¡La Nueva Mayoría flirteaba con La Moneda!
¿Y qué gana el país con eso, si en lo inmediato las movilizaciones pedían con violencia y sin violencia terminar con el escándalo previsional?
La Nueva Mayoría, y en particular la Democracia Cristiana, ha comenzado a fumar la pipa de la paz con La Moneda.
¿Por qué se enojaron? No está muy claro, a excepción del impacto en los resultados electorales, cuando ni los partidos ni el Gobierno asumieron responsabilidades y empezaron a mirarse feo.
Afirman que se comunicarán mejor. Yo creo que el país aguarda que la gestión mejore, al interior de La Moneda, al interior del Parlamento, y en beneficio del país.
Que hagan lectura de los principales conflictos que agobian a la ciudadanía y que en lo que resta del período desarrollen una carta de navegación con prioridades que concuerden con aquellas que agobian al ciudadano.
La Democracia Cristiana hizo entrega ayer al ministro del Interior de un documento como un primer acercamiento para descongelar su enojo.
Entre las prioridades mencionadas por la colectividad en una suerte de petitorio, no estaba incluido el problema previsional que es inquietud generalizada de todos los chilenos.
Y hoy hablaron de reconciliación, en medio de un escenario de un Chile paralizado, con protestas y movilización, solicitando una re-estructuración del sistema previsional. Chile arde, pero los políticos son incombustibles.
Ese clamor no fue escuchado por la clase política, absolutamente enfocada en la próxima carrera presidencial, con una Nueva Mayoría afligida porque el Poder puede escapársele de las manos y una Oposición intentando capturarlo.
En eso están.
Ante este “estado del arte” ¿A algún chileno que hoy, mañana o a futuro verá empobrecidos sus bolsillos de continuar las AFPs- sin que se toque un pelo a las leoninas ganancias de tales Administradoras- cuando en lo inmediato podrían “entrar a picar” en las escandalosas comisiones- podría interesarle que la Nueva Mayoría esté amurrada o de nuevo piti y poti con La Moneda?
Personalmente y seguramente a una gran mayoría, en absoluto nos motivan los estados emocionales de la NM.
Les invito a leer el último artículo elaborado para el Semanario “Tiempo” con el berrinche, rabieta, sofoco, llámelo como quiera, de la Democracia Cristiana que muy poco provecho le ha sacado al apellido de centro-izquierda que le otorga a la Nueva Mayoría.
El Empedrado
Publicado en Semanario “Tiempo” el 28/10/2016
¿Qué haría un cojo sin empedrado? ¿A quién culparía?
En la misma está la clase política que para la galería celebra triunfos inexistentes, nos refieren alcaldes con preferencias de hasta un 80% y ocultan que esa cifra responde apenas al 35% del electorado. Pero en su comportamiento acusan la realidad, que esta derrota electoral podría significar el preámbulo de un desastre mayor.
Esta debacle ha dado curso a fuego entrecruzado entre la Nueva Mayoría y La Moneda, con acusaciones mutuas de responsabilidades en una nueva demostración que desde el sector político nadie desea hacerse cargo de los errores, desaciertos y desprolijidades.
Pero no es la abstención electoral la que preocupa al Gobierno ni a la Nueva Mayoría ni a la Oposición.
El incentivo y acicate está en la lucha por el Poder: estas elecciones ya pasaron a la historia y qué importa que sólo un tercio del electorado se haya pronunciado.
Tiene tan poco interés como el responder a los problemas acuciantes de los chilenos, si lo que está en juego es llegar o permanecer en La Moneda para disfrutar del inmenso botín que representa.
El más triste espectáculo proviene de la Democracia Cristiana, cuya presidenta, la senadora Goic, se taimó, congeló su participación en el círculo de poder y aseguró que con su partido “no se juega”.
Pero si ella ha jugado todo el periodo, en apoyar las decisiones del Ejecutivo, ha reiterado un incondicional respaldo al programa de Reformas, lealtad absoluta a la Presidenta, así como decisivo apoyo a la Ley Pro-Aborto, porque su voto fue determinante para continuar su tramitación.
Y ahora se desembarca, pide explicaciones y llora por las pérdidas de dos cupos como si esos fueran propiedad de su partido.
Adicionalmente, no son menores las dificultades internas de la DC, porque el incómodo traje que sobrelleva para participar en la Nueva Mayoría donde debe convivir con el PC, ha profundizado la división entre chascones, colorines y príncipes.
La reciente elección enfrentó a esta colectividad a la pérdida de 13 alcaldías, aunque subió en 37 concejales.
En representación parlamentaria está casi en sus comienzos con 23 diputados, uno más que en 1961, lejos de sus periodos de gloria con 82 escaños. Casi lo mismo sucede en su representación senatorial: hoy con 6 sillones versus 4 en 1961, y en su mejor periodo con 22 congresistas.
La Democracia Cristiana es la colectividad que con Eduardo Frei Montalva logró sortear el tremendo vendaval que se aproximaba.
Fueron también 2 democratacristianos- Aylwin y Frei Ruiz-Tagle- quienes también franquearon el retorno a la democracia con difíciles periodos post dictadura.
Más que taimarse, a la DC le haría bien reflexionar sobre qué ha pasado con su activo electoral.
En ese análisis, de cara al espejo, lo menos rentable para un cojo es echarle la culpa al empedrado.
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