Ricardo Lagos: No me ayuden comadres……
Criticar a Ricardo Lagos no puede tener otro resultado que un “Efecto Boomerang”: constituye la perfecta estrategia al revés para que el Sr. de las Concesiones, nuestro ex Presidente, salga al ruedo con su voz firme, y sus expresiones en tono pontificador a decir pan,pan; vino, vino.
Eso sucedió con las descalificaciones que hicieron las diputadas Camila Vallejo y Karol Cariola quienes atribuyeron al caballero del índice acusador la condición de fiel representante del modelo neo-liberal.
Y se armó la cocina para que los medios de comunicación se dejaran caer sobre Lagos, siendo la Radio ADN la que dio el batatazo con una entrevista de una hora en que Ricardo Lagos no sólo respondió a Vallejo y Cariola, afirmando que ellas no eran ni proyecto de repollo cuando él y todos los chilenos de generaciones pasadas teníamos la bota militar sobre nuestras cabezas.
Tiene razón el caballero: una cosa será leer sobre el laaaargo “episodio” de 16 años en los textos de historia, en alguna crónica; otra fue vivirlo. Pero eso dejemosle para el mes de septiembre, porque lo que quedó claro ahora es que el ex mandatario la está pensando y fue muy preciso al señalar que está en status quo la eventualidad que vaya por La Moneda.
Así que tiemblen todos los pre-candidatos porque en este país a falta de un liderazgo sólido que da por resultado un Chile que se debate en la incertidumbre económica y política, cuando las reformas van y vienen, cuando la Nueva Mayoría tiene cuadrilátero propio para pelear y tambien en muchas ocasiones ningunean a la Presidenta y la Alianza o ex-Alianza- ya no lo sé- da puros palos de ciego y aletazos de gallina, una voz como la de Lagos hará tilín en la Opinión Pública.
Su carrera hacia La Moneda ha sido subrepticia: mereció en un comienzo incredulidad, desdén, desprecio y hasta descalificación de algún propio correligionario que incluso apeló a la senectud del ex mandatario.
Pero conforme la Nueva Mayoría muestra serios quiebres entre sus colectividades más divergentes y además hay ausencia de una nueva figura que emerja como el gran líder político, las miradas complacientes sobre Lagos son tan evidentes que ya está proclamado como una de las cartas presidenciales del PPD y una fracción del PS aspira a que él recupere su membresía para hacer lo mismo.
Con el disgusto de Isabel Allende, la actual timonel del PS y también con diente largo para llegar a La Moneda y quien ya lo ha insinuado: quiere hacer uso y abuso de su apellido y herencia.
Impresentable son las mismas insinuaciones del actual agente ante La Haya, Jorge Inzulza, porque todos comprendiamos que al recibir tal cargo, que no resiste una segunda renuncia, había abortado sus aspiraciones presidenciales.
Pero retornemos a esa subrepticia entrada a la cancha de Ricardo Lagos que increiblemente registramos a partir de septiembre de 2014, apenas trascurrido un semestre del flamante Gobierno de Bachelet.
Desde esa fecha es nuestra primera columna sobre la prematura intromisión de Lagos, cuando todos ingenuamente pensaron que el caballero venía a apuntalar a su heredero, el senador Ricardo Lagos Weber.
Los 3 artículos que escribimos sobre las luces y las sombras del ex mandatario no están obsoletos, por el contrario gozan de buena salud.
Los re-editamos para nuestros nuevos lectores y seguidores, que se han sumado en cantidad desde que renovamos nuestra página pero por un problema que impacta en el contador de visitas y que está tratando de ser superado por especialistas, muchas entradas de lectores no se han reflejado. Con estas columnas refrescamos la memoria sobre la inteligente pre-campaña de Lagos (¿quién se atreve aun a decir que no existen las pre-campañas?) y nuestra visión del ex mandatario: sus debilidades y fortalezas, para no quedarnos con la generalizada percepción de las parlamentarias Vallejo y Cariola.
