¿Osadía, Aventura o única Opción fue la ruta presidencial de la Falange?
¿Fue una aventura la emprendida por la Democracia Cristiana el separar las aguas de la restante ex Nueva Mayoría para ir con abanderada propia a las próximas presidenciales?
El tema ha reflotado en la medida que no se observa “prender” la candidatura en adhesión de encuesta y también en tanto se reducen los plazos para cerrar las listas parlamentarias.
El fin de semana, el senador Patricio Walker deslizó la probabilidad que en el balotaje la DC pueda declarar libertad de acción, planteamiento que sorprendió y debió disgustar a Carolina Goic porque está implícita una anticipada derrota.
Y ayer surgió como tema de la próxima Junta Nacional de la DC una eventual “revisión” de la candidatura.
Pero, repreguntemos en otra dirección la consulta que nos hicimos al iniciar este artículo: ¿Tenía otra opción la Falange que levantar candidatura propia, tras la bajada que hizo Ricardo Lagos al ser rechazado por su Partido de origen?
Ninguna alternativa, habría que responder y como lo indicamos en su oportunidad, ir a Primarias significaba para los democratacristianos actuar como comparsa de Alejandro Guillier que estaba apoyado por el resto de los partidos del conglomerado.
Enfrentados a tan indecorosa opción, la decisión de llegar a noviembre no tuvo otra alternativa, y es consecuencia de la zigzagueante convivencia vivida por la ex Nueva Mayoría, y los matices álgidos entre la DC y el PC, una convivencia difícil, pero natural entre colectividades con ideologías tan contrapuestas, y que han debido consensuar reformas que tienen implícitas disquisiciones valóricas y de modelos.
Pero no se observe a esta candidatura solitaria como una caprichosa decisión electoral de la DC.
Sean cuales fueren los resultados proyectados, a la colectividad le haría bien llegar hasta la boleta presidencial de noviembre, para medir su real apoyo ciudadano en urna y reflexionar sobre el elevado costo que ha tenido para su pérdida de identidad pertenecer a esta Nueva Mayoría escorada a la izquierda.
La identidad es el activo que a mayor resguardo debieran tener los partidos, en tanto tras ella están sus principios, su doctrina y sus fundamentos valóricos.
Nos anticipamos y escribimos una columna publicada el pasado día 9 al analizar el tema de la identidad que no ha sido en esta campaña privativo de la DC; a Guillier le costó- por cálculo electoral-renocer su identidad. También nos referimo al dilema que enfrentará la Falange en el supuesto escenario trascurrida la primera vuelta…y si es que hay balotaje.
Este último se consolidó al emerger el Frente Amplio con candidatura presidencial.
Les invito a leer ese artículo:
Ser o No Ser
Columna publicada en Semanario “Tiempo” el 09.06.2017
La famosa frase y el dilema de más conocido personaje de Shakespeare deambulan entre las candidaturas presidenciales.
A Hamlet le angustiaba tanto el convertirse en un asesino para vengar a su padre como las mascaradas que llevaban todos quienes le rodeaban: en todos los personajes subyace el afán de engañar para cumplir sus nefastos propósitos: nadie es la blanca paloma que dice ser, incluido Hamlet, quien de pasiva víctima concluyó como un individuo vengativo.
Guardando las distancias con el argumento de esta tragedia universal, a quienes aspiran a llegar a La Moneda les ha complicado el camaleonísmo para atraer votantes.
Ante la amenazante sequía de electores, los candidatos han aclimatado su discurso en diversas direcciones, traicionando su propia identidad.
Sin resultados.
Pero a su vez, tampoco las absolutas definiciones les han sido beneficiosas. Ossandón, Piñera, Sánchez han recibido rechazo frente a proposiciones impopulares.
He ahí el dilema.
Tampoco a Alejandro Guillier le fue bien con el traje de Independiente y eso tenía que ser así, porque era incongruente a su breve trayectoria política.
Los políticos todavía no aprenden que comunican lo que hacen, no lo que dicen.
Ungido senador con un cupo del Partido Radical, participante de los postulados y programas de la ex Nueva Mayoría, aclamado por lo que resta de ese conglomerado, ¿quién creía tal discurso?
En su proclamación del pasado domingo se atrevió a dar el sí a las 4 colectividades que le acompañan- PS, PR, PPD y PC- y además dio otra zancada: se reconcilió con el programa de Bachelet afirmando que no hay vuelta atrás.
Esta es ahora su apuesta, veremos qué impacto tiene en los próximos sondeos.
Un conflicto de identidad hubo también detrás de la decisión de la democracia cristiana para llevar su propia candidatura.
Para la Falange, su paso por la Nueva Mayoría tuvo el elevado costo de contradecir su doctrina de centro, un proceso que se acentuó en tanto ha debido acompañar a un Gobierno y conglomerado que fueron inclinándose a la izquierda en definiciones y valores.
Ahora la DC enfrenta el dilema de ser o no ser, esto es, optar por posicionar su identidad con una votación que, si confiamos en las encuestas, será escuálida o simplemente ceder ante las presiones que recibe desde diversos frentes para abandonar el barco que agoreros estiman se hunde y retornar cuál hijo pródigo a los brazos de la coalición.
Su drama no concluye allí. En segunda vuelta, tampoco habrá caretas. Ya lo han dicho figuras de la ex NM que no tuvieron remilgos en apoyar a Guillier cuando se cayó el laguismo y por tanto, si hay balotaje, nunca se sabe, el todos contra Piñera hará surgir un ente muy escorado a la siniestra, ya que se sumará el Frente Amplio.
¿Qué cabida tiene ahí la Falange?
Que vaya la DC comprando una bonita calavera para meditar ¿Ser o no Ser?
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