Sename: una Caja de Pandora de nuestra Fracasada Protección
Se aproxima Navidad y seguimos recibiendo mayores antecedentes sobre los espeluznantes casos de que han sido víctimas los niños albergados en Hogares bajo el rótulo del Sename.
En el caso de Lisette Villa, la menor que falleció víctima del fracaso del país para otorgarle debida protección, nuestra percepción es que su deceso se debe a omisiones que el Estado pudo haber previsto y no lo hizo, porque los últimos hechos relatados dan cuenta de una incorrecta manipulación de las cuidadoras para asistirla en la emergencia.
Esa es una noticia en desarrollo pero como sea, por omisión o intensión, su muerte simboliza el desprecio, la indiferencia, la discriminación y la subestimación de nuestro capital más preciado, nuestros niños.
A los menores Sename se les desestima porque todo indica que durante décadas esta organización fiscal ha sido más un instrumento para instalar operadores políticos que generar un programa que permita efectivamente cumplir con el mandato primario que fue el proteger a niños que por su pobreza no pueden contar con el cuidado de sus padres.
De otra forma no se explica que las cuidadoras que debieron asistir a Lissette, no contaran con la capacitación suficiente para asistirla y tener internalizados los protocolos que debieron culminar con la asistencia en un centro especializado.
En otros casos- tal vez en muchos de los decesos que hoy salen a la luz pública- hubo indiferencia porque la discriminación atribuye a esos niños un menor valor.
Bajo esas circunstancias murió en Temuco otro menor reducido a golpes y tortura, bajo acusaciones que no resultaron ciertas. El niño había huido de una casa Sename y de cuya fuga no se dio cuenta: si su vida le hubiese importado realmente a sus cuidadores, tal vez no hubiese llegado a tan trágico final.
Las preocupantes afirmaciones formuladas ayer por el ministro de Justicia, Jaime Campos, quien comparó el Internado liceano que él ocupó hace 6 décadas con la sede donde falleció Lisette, simbolizan y sintetizan la indiferencia, insensibilidad y desconocimiento existente con nuestros niños desamparados.
El titular de Justicia- quien debiese liderar acciones para reestructurar el Sename- hizo analogías desvinculadas de toda realidad, arcaicas y antediluvianas, que han merecido el rechazo y acrecentó la inquietud por la incapacidad que está mostrando el Gobierno para avanzar y resolver el escandaloso fracaso que quedó en evidencia este año para atender a niños abandonados, una situación que ha permanecido latente por décadas sin que exista voluntad política para resolverla.
El tema lo abordamos la semana pasada en la columna que escribimos para el Semanario “Tiempo”. Nos enfocamos en los énfasis que ha puesto el Gobierno en la asignación de recursos financieros para enfrentar este escándalo, cuya superación debiera ser prioritaria.
La asignación complementaria para encararlo representa una mezquindad en comparación con dinero destinado a sectores que no correspondería prestar ayuda estatal.
Les invito a leer este artículo.
¿Pascua Feliz para Todos?
Publicado en Semanario”Tiempo” el 16/12/2016
La semana próxima pertenece a los niños, quienes vivirán la fantasía de una tradición que sincretiza leyendas y creencias.
Todo muy bien, con excepción que la arraigada desigualdad existente se proyecta también en estas Navidades 2016, cuando concluimos un año en que se ha desvelado un país con una profunda deuda social con los niños de menores recursos, particularmente con aquellos que requieren la intervención del Estado en la atención de sus necesidades más básicas.
La Presidenta Bachelet ha dicho que “siente vergüenza” por el trato que hemos otorgado a esos menores, a propósito de 2 escabrosos casos que sucedieron esta semana en que las víctimas fueron una vez más niños vinculados al Sename.
El bochorno presidencial es insuficiente para la falta cometida por años, porque el país tuvo todas las oportunidades en las últimas décadas de “dorada” economía para corregir esta “vergüenza”.
No lo hizo y continúa no haciéndolo.
Porque la situación deficitaria de la economía nacional, no justifica que se apliquen presupuestos mezquinos que no enmendarán la vergonzosa infraestructura, no mejorarán el recurso humano y no rescatarán a los organismos de atención infantil de manos políticas que se reparten cargos sin que los designados cuenten con la especialización e idoneidad apropiadas.
Resulta escandaloso que a cuestiones que podríamos calificar de “suntuarias”, el Gobierno les otorgue mayores aportes que el entregado al Sename para suplir deficiencias.
Dos ejemplos que dan cuenta que los niños no son prioridad en la política de Gobierno: Televisión Nacional y el aporte estatal millonario (US$ 100 millones= $ 65 mil millones), “vergonzosamente” superior al otorgado al Sename ($ 2.500 millones).
Segunda “joyita” en el regaloneo de platas fiscales que merecerían mejor destino: el millonario aporte de $ 5.000 millones- el doble que el Sename- entregado a la Iglesia Pentecostal para la remodelación de un templo.
La mandataria tiene mucha razón: debemos sentir mucha vergüenza, particularmente aquellas autoridades en cuya voluntad está resolver asignaciones presupuestarias para el sector social.
Una gran primacía debieran ser los recursos destinados a los maltratados niños Sename, los más pobres del país. Deben situarse entre el 8% de menores que viven en extrema pobreza.
Por eso, la “Pascua Feliz para Todos,” que suena en esta fecha como monserga para atraer el consumo, tiene nulo sentido para los menores del Sename, enfrentados a una multiplicidad de vejaciones, entre éstas la indiferencia de los Gobiernos ante la realidad que viven.
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