Sismo, Tsunami, 3 temporales, delincuencia, roedores y enfermedades ¿Quién aguanta?
Cuanto lamento no haberme equivocado. Hace 5 semanas redacté una columna para el Semanario “Tiempo” titulada “La Cuarta Calamidad”, cuyo eje central es el abandono en que está una treintena de familias residentes en las Poblaciones Gabriela Mistral y Baquedano de la IV Región.
Un abandono que data desde el 17 de septiembre de 2015, hace 2 años, cuando el terremoto y tsunami les destruyó sus modestas viviendas. Desde esa fecha se mantiene la promesa del subsidio, que ni es tanto, porque en rigor el Gobierno paga por esos terrenos que según se ha señalado se destinarán a un Parque Acuático, para que estas familias puedan adquirir una casa digna.
Escribimos el texto a propósito del inusual diluvio que vivió la IV Región, una circunstancia climática desacostumbrada para una Región que vivió 10 años de sequía e históricamente adaptada a una baja pluviosidad.
El temporal mojó sus viviendas, al interior también, ya que aguardando la promesa del subsidio no han hecho reparaciones de sus azotadas viviendas.
No hubo auxilio durante la emergencia del temporal registrado en la segunda semana de mayo, apenas un nylon que de poco sirvió cuando las casas ya estaban bañadas por la persistente e intensa caída del agua.
Luego se comprometió una ayuda por familia ascendiente a $ 1 millón para resarcirles de esta nueva catástrofe, que se venía a sumar que como ya hay vivienda abandonadas y demolidas, desde 2015 están enfrentados al polvo, a delincuentes y drogadictos que se han instalado en las casas abandonadas y a los roedores que llegan hasta las unidades habitadas en busca de comida.
Desolador panorama.
Según han señalado, aún no se entrega esta ayuda del millón de pesos, y recién están recibiendo la primera remesa de un subsidio para adquirir otras viviendas. En esa espera, ha debido sufrir el rigor de otras dos lluvias intensas, que dejaron como huella una gran humedad, hongos y enfermedades en adultos y menores.
Y siguen aguardando……
Por eso, al comienzo de este relato señalé que lamento no haberme equivocado, porque reservé la columna que escribí para el Semanario “Tiempo”, sabiendo lo que iba a ocurrir: a los vecinos les llovería sobre mojado, sin que las promesas se concretaran.
El editor del Semanario “Tiempo”, Víctor Hugo Villagrán, me contaba que similar situación ocurrió a propósito de la sequía, la ayuda llegaba cuando los cabritos y las plantaciones estaban muertas.
Es el ciclo que viven modestos ciudadanos de sufrir en carne propia las razones de por qué la Opinión Pública está enojada con autoridades y políticos que acumulan promesas, decepciones, lejanía y siembran el caldo de cultivo para el Populismo de cual luego se lamentarán, victimizándose ante la pérdida de la Democracia.
El drama de la Baquedano y la Gabriela Mistral representa el proceso de todas la catástrofes que los chilenos viven en los sectores más modestos del país.
Les invito a leer mi columna “La Cuarta Calamidad”, lamentablemente actualizada tras los 2 últimos temporales de este crudo invierno en la IV Región:
La Cuarta Calamidad
Publicado en Semanario “Tiempo” el 19 de mayo de 2017
A los Barrios Baquedano y Gabriela Mistral de Coquimbo les han azotado 4 calamidades.
La primera fue el tsunami de 1922, cuando recibieron olas de hasta 7 metros.
Hace 2 años les ocurrió lo mismo. Terremoto y tsunami se ensañaron una vez más con estos antiguos barrios.
La reciente semana vivieron su tercer desastre, con el diluvio de 2 días que se dejó caer sobre la Región.
Y su cuarta calamidad han sido los escasos avances de reconstrucción prometida por el Gobierno, tras la catástrofe telúrica de 2015 que pese al año 8 meses trascurrido, aun hay residentes que deben vivir en sus inmuebles dañados, co-habitando con la amenaza de roedores que han llegado producto de demoliciones y casas abandonadas ocupadas ahora por delincuentes. y adictos.
Sin esta cuarta calamidad, el drama por el temporal recién pasado no sería tal.
Hay familias que aun esperan la tramitación del subsidio Serviu, y luego cumplirán 2 años tolerando con resignación ese retraso.
¿Tanta puede ser la demora para otorgar solución a los más modestos, cuya básica aspiración es contar con una habitación digna?
Nos relataba una residente que en el tsunami sintió que el agua llegó a sus pies y alcanzó media pierna. En este temporal, el agua le llegó por arriba, inundó piezas y enseres.
Esto último no debió experimentarlo si funcionara la lógica que ya debió completarse la asistencia por un terremoto ocurrido hace 20 meses.
Ha debido evacuar a sus niños y a personas ancianas que no quiere exponer al ambiente húmedo.
En la emergencia recibió 2 metros de nylon y un operativo municipal de fumigación, el mismo practicado hace un par de meses cuando fueron invadidos por ratas de cola larga.
Relata que en medio del temporal apareció un camión municipal a cuyo bordo venía un funcionario acompañado por una mujer y un niño a quienes identificó como su esposa e hijo.
Le pidieron ayuda, y la respuesta fue que “estaba fuera de servicio”.
¿Y qué hacía ocupando un móvil que podía prestar valioso trabajo en tal aguacero?
Una foto enviada a la Municipalidad identificando al trabajador no tuvo respuesta.
Los vecinos ya recibieron la oferta para ser trasladados a casas Serviu del sector de la Rinconada, pero la rechazaron por tratarse de una zona sin locomoción, vital para gente que trabaja.
Este drama debe replicarse en muchas familias modestas de la IV Región y de Atacama, azotadas también por este temporal, como segunda catástrofe después del aluvión que enfrentaron.
No es posible contener a la naturaleza cuando, embravecida, muestra su peor rostro, pero no es explicable que autoridades llamadas a asistir a los más desamparados, no sean ejecutivos en brindar soluciones.
Eso está sucediendo aquí y en muchos rincones de Chile.
Es la historia común en que concluyen todos los desastres: al comienzo mucho brío y bla, bla ante cámaras, y luego la burocracia y el olvido.
Comments
No comment