Pero desde ya consignamos que la próxima piedra de tope o la madre de todas las batallas serán las primarias a las que a Lagos le costó un segundo periodo presidencial. Aun cuando en esta última entrevista afirmó que su decisión de escindirse en esa oportunidad no estuvo relacionada con las primarias. Las explicaciones de los políticos tienen esa ambiguedad: se adecuan a los escenarios, a las ventajas y a las desventajas que estos proporcionan.
Les dejo a disposición las 3 columnas: la primera, que en realidad es la última en orden cronológico, fue inspirada por su prioritaria ubicación en el ranking de Opinión Pública y que hoy seguramente variará, porque estaba tras ME-O; el segundo artículo, que es el penúltimo, es a propósito del cafecito que se tomó con el ministro del Interior, Jorge Burgos, mientras la Presidenta cumplía misión en el exterior y la última o primera fue para apenas de 6 meses de Gobierno, cuando Ricardo Lagos levantó su dedo acusador contra el propio conglomerado que se supone debiera ser el suyo.
Lagos en su marca
14.09.2015
Para preocupación del ramillete de pre-abanderados, Lagos se situó en el pensamiento de la Opinión Pública
Le resultó fácil al ex Presidente Ricardo Lagos ubicarse entre los políticos mejor evaluados, tras algunas intervenciones en que ha enviado mensajes de dulce y agraz sobre la gestión del Gobierno que en definitiva le representa.
La encuesta de opinión del Centro de Estudios Públicos (CEP) le sitúa en el tercer lugar, tras Enríquez-Ominami, quien lidera el ranking, e Isabel Allende.
Está apenas a 1 punto del fluctuante MEO y con similar apreciación positiva que la hija del Presidente Allende.
Eso, a pesar, de que quienes están engolosinados por ser futuros candidatos a La Moneda, hicieron cuestionable chaqueteo, al calificarlo como demasiado “viejo” para tal competencia.
Veamos nuestra apreciación de sus fortalezas y debilidades para volver a colocarse la banda presidencial.
Recordemos primero que para una segunda oportunidad no estuvo disponible porque él mismo careció de voluntad y competir en primarias: quiso imponer una suerte de privilegio y de superioridad para pasar sin entrar a la pista de carrera y así ganarse su inscripción en la boleta electoral.
Y esa es precisamente una de sus debilidades: se le nota demasiado su arrogancia, que se expresa cuando discursea: lo hace desde un pódium muy elevado, tratando de pontificar sobre el desorden de los malcriados.
Eso ha sido así desde cuando elevó el dedo en televisión y le levantó la voz a Pinochet, en momentos que nadie se atrevía a hacerlo. E hizo lo mismo con Estados Unidos cuando el Tío Sam buscó adherentes en su intervención en Irak.
En este último mes ha estado haciendo lo mismo, en este río revuelto de pescadores que presenta el clima político.
Un segundo tip que le jugará en contra para una carrera presidencial, es que sus tropiezos no han caído en el olvido: los estudiantes no le perdonan el Cae con tasas leoninas vinculadas a la industria bancaria y los ciudadanos tienen muy presentes las desmesuradas ventajas de las concesiones con que abrió paso a la empresa privada.
Tampoco llegó al Gobierno inmunizado del nocivo nepotismo: su yerno quedó instalado en la Corfo y protagonizó el traspié en el Escándalo Inverlink, que representó pérdida para el fisco que ha costado recuperaren. También favoreció a su hijo, hoy parlamentario, quien fue situado en la Direccción de Relaciones Comerciales de Relaciones Exteriores.
Sumemos las aulas tecnológicas pagadas a escandaloso precio y el Transantiago como una maldita herencia que dejó a Bachelet. Esta propuesta le costó el cargo a su Ministro de Transporte, Germán Correa, quien hizo varias advertencias para reformular este sistema al que todos seguimos aportando ingentes sumas fiscales para hacerlo funcionar.
Por último, entre sus desventajas hay que anotar hoy una gran incógnita ¿Qué coalición le respalda? No la tiene, por situarse en un pedestal muy elevado, como ya señalamos, alejado incluso de su coalición.
A menos que el bloque de izquierda use similar estrategia que con Bachelet, a quien se aferraron como resultado de la elevada adhesión que le otorgaban las encuestas.
¿Por qué entonces, a pesar de todas estas debilidades logró con tanta facilidad re-encantar al ciudadano?
