Narrativa afroamericana fue el David contra Goliath del Óscar 2017
“Moonlight”, cuyo tema son los diferentes, es a la vez un filme diferente a sus predecesoras como ganadoras del Oscar a la Mejor Película.
Desde la forma, es una realización simple, sin estridencias, expresa su mensaje sin vociferarlo y sin los fuegos artificiales de magnas producciones.
Eso permite que el espectador prácticamente acompañe a la cámara en su recorrido por un barrio marginal de Miami.
En esa misma línea, su narración es a veces cancina, distante de la cámara veloz y el relato raudo, en ocasiones extenuante y a veces complejo al que hoy se recurre hasta para impresionar.
Su narrativa es prácticamente lineal, no tiene bifurcaciones. Las elipsis se expresan sólo en gestos corporales y en miradas cargadas para sugerir lo que no se dice. “Moonlight”, en definitiva, es una producción limpia, desprovista de arrogancia para plantear su discurso.
A excepción del bullying escolar, “Luz de Luna” carece de despiadadas escenas de violencia, las esperadas en el imaginario de un barrio afroamericano de Estados Unidos.
La violencia está por tanto remitida a la atmósfera hostil, familias fragmentadas y nulas expectativas de un mejor horizonte en niños y jóvenes criados en un ambiente adverso, donde parecen no tener cabida las proyecciones de un mejor porvenir.
A pesar de ello, es una película intimista, sustentada en las emociones de su protagonista. Se desarrolla además sólo en la cotidianeidad de un barrio donde hay un patrón organizacional jerarquizado y co-dependiente a la venta de drogas, como el negocio que hará triunfar o subsistir.
No hay otras locaciones, y su director, Barry Jenkins, encapsula su realización para contar una historia de afroamericanos sólo con actores de esa ascendencia.
En ese sentido, “Luz de Luna” no es la recurrente cinta del enfrentamiento ntre el negro y el blanco, nada de eso aborda.
Jenkins muestra el otro lado de la moneda del imaginario de los afroamericanos viviendo complacientes en el dominio de sus barrios mediante la droga y plantea, en contrapunto, el panorama gris de los diferentes, que no comparten esta opción de vida ni su violencia, aquellos de distinta naturaleza que deben enfrentar la ausencia de otras oportunidades a las que quisieran acceder.
Aun en medio de ese clima, asoma como una extravagancia o rara flor el apoyo, el afecto y la compasión que inspira curiosamente en uno de los capos de la droga, el atormentado personaje protagonista, Chiron, cuya niñez, juventud y adultez se narra en esta singular cinta que desde la simpleza se impuso sobre onerosas producciones.
La relación entre el niño- cuyo hostigamiento llega al punto que se le moteje “Pequeño”- y esta especie de padrino es la que otorga un matiz esperanzador en la etapa de infancia.
Muy merecido el Oscar al Actor Secundario que obtuvo Mahershala Ali, quien interpreta a Juan, el capo cuyo corazón se abre ante el acosado menor.
Una de las escenas más hermosas se da justamente cuando en luz de luna, Juan lleva el niño al mar y le enseña a nadar. Es un mensaje metafórico de este hombre que intenta guiarlo para enfrentar un medio adverso y carente de afecto.
El lado sombrío del mensaje es que Chirón fracasará en su intento de desvincularse de esta realidad.
Pero ese no es el corolario final de este filme, que intento no contarlo, sino escenas de gran belleza cinematográfica- pletóricas de lenguaje gestual- no recomendables para aquellos que no comparten la diversidad, la inclusión y la aceptación.
Junto con el Oscar a la Mejor Película, “Moonlight”, obtuvo los galardones al Mejor Actor de Reparto ya comentado y al Mejor Guion Adaptado.
Por último comentar que con este largometraje se repite la misma particularidad que con “Historia de un Oso” en 2016 que dio a Chile su primer Oscar, a pesar que competía con realizaciones muy bien posicionadas en Hollywood.
Esta “Luz de Luna” también fue un David contra Goliath.
Si es tolerante, vaya a verla.
Peliculón. Merecida ganadora, pero con dos observaciones.
1. Contó con el “subsidio a la diversidad”, tan recurrente en la Academia.
2. Si bien Jenkins reconoció la influencia de Wong Kar-Wai en su estilo, por momentos hay un homenaje excesivo a In the Mood For Love o Happy Together.
Saludos!