayor protección de la mandataria, quien defendió también el rechazo del Informe, en aras de amparar a su cuestionada colaboradora, ex ministra y designada por la mandataria miembro del Consejo de Defensa del Estado.
Designación esta última que causó inmensa polvareda, tras que Blanco debiera ser sacada del ministerio de Justicia, precisamente por no haber aplicado políticas de re-estructuración en el Servicio Nacional de Menores, recomendadas por la Comisión Sename I y contenidas en un mediático anuncio presidencial de re-estructuración del Sename.
En un acto de plena arrogancia, para acallar las críticas provenientes del ámbito de la justicia, de la abogacía y desde sectores políticos, la Presidenta justificó su designación en un cargo que mantendrá a Blanco hasta los 75 años de edad, como miembro del CDE señalando que estaba dentro de la potestad presidencial hacer tl designación. Ha llegado hasta esa instancia con los menores méritos que se tenga registro y donde por tradición se designaban a juristas de la más elevada calificación entre sus pares. Blanco asumió, por tanto, el cargo en el CDE en medio de fuertes cuestionamientos que el tiempo se ha encargado de justificar, porque además del Caso Sename, ella está entre los llamados a declarar también por el Caso Pacogate, como última subsecretaria de Carabineros y ahora vuelve a resurgir en esta polémica por el Caso Sename II.
Como el lector puede observar nos hemos apartado absolutamente del hecho que debiera constituir la prioridad: los niños Sename y las graves acusaciones en torno a éste: decesos no explicados, abusos y maltrato infantil, para comentar cuestiones políticas relacionadas.
Porque esa ha sido la línea de este escándalo, quienes están llamados a investigar y luego la Cámara han abandonado la cuestión de fondo y principalmente sus víctimas, los niños y adolescentes, dejando también de lado su deber de sancionar a quienes se apartan de su función pública al ocupar elevados cargos. Desde estos se les encomendó imponer correcciones a cuestiones tan sensibles como las acusaciones de que son víctimas los más abandonados de la sociedad: los niños cuyos padres, por diversas motivaciones, justificables o inexplicables, están impedidos de sus cumplir su rol parental y por tanto es el Estado el que está llamado a brindar esa protección. El desamparo y las agresiones causadas debieron constituir lo medular del interés parlamentario y no fue así.
De esa forma, el rechazo del Informe Sename, el segundo que se emite sin que se asuman acciones rectificadoras, el reconocimiento de la verdad y las responsabilidades, convierte en partícipes de este abandono a todos los parlamentarios que votaron favorablemente el rechazo a un documento que identifica falencias, malas prácticas e irregularidades.
Fue el propio diputado PPD, Ramón Farías, presidente de la Comisión Sename, perteneciente al conglomerado del Oficialismo, quien denunció “el intenso lobby” cumplido por los ministros Nicolás Eyzaguirre, ex ministro de Educación, quien tal vez no quiera otorgar patines a los niños Sename; la vocera oficial, Paula Narváez, quien acusó que ésta era una maniobra de la oposición, en circunstancia que la Comisión Sename cuenta entre sus miembros a una mayoría de parlamentarios oficialistas, es decir, se derrumba su argumento, y la ministra del Sernam, Claudia Pascual, defensora de la equidad.
Sumemos a Camila Vallejos, miembro de la Comisión, quien tras este intenso lobby, cambió su postura de condena de Blanco, asumiendo una disciplinada postura gubernamental.
Se incorporó la Presidenta, a pesar de su flamante reconocimiento por Unicef, llamando a respaldar este rechazo y argumentando que “todos somos responsables por el escandaloso abandono de deber en el caso de niños Sename”. Olvidó que en este caso el abandono del deber de proteger a los niños es de responsabilidad de quienes cumplen altos cargos y está en sus manos corregir la gran deuda, es cierto por décadas, de niños “protegidos” por el Estado.
Y precisar en el mismo ámbito que a la ministra Blanco se le acusa de “negligencia inexcusable” porque al año 2013, hubo disposiciones que luego fueron ratificadas en 2016, tras el anuncio que hizo la misma Presidenta Bachelet, de un proyecto de re-estructuración del Sename y el otorgamiento de $ 2.500 millones para iniciar esa re-organización.
“Una reforma de fondo e inmediata” señaló la mandataria en octubre de 2016.
Dirigentes representantes de funcionarios de este servicio han denunciado en reiteradas ocasiones que todo sigue igual en los Hogares Sename y que los citados $ 2.500 millones han sido ocupados sólo “en comprar mobiliario”.
Hoy la vocera del Gobierno, Paula Narváez, ha salido a defender el lobby practicado por ministros ante la Cámara de Diputados, señalando que tal práctica es “absolutamente legítima”. Esta declaración me recuerda nuestro artículo titulado “El Cuento del Lobby” para referirnos a una ley que nació muerta y que no aplica entre autoridades del sector público…lamentablemente, ya que eso permite a la ministra Narváez defender la “legitimidad” del lobby.
Los niños Sename han sido “botín” de una condenable politiquería en que priman los dividendos políticos por la escandalosa situación de fondo el abandono, el abuso, las muertes no explicadas, la falta de servicio, y la captura política de una institucionalidad donde los puestos cupulares son designados por tómbola política. Eso, para gobernar un servicio de vital importancia social, donde los cargos clave debieran ser concursados por el Sistema de Alta Dirección Pública y ajustado a calificaciones apropiadas.
Por eso, la iniciativa anunciada en 2016 por la Presidenta al anunciar la postergada re-estructuración del Sename en la cual declara la intencionalidad de “hacer que los niños vulnerables dejen de ser invisibles del sistema” no se las lleva el viento, sino la lucha por el Poder y es una caricatura.
¿Qué pensará sobre esta escandalosa decisión parlamentaria, María Cristina Percival, la directora regional que entregó un reconocimiento a la Presidenta en nombre de Unicef, institución uno de cuyos principios es el bien superior del niño, un principio que permea cualquier política en bien de la niñez y la adolescencia?
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