Bueno, al margen del alzheimer o la gran benevolencia que habitualmente muestra el elector, el de la política ya no es un vacío, sino un forado en la necesidad de que surja una figura con liderazgo, el que le sobra a Lagos y que casi linda con la arrogancia que definíamos como una desventaja.
Un segundo atributo es que el ex mandatario es el Sr. de los largos plazos: tiene la cualidad de que los proyectos los diseña para el 2030, ya en su Gobierno él hablaba del 2030 y eso se añora, cuando vemos que hoy La Moneda empieza a parchar las propuestas, cuando aún ni siquiera entran en vigencia. Sucedió con la Reforma Tributaria y ni hablemos de la gratuidad universitaria, con una quinta enmienda cuando aún no se propone.
La improvisación no está en el ADN de Lagos, aún cuando se cae como sucedió con el CAE, y con el Transantiago.
Y un tercer atributo es que su personalidad calza con la del ciudadano-hijo: nos gusta que nos mandoneen y nos arreglen la vida del país para seguir sumidos en nuestros individuales mundo de inter-relaciones virtuales.
Si en Bachelet, muchos electores creyeron encontrar a su mamá, Lagos no sólo pinta como el papá, sino como el patrón de fundo.
Tal vez esta última cualidad no funcione mucho hoy, con un ciudadano que sufre de la ilusión de empoderarse a través de las redes sociales. Sobre esto último, tengo mis reservas, pero también anoto mi aprensión con el exceso de la altisonante voz laguista.
Hicimos la apuesta que Lagos se mantendría en cartelera, cuando visitó La Moneda e hizo declaraciones algo descalificadoras para la gestión de su ex ministra, y que estimamos eran políticamente incorrectas.
Hace un par de semanas, defendió a Bachelet y dijo que debíamos respetarla, protegerla y adorarla.
¿Quién entiende a Lagos?
No importa esto último. como sea, rapidito saltó al tercer lugar como mejor evaluado. Y ya está en su marca, listo para la carrera. Al menos para la primera, cuando permanecen algunos delfines y otros pasan a la galería del olvido. Veremos qué pasa con él.
Lagos en La Moneda
(Publicado en “Tiempo” el 21.08.2015)
Aun se mantiene el eco de Ricardo Lagos en su paso por La Moneda y persistirá en los próximos meses: apostamos a eso porque la carrera por llegar a la Casa de Gobierno ya partió, aun antes que se inicie realmente el “segundo tiempo” anunciado por Bachelet y congelado por rencillas internas.
El ex mandatario- aunque disguste a políticos de izquierda, de centro y de derecha- irrumpió fuerte, hasta con cuestionables declaraciones, a lo menos políticamente incorrectas.
Pero ¿por qué algunos se escandalizan de esto último, si lo políticamente incorrecto hace rato que está instalado, entre los electoralmente elegidos y se manifiesta en su lenguaje, su modo de relacionarse, sus actuaciones y hasta en sus omisiones?
Lo incorrecto de Lagos fue que en ausencia de la anfitriona hizo veladas críticas a su gestión y a su manejo del Caso Caval y que además tomó partido sobre cómo conducir ya no el segundo sino el último tiempo, si nos guiamos por las declaraciones del ex ministro Pérez Yoma, quien fue más allá y le puso la lápida a la Nueva Mayoría
Las declaraciones posteriores del ex Presidente tras su visita a La Moneda para respaldar a Burgos y subirse al carro de la gradualidad que lidera el ministro del Interior, fueron aun más explícitas, al manifestarse que está dispuesto a cualquier sacrificio por su amor a Chile.
A nadie le cupo duda que esas declaraciones son propias de un candidato en plena campaña. Tampoco debieran escandalizar, si la tendencia aquí y en el país del ají es que quienes han ocupado la primera magistratura aspiran a repetirse el plato, ¿por qué Lagos no? Hubo intentos de Frei Ruiz Tagle, la propia Bachelet está en su segundo tiempo y Piñera ya entró al ruedo de la pre campaña.
Pero sí resulta preocupante que esta carrera presidencial comience cuando todos los ciudadanos nos preguntamos ¿qué ha sucedido en esta última Administración que nos deje plenamente satisfechos?
