¿Será cierto lo del nido vacío? Dicen que lo viven las parejas cuando los hijos se han ido y queda al descubierto que en el matrimonio no queda nada, nadita de nada.
Creo que el ciudadano está experimentando ese nido vacío…. Se ha quedado sin referente en sus requerimientos, en sus aspiraciones porque en la gran mayoría ya no queda nada, nadita de nada en su confianza con la clase política.
Por eso, apuesto a que en las elecciones próximas, parodiando a Graham Greene y su novela “El Décimo Hombre”, habrá un décimo candidato, que concentrará el voto blanco, el sufragio nulo, la papeleta de rechazo, la abstención.
Junto con este ciudadano apático, desencantado, abúlico, hay elementos en esta jornada que contribuirán a reunir lo que retrató José Saramago en su “Ensayo sobre la Lucidez” y que ya cité en otra columna.
El voto es voluntario y con inscripción automática. Entramos todos pero nos otorgan escapatoria. Me parece democrático.
Por tanto, hay nuevo padrón de votantes: representan una incertidumbre, no tienen cultura de votante y entre los jóvenes se observa una clara disonancia contra el establishment de todos los colores políticos.
¿Es una afrenta a la democracia abstenerse, votar en blanco, nulo? Creo que es un derecho este Décimo Candidato y cada cual decidirá entre éste y el ramillete de los Nueve.
En la novela de Saramago se buscó a los culpables entre los apáticos votantes que no se encantaron con una clase política decadente.
Por eso, una palabra clave en su novela es el término Lucidez. Hay que interpretarlo. Yo lo entendí como la lucidez de los sufragantes que se abstuvieron de cumplir con el llamado deber cívico porque los candidatos ya no les representaban y a su vez falta de lucidez de los políticos incapaces de leer ese mensaje.
En rigor “Ensayo sobre…..” es una segunda parte que complementa la novela “Ensayo sobre la Ceguera” del mismo autor. Esta última plantea un país contagiado por una colectiva ceguera: todos ciegos a excepción de una pareja que tendrá la responsabilidad de guiar a los ciegos.
El final enlaza a ambas novelas y resultaría irreverente narrarlo.
Pero podríamos trasladarlo al escenario del Chile en víspera de una elección. ¿Quiénes serían aquí los ciegos?
Que cada uno lo responda. Yo interpreté a mi manera el mensaje del novelista.
Sólo digo que la clase política está viviendo su propia fiesta. Con encuestas, debates y descalificaciones de uno y otro lado se animan, se entretienen.
¿Los votantes?: estamos en otra.
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