Del cambio de Horario al Tsunami
Horario de Invierno, Tsunami y tango “Cambalache” navegan por las mismas aguas
Se nos apareció marzo y también el Horario de Invierno, porque el Gobierno por fin se convenció que los chilenos se estaban levantando junto con las gallinas; la luz se consumía igual de madrugada y, según explicaron- la principal razón para acceder al cambio fue que se incrementaba el ausentismo escolar.
Y aquellos estudiantes que llegaban a sus salas cabeceaban en la penumbra del aula.
No creo que esa haya sido la razón de fondo, y si efectivamente hay menor concurrencia a clases el Mineduc debiera buscar otras razones para mejorar esa tasa.
Pero, en fin, hagamos como que creemos que un cambio de horario llevará más alumnos a los colegios. Y también confiemos en que el Invierno será sólo de 3 meses porque la medida se extiende hasta agosto, llueve o truene.
La derogación del decreto fue anunciado por un no muy convencido ministro de Energía, Máximo Pacheco, quien habló más del beneficio de suprimir el horario que ahora deberá reponer, que de las desventajas de ésta que era su medida regalona.
Porque destacó que el año pasado en invierno los hogares ahorraron un 1% de consumo, disminuyeron los delitos vespertinos y también bajo la accidentabilidad nocturna.
Y si hay tantas ventajas muy justificables ¿por qué no mantuvo esta disposición?
Según él, para sumarse al clamor ciudadano.
¿Por qué habrá una compulsión a no asumir errores, persistir en posturas y no ejercitar la autocrítica?
Lo anterior no sólo es privativo del Gobierno. También responde al perfil de la sociedad absolutamente refractaria a asumir responsabilidades.
El ejemplo más sublime es lo que está ocurriendo con la clase política: toda enlodada por platas espurias, pero muy pocos, sobran dedos de la mano, para registrar quienes han asumido su mea culpa.
El Caso Tsunami, si fue deplorable que ocurriese, porque significó más de un centenar de víctimas, las responsabilidades penales parecieran avanzar hacia escandalosas sanciones que comprenderían juicios abreviados y reducidas condenas “porque de lo contrario, el Estado incurriría en un elevado gasto”, fue una de las explicaciones y argumentos.
Eso, expresado después de 6 años de investigación y con familiares a quienes hoy, para perseguir indemnizaciones se les estaría exigiendo comprobar el haber escuchado el llamado de permanencia en las casas.
Como si en medio de un sismo, amenaza de tsunami, mi preocupación principal podría ser grabar un anuncio radial.
¿Cómo llegué del Horario de Invierno al Caso Tsunami?
Muy simple la respuesta: Chile- como dice el tango del mismo nombre- es un “Cambalache”: todo mezcladito.
¿No lo cree?
Lea como la letra de “Cambalache” hoy nos calza como de perilla. Y así por último podemos decir que del horario de invierno, llegamos al tsunami y este último nos llevó a “Cambalache”. Pero que este tango es premonitorio del Chilito actual, lo es. Le presto la letra:
Cambalache
Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé,
En el quinientos seis y en el dos mil también;
Que siempre ha habido chorros,
Maquiávelos y estafáos,
Contentos y amargaos, valores y dublé.
Pero que el siglo veinte es un despliegue
De maldá insolente ya no hay quien lo niegue,
Vivimos revolcaos en un merengue
Y en el mismo lodo todos manoseaos.
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor,
Ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador.
¡Todo es igual, nada es mejor,
Lo mismo un burro que un gran profesor!
No hay aplazaos ni escalafón,
Los inmorales nos han igualao…
Si uno vive en la impostura
Y otro roba en su ambición,
Da lo mismo que sea cura,
Colchonero, rey de bastos,
Caradura o polizón.
¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón!
Mezclaos con Stavisky van don Bosco y la Mignon,
Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín.
Igual que en la vidriera irrespetuosa
De los cambalaches se ha mezclao la vida,
Y herida por un sable sin remache
Ves llorar la biblia contra un bandoneón.
Siglo veinte, cambalache, problemático y febril,
El que no llora no mama y el que no roba es un gil.
¡Dale nomás, dale que va,
Que allá en el horno te vamo a encontrar!
¡No pienses más, tirate a un lao,
Que a nadie importa si naciste honrao!
Si es lo mismo el que labura
Noche y día como un buey
Que el que vive de las minas,
Que el que mata o el que cura
O está fuera de la ley.
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