Y cuando quienes se van, cometen el último abuso
Nuestra incultura, lamentablemente, aflora en ocasiones por los 4 costados. Ocurre cuando hay que dejar el cargo a regañadientes. Está sucediendo con demasiada frecuencia en el caso de quienes no son re-electos para continuar al mando de una posición en que han saborizado el gusto por el Poder, que parece ser tan adictivo.
En lenguaje coloquial, se van “picados”. ¡Si la Ciudadanía les dijo que No más¡ ¡Si lo más probable es que lo hicieron mal!
Ha sucedido en el traspaso de las alcaldías, fundamentalmente en algunas- no todas- en que la anterior Administración debió entregar el cargo a una tienda ideológica contraria.
Algunas estuvieron en el límite de lo ético, lo presentable y lo reprochable, que en una oportunidad comentamos en estas páginas, a propósito de la asunción al Gobierno en Argentina de Mauricio Macri.
Con una Cristina Fernández, al borde del despecho y la emocionalidad, quien no facilitó la entrega, y no se hizo presente en la ceremonia de traspaso de mando, protagonizando una ausencia inexplicable cuando era el traspaso de la Primera Magistratura, donde estuvieron presentes invitados internacionales y se procedió a un acto formal en la Administración de un país.
Las delegaciones externas no fueron recepcionadas y seguramente deben haber deambulado por la Casa Rosada, sin que nadie les atendiera, en una suerte de autoservicio.
En esa oportunidad, Fernández se llevó hasta el twitter oficial para su casa, barrió con el resto del presupuesto para anticipar algo el pago de deuda, que fue voluminosa, y se despidió con una multitudinaria concentración que protocolarmente no correspondía. Dejó amarre de contratos.
Hasta una jueza debió intervenir para notificarle que su mandato concluía a las 0 horas del día programado.
Todo eso lo contamos en una nota liviana (http://agendalternativa.cl/al-mas-puro/) que es lo que pretendemos hacer con esta crónica en vísperas de dos semanas de fiestas tradicionales y familiares y olvidar las noticias negativas que no cesan.
Al igual que en Argentina, los nuevos jefes comunales se llevaron algunas sorpresas. Como la ex farandulera Cathy Barriga, quien asumió en la comuna de Maipú y en cuyo recorrido por las dependencias alcaldicias, encontró en un sector recóndito una caja de seguridad no contabilizada en el inventario municipal.
La caja estaba vacía, por supuesto, pero no está claro que este artefacto haya sido instalado por su antecesor Cristian Vittori, quien hoy está formalizado por el Caso Basura. Puede venir de anteriores administraciones y no necesariamente para ocultar dinero o documentación non santos.
Vittori se fue 2 semanas antes de concluir su periodo. Y lo hizo enviando una carta al secretario municipal, sin dar más explicaciones que concentrarse en su defensa por el Caso Basura.
Eso también se estila: no hacer entrega del cargo, como lo ordenan los estatutos, dejar todo en orden, inventariado, precisar lo pendiente. Así la Municipalidad fue administrada por 15 días por un concejal designado a dedo para salvar la situación, porque una comuna precisa de toda la formalidad y las autoridades que juraron desvelarse por su progreso para convencer de ser elegidos deben estar hasta el final cumpliendo las tareas.
En la Municipalidad de Hualpén, la sorpresa fue que se cancelaban cuentas por canales de televisión de contenido erótico, servicio entregado en el domicilio del alcalde: un hecho insólito y claramente irregular. Y un abuso.
La ex alcaldesa de Renca (UDI), fiel al slogan que “prendió” -“Renca la lleva”- se llevó, según el nuevo edil, el mobiliario para su casa, los computadores quedaron vacíos de información y con los cables cortados.
De algo parecido se acusó hace algunos años a Raquel Argandoña que ocupó la alcaldía de Pelarco. Nunca estuvo claro que los muebles que se llevó eran de ella- lo que ella explicaba- o era comprados con platas municipales.
Eso puede ser muy transparente. con un inventario actualizado y levantando un acta en caso de mobiliario propio.
En La Moneda también se produjo un blanqueo virtual, cuando el hijo de la Presidenta Bachelet, Sebastián Dávalos, ordenó borrar la información de los computadores de propiedad y uso fiscal, tras dejar el cargo de Director Sociocultural de la Presidencia.
El disco duro estaba sin formato y borrada toda su información, alguna de la cual el juez que instruye el Caso Caval estimaba podía ser relevante en la investigación procesal.
Algo parecido ocurrió con la ex ministra de Justicia, Javiera Blanco, a quien hubo que seguir la pista hasta Antofagasta para que devolviera el notebook de propiedad ministerial.
Y aunque Carolina Tohá entregó el mando de la alcaldía de Santiago muy protocolarmente, ceremonia incluida, el nuevo edil igual se quejó que le dejó amarrados 2.700 contratos, incluidos cargos de confianza.
Estas extralimitaciones no están sancionadas, no están reguladas, tanto en Administraciones Públicas como privadas.
Tales prácticas instalan un manto de sospecha ante la Ciudadanía y justifican la desconfianza que lamentablemente impacta sobre quienes ocupan cargos desde lo público y lo privado.
Es una práxis que se monta a épocas atrás. Precisamente hoy 14 de diciembre fue interrogada en su domicilio Lucía Hiriart de Pinochet, por el proceso en curso para indagar la venta de activos inmuebles cuya titularidad era de Cema-Chile, el imperio femenino que la viuda del dictador administró en forma paralela a lo que hizo su marido en el país.
Se estiman en $ 12.000 millones las sedes que Hiriart ha vendido a la fecha sin que se sepa dónde ha ido a parar la recaudación por esas transferencias.
Aún se mantienen otros inmuebles que estaban siendo administrados por la viuda de Pinochet hasta agosto pasado cuando por propia voluntad renunció a la Presidencia de la Fundación.
No sorprende la irregularidad del cometido de Lucía Hiriart, porque tal anormalidad era el espíritu, la cultura y la política del régimen dictatorial.
Sí el país merecería una explicación porque han trascurrido 27 años- casi tres décadas- en una Democracia que nada hizo por recuperar esos bienes públicos.
Ha sido la obligación incumplida de los sucesivos Gobiernos y en particular del Ministerio de Bienes Nacionales, responsable de cautelar el patrimonio fiscal y en este caso, cuando hay suficientes antecedentes de un historial de irregularidades por 16 años.
Cuesta entender las desprolijidades existentes en cuanto al cuidado de los bienes fiscales y en eso hay un componente ético, al momento que se ocupa un cargo de alto nivel y en específico de aquellos que son consecuencia de una elección popular, donde se prometió trabajar en beneficio de los representados y se terminan cometiendo estas prácticas en provecho personal.
Este artículo iba destinado a introducir un artículo que publiqué la semana pasada el Semanario “Tiempo” sobre el nuevo periodo edilicio, pero éste se extendió demasiado y tiene otra línea, que no es conveniente confundir con el contenido de ese texto, donde identifico algunos problemas en la ciudad de La Serena. Lo dejaremos para más adelante.
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