El trencito de Guillier

tren guillier

Un emblemático trencito se bailó ayer domingo en el Teatro Caupolicán.

Al ritmo de la Sonora Tommy Rey, militantes de los 4 partidos que apoyan la candidatura de Alejandro Guillier, hicieron el trencito triunfalista, ese que se baila, cuando la fiesta está encendida y  sudadas parejas se unen en un solo cuerpo.

Y decimos que es emblemático, porque el abanderado llamó a la unidad en torno a su  figura y su programa, es decir a ser el conductor de una máquina que él liderará y formarán vagones del PS, del PC, del PPD y del PR, además de los independientes que apuesta a sumar.

En ese  imaginario del candidato- aunque no lo dice- estarán además los remolones para sufragar, todos los derrotados en Primarias o de aquellos que dejará en el camino la Primera  Vuelta, la Democracia Cristiana y  el Frente Amplio.

También señaló que  esta locomotora llevará como ruta, la ya trazada por  la actual mandataria.

Así, Guillier no perdió  el tiempo en su proclamación y envió un mensaje a la  Democracia Cristiana, que espera  sumar a su trencito,  señalando que “no podremos avanzar en estos desafíos sino construimos una sólida mayoría que encarne la unidad en el pueblo. Cuando se quiebra esa unidad, ganan los sectores conservadores, los privilegiados de siempre”, expresó en clara  alusión a la ex Falange.

El eje programático presentado por el candidato tuvo pocas novedades que no fuesen promesas para  sumar votos particularmente del 65% de los votantes que  no fueron a urnas en las últimas municipales.

A esos quiere subir a su máquina que no sabemos  si  funcionará a vapor o será de alta velocidad.

El afirmó que entrará con millones de personas a La Moneda y para reunirlas envió un compromiso a regiones a las que prometió que ahora sí que sí funcionará la “Ley Espejo” y las regiones bajo su Gobierno se verán favorecidas por la normativa que justifica la eterna sangría de recursos nacionales para la ampliación del Metro en la Región Metropolitana.

Entre los llamados ejes programáticos que en definitiva son anuncios o el “qué” sin el “cómo”, habló de poner fin al CAE, pero en esa generalidad, no quedó claro si se terminará como modalidad de financiamiento o  accederá a la petición estudiantil de  pagar esa gran deuda de más de 8 mil millones de dólares, una ambigüedad que deberá explicar.

El resto es como él mismo efectivamente  lo señaló, el continuismo del actual  Gobierno, perfeccionando o mejorando los programas de la Presidenta Bachelet, “que los independientes unidos a los partidos progresistas profundicemos y perfeccionemos las reformas que inició el gobierno de la Presidenta Bachele”.

¡No habrá mirada atrás! “, dijo con vehemencia.

“¡Mejorando lo que haya que mejorar, vamos a fortalecer y profundizar las reformas que están en curso e iniciaremos otras que las familias chilenas necesitan!”

Una declaración de amor  hacia La Moneda y de adhesión a la cuenta pública de la actual gobernante, quien desarrolló similar propuesta mesiánica, que quien, como relata la biblia, se convierte en estatua….

A eso nos referimos en la columna que escribimos para el Semanario “Tiempo” y que les  invito a leer

Diva de la Política

 

Artículo publicado en Semanario “Tiempo” el 09 de junio de 2017

bachelet-cuenta-publica-2017No resulta extemporáneo analizar el discurso presidencial. Ese texto no fue  flor de un día, estuvo dirigido a los electores de las  próximas presidenciales y para la posteridad.

La cuenta pública fue un téngase presente el omnisciente objetivo bacheletista, su verdad absoluta e irrefutable, hacia el “cambio histórico”- dijo- dónde pretende conducir el país.

Aunque en estos 4 años recibió piedrazos hasta de su propia coalición, incluido un misil familiar, construyó contra viento y marea el andamiaje que hoy estima concluido para ser  continuado por su sucesor.

Ya en 2016 dijo que “está la obra gruesa y falta afinar las terminaciones”. Lo volvió a refrendar en esta última cuenta, ratificando que tras  su objetivo, permanece impertérrita  pese al desplome en encuestas,  el quiebre de su coalición, análisis internacionales adversos y la distancia que tomó el candidato de su mismo conglomerado.

Es una “Dama de Hierro”, aunque  el apelativo le disguste porque identificaba a una líder que está en las antípodas ideológicas suyas, Margaret Thatcher.

Es tal su convencimiento de hacia dónde hay que escorar el país que prevalece en ella la certeza de que algún día  el país se lo agradecerá.

Muchos mandatarios han apelado a esta promesa mesiánica para justificar lo que hoy se rechaza. Hay hasta una comparación más odiosa, si recordamos que Pinochet motejó a los chilenos de “malagradecidos”.

Ningún gobernante deberá rendir cuenta de tan aventurada proyección.

Bachelet tiene tal inconsciencia de los costos gruesos de su gestión que esta última oratoria la inició destacando una  visión apocalíptica del país que recibió.

Dijo que era “Un Chile de contrastes injustos, donde prácticas indeseables se volvían habituales; donde las debilidades en la economía y la política se convertían en un freno para el progreso y donde las buenas rachas no estaban siendo aprovechadas para el desarrollo”.

Tras eso, era esperable que la gobernante  demostrara que tal realidad ha desaparecido, pero el Macondo que dejará  tras su paso por La Moneda no ha suprimido ni los contrastes injustos, tampoco las prácticas  indeseables, menos las debilidades en la economía y la política  no ha sido un motor para  el progreso.

Así como las buenas rachas  no han sido aprovechadas  para el desarrollo.

Pero no  nos sorprendamos de incoherencias discursivas, es una cultura instalada en la clase política para dogmatizar lo que en la práctica no cumple.

Un discurso absolutamente pragmático y político el de Bachelet, quien se dio además el lujo de anunciar la línea 7 del Metro, el bono dirigido al mayor conglomerado de electores concentrados en  la metrópolis.

Bachelet, una  diva de la política, nos invita a hacer un dogma de fe en las realizaciones que veríamos en algunos años y además  nos  convoca a elegir la continuidad para alcanzar ese legado histórico.

Susana Pozo Pizarro, es Periodista (UCh), Magíster en Información Económica. A nivel profesional ejerció en formatos de Televisión, Radio, Periódico y Revista. También se desempeñó en Comunicación Corporativa y culminó su carrera como Editora y Columnista del sector de Economía en Diario “El Mercurio” de Valparaíso. A nivel académico ocupó cargos en la Universidad de La Serena como académica, Directora de la Escuela de Periodismo y vicedecana de la Facultad de Ciencias Sociales y Administrativas. En 2008 recibe el Premio “Elena Caffarena” que otorga el Gobierno para reconocer a mujeres destacadas en su ámbito profesional. Hoy es columnista del Semanario “Tiempo” de La Serena y maneja este sitio para analizar la actualidad así como otros temas de interés. Nos estamos acercando a 1.800 seguidores en twitter y un número significativo que nos siguen a través del contacto directo y de correos. Nuestro interés es otorgar análisis independiente y acogemos comentarios que pueden observar enfoques distintos y opuestos al nuestro.

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