Y por tanto, ¿con qué piso va a entrar en competencia un abanderado extraído de las filas de la Nueva Mayoría, si es que ese conglomerado subsiste a pesar de los aciagos presagios de Pérez Yoma?
Por eso la preocupación para que Lagos venga a ocupar el enorme vacío de liderazgo de izquierda que hoy se observa.
El ex gobernante ha mantenido una gran lejanía con el oficialismo y cada vez que ha hablado ha sido para criticar la gestión del Ejecutivo y el actuar del bloque.
La Oposición- con su nulo peso político- tampoco hace sombra al laguismo.
Por eso, un Lagos con apetito por retornar al Gobierno inquieta. A pesar de sus sombras: concesiones que nos afixian, el Transantiago, sus aulas tecnológicas, su jarrón.
Está en su mira retornar a La Moneda, pero hoy es tal el clima de incertidumbre que cualquier apuesta puede caerse a la vuelta de la esquina.
El tiempo dirá si nos sumimos en un Lago(s), perdonamos sus “sombras”, para despejar a Chile de las incertezas que hoy le abruman.
¿Lagos o Bachelet?
Agosto de 2014
Este título no es consigna política ni encuesta. Porque después de la potente intervención de Lagos que electrizó portadas, pareciera que hay que estar o con Bachelet o con Lagos. En la Nueva Mayoría emergió la crítica por el flanco más inesperado, el amigo, se suponía.
Lagos se distanció así de su coalición, su forma de gobernar. Pero en rigor, el caballero que amenaza con su dedo nunca ha estado muy presente en el conglomerado.
No entender la reprimenda, es resistirse a admitirla. Quedó clara tras su intervención frente a empresarios, cuando habló como él suele hacerlo, con voz fuerte y golpeada: pan, pan; vino, vino: sin eufemismos, medias tintas ni metáforas. No hay otra interpretación.
Simplifiquemos también al hueso, directo a la médula y recordemos que expresó que le disgustaban las retroexcavadoras destructivas, que sigue siendo adicto a las concesiones, que si insistían en mayor presencia estatal, habría que pedir más impuestos.
Para más baldes de agua fría, afirmó que falta liderazgo.
Según Lagos, si el gobierno persiste en ir contra lo que quiere la ciudadanía, deja espacio a la oposición para que lo capitalice.
Lo que más comparto con él, es el tremendo atraso existente en infraestructura si queremos ser competitivos y avanzar al desarrollo.
El de Lagos debe haber sido un golpe difícil de enfrentar para la Nueva Mayoría: un odioso dolor de muelas.
Algo así como cuando nos caemos y nos levantamos con toda dignidad, aunque las rodillas sufren como diablo.
Tenemos entonces ahora un país según Lagos y otro según Bachelet.
Claro, en medio del desorden y el campo de batalla en que han convertido el país los conglomerados de izquierda y de derecha, la potente voz de Lagos suena como el líder que llega a poner orden.
Pero no nos dejemos encandilar. El consolidó las transnacionales en nuestra infraestructura y las sigue defendiendo. ¿Más concesiones? ¿Bajo los mismos contratos leoninos que nos dejó el ex mandatario, que en infraestructura vial representan impuestos directos?
¿Avanzar en el Transantiago que subsidia todo el país porque los recursos “espejos” se descuentan de otros ítems?
La suya además fue una mirada centralista. De social tampoco tiene nada. Al ex gobernante preocupa la falta de pórticos electrónicos para salir de Santiago, pero no le escuché ni un punto, ni una coma, sobre el pésimo transporte que debe enfrentar el ciudadano a pié de regiones alejadas del centro: micros destartaladas, sogas por donde se exponen niños y viejos ante la carencia de puentes. Una realidad más cruda que instalar pórticos electrónicos.
¿Y la década de sequía en esta región?
¿Algo sobre los ancianos y sus miserables pensiones?
Por eso, no me pronuncio ni por Lagos ni por Bachelet, sino por el país que está allende del horizonte de los políticos, el real, el del día a día, el Chile tras la frontera metropolitana: el invisible.
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