“La Gran Apuesta”

Tan Agraz como la  Realidad misma

Es imposible que este filme candidato a 5 estatuillas Oscar no deje en el espectador un sabor amargo.
Y muy ácido, porque todo lo relatado no es ficción, es muy real, así sucedió. No es tampoco Historia, basta remontarse a 2008 y hasta  la actualidad, cuando aún muchos sufren los rigores de este prolongado drama de la vida real que representó la Burbuja Inmobiliaria.
“La Gran Apuesta”, adaptación fílmica del éxito de ventas de Michael Lewis, describe en un tono hilarante las decisiones de un grupo de codiciosos e insensibles banqueros y financistas que llevó a una debacle internacional  la economía en los países desarrollados y que luego impactó en las naciones emergentes y las empobrecidas.
Fue hace 7 años cuando estalló la llamada burbuja inmobiliaria favorecida por el aprovechamiento de un mercado desregulado que dejó a millones de personas en el mundo sin viviendas, las mismas compradas con mucho esfuerzo y esperanzas, en tanto millones de trabajadores quedaron sin empleo.
Pero no es la crisis del crack bancario germinado en el corazón de Manhattan en Nueva York, en la que se centra preferentemente esta película, sino en la también tenebrosa estrategia que urden cuatro individuos que habiendo identificado y anticipado el colapso económico que sobrevendrá en el mundo entero, optan por apostar contra el sistema financiero para obtener sus propias ganancias.
Todos los personajes representan a individuos que interactuaban en el mundo de las finanzas en Nueva York como marginados y excluidos de la rutilante elite que dio paso a la burbuja inmobiliaria sustentada por una desbordante oferta hipotecaria.
La cinta muestra como ambos- marginados y elite- están obnubilados por lograr la mayor y más rápida ganancia del mercado que permitió acceder al ciudadano con incapacidad de pago a obligaciones de alto riesgo.
Ya sabemos qué sucedió en la vida real: el sueño se transformó en pesadilla para el mundo entero que de una plumada se empobreció arrastrado por este gran fraude perpetrado por la economía más sólida del mundo.
El relato de “la Gran Apuesta” nos conduce por el críptico mundo de las finanzas y los entreverados enlaces y complicidades entre bancos, compañías de seguro, financieras, clasificadoras de riesgo y una prensa complaciente y comprometida.
El elogiado director Adam Mackay convierte esta siniestra realidad, que aun tiene impacto en muchas naciones, en una ficción cinematográfica en tono de comedia. El filme muestra una repugnante atmósfera donde se mueven instituciones financieras, sus correspondientes guardianes y estos adelantados y marginados financistas tomando decisiones que provocarán el colapso en medio del sofisticado mundo de limusinas, espumantes, coristas y canchas de golf.
El cineasta por tanto expresa habilidad para representar en tono de comedia y agitado ritmo- que no ayuda a la comprensión de la complejidad conceptual en Economía- la tragedia que vivió la clase media y la modesta, como resultado de las decisiones de deshonestos banqueros, hoy todos rescatados por el sistema y sin castigo por los delitos cometidos. Por tanto, son una ironía algunas escenas finales con dos protagonistas dedicados a dar conferencias para sacar el último provecho del desastre.
Algo parecido a José Piñera, el padre de las AFP, quien gana dinero a raudales promoviendo internacionalmente el “maravilloso” sistema previsional.
Esta realización cumple por tanto a cabalidad la tarea que es propia del Cine de Denuncia, el golpear en el propio mentón al espectador de los hechos en su más cruda esencia: el gran fraude cometido por desalmados financistas.
Expresado en imágenes, abundantes primeros planos y diálogos de insultante desfachatez, “La Gran Apuesta” representa un aporte para ratificar la putrefacción de los poderosos para exprimir a los más débiles.
Poco importa que para el público medio resulten incomprensibles algunos conceptos e instrumentos económicos y no entiendan cómo se opera en el mundo de las Finanzas.
No es el objetivo de esta excelente producción ni se le obligue- como ha sido criticada- a que una película enseñe materias propias de una sala de clase que lleva años.
Vale su denuncia y el aporte en destapar la olla para constatar el verdadero hedor que bullía en su interior. Y que pasó invisible para las propias víctimas de este fraude, a quienes impactó con sus lamentables consecuencias sin la necesaria conciencia de sus hechores: esta película golpea en la cara la raíz de esa corrupción.
Recomendamos “La Gran Apuesta”: todos pueden verse retratados: espectadores como los grandes damnificados, y también los poderosos, llámense financistas, empresarios, políticos, el clero y todo el desfile de involucrados en hechos inmorales, muchos de los cuales debieran estar tras las rejas.
La escenificación de este siniestro entramado está nominada para los Oscar a Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor de Reparto (Christian Bale), Mejor Guion Adaptado y Mejor Montaje.
Ya fue triunfadora en los Hollywood Film Awards y en los Review Awards, junto con estar nominada para otros 4 galardones.
No podemos hacer nuestra gran apuesta por la suerte que esta cinta correrá el próximo 28 de febrero, en tanto no veamos a Leonardo di Caprio, el eterno novio de los Oscar, quien ahora está nominado en su personaje de “El Renacido”.
Ya comentaremos esta última.