La Caída del Coloso Asiático
Se nos desplomó el gigante asiático. Aquél que creció durante más de una década por sobre el 11% y que inició una escalada espectacular hacia una economía mixta: muy liberal con sus socios externos, con mentalidad occidental para negociar (no lo sabrá Chile que vendió a vil precio futuro nuestro cobre a los chinos y perdimos millones de dólares) y con una estructura económica muy socialista a nivel interno, para su población.
China transformó su metrópoli y también en los principales centros urbanos se dio curso al progreso con ciertos rasgos de occidentalización, las familias accedieron a mejores ingresos. Pero también emergieron los males del capitalismo, con una clase muy adinerada, frente a la pobreza que aun se vive en sectores rurales, así como han asomado señales de corrupción.
Con todo, el crecimiento económico chino ha sido silente, muy propio de esa cultura.
Creo que de este bajón en su economía está más preocupado el mundo- y con razón, muchos han crecido al ritmo de China, nosotros también- y que los chinos lo toman con su natural parsimonia. Algo de eso aprendí porque estuve un mes viajando por Taiwán, la isla rebelde del imperio chino.
Comprometo para mañana un artículo de ese espectacular viaje, porque mientras escribía esta introducción me desvié a esos recuerdos y ya sé qué contaré.
Pero la realidad de hoy es que China ha registrado dos jornadas “negras” en su bolsa e insisto: los occidentales debemos haber quedado con ojos de chino del impacto que eso nos produjo.
Pero los chinos….a menos que el dinero obtenido les hubiese transformado mucho, responden a una cultura donde los intereses están en sus tradiciones, su cultura, su frugalidad para vivir.
Y estimo que su población ya estaba preparada para esta baja económica: viene desde hace 2 años porque ha sido un descenso y no un desplome en caída libre.
Más bien habría que preguntarse ¿de qué se asombra el mundo y en particular Chile si esta nación asiática fue paulatinamente transitando de un 11% a un 7%? y, por tanto, tuvimos señales, advertencias que nos indicaban que hace un par de años ya no debíamos sacar cuentas alegres.
Un 25% de nuestras exportaciones están dirigidas a China; un 23% de la producción de Codelco está puesta en el mismo país.
En ventas externas hacia el gigante asiático del primer semestre de 2015 superamos a Perú, que va como avión subiendo, y a Brasil, que se ha desplomado. Lideramos en exportaciones hacia esa nación en América Latina, pero los retornos registrados en los primeros 6 meses, nos representaron -1,6 millones de dólares en relación a igual periodo de 2014.
¿Ve que debimos haber encendido las alarmas? pero con anticipación, para diseñar una política frugal y frenar las cuentas alegres, más aun cuando nuestra economía también estaban con señales rojas. Falló la política y la visión largoplacista.
En abril de 2014, cuando un senador quiso pasar por el centro del país rumbo a La Moneda montado en una retroexcavadora, ya habían señales que era otra la maquinaria pesada que nos iba a impactar: China.
Ese fue el tema que abordé en una columna que el 4 de abril de 2014 elaboré para el Semanario “Tiempo”.
La replico para los nuevos lectores y como una muestra que los chilenos preocupantemente nos acostumbramos a reaccionar y de pro-actividad….nada.
La Retroexcavadora y el Factor China
(Publicado Semanario “Tiempo” 04/04/2014)
Como la clase política está enfrascada en la discusión pequeña con una retroexcavadora por medio, no ha logrado visualizar que la real draga hace tiempo que llegó, desde lejos, y a ningún político siquiera ha inquietado.
Esa perforadora se llama Factor China, el lejano coloso que está pauteando nuestra Economía. Como es propio de los asiáticos se instaló de manera silenciosa, con la parsimonia y sobriedad propia de esa cultura.
Hoy, mientras nuestros políticos se lanzan maquinaria pesada por la cabeza, como el mejor modelo de democracia y educación cívica, nuestra economía- aquella que si le va mal enfrenta a veces a una dura realidad a trabajadores asalariados y dueñas de casa- se ha enlentecido. La última señal ha sido un preámbulo de inflexión en la baja del desempleo.
Sumemos lo social que en la semana anterior dimos elocuente cuenta no despega en beneficio de los más pobres.
Lo económico y lo social no se soluciona ni con retroexcavadoras ni con modelos de aquí o de allá: tiene que ver con nuestras competencias y como nos relacionamos con nuestros socios comerciales.
La de China sí que es una draga que nos puede demoler o impulsar. Ya nos mostró su manejo cuando nos compró cobre a futuro que nos representó grandes pérdidas. Y con Estados Unidos y Europa aun deprimidos, hemos estado dependiendo de su demanda.
Los chinos están creciendo en estos últimos años a razón del 7% anual, un guarismo muy inferior al cohete que significó su gran impulso a razón del 11% anual. Ese descenso, en una nación que gradualmente se convirtió en nuestro principal socio comercial, desplazando nada menos que a Estados Unidos y que se ha situado como la segunda economía mundial, ha sido un factor importante en la baja de nuestro Crecimiento.
Los chinitos responden a una cultura silente, metódica e introspectiva. La gran muralla china es símbolo de que su foco es el desarrollo interno y desde esa perspectiva están conscientes que por el tamaño de su economía pueden manejar en su provecho al resto del mundo.
¿En qué están ellos? Preocupados de aumentar su infraestructura para continuar su esplendoroso avance. Han implementado una impresionante renovación ferroviaria con trenes balas que interconectan zonas rurales y urbanas. Tienen el tren más rápido del mundo entre Beijing y Shanghai con los dos puentes más extensos para proteger sus áreas agrícolas y piensan que es más eficiente viajar en tren para seguir trabajando, mejor conectados que por avión. Mire qué inteligentes son: es otra cultura.
Puede que de este impulso que están dando a su infraestructura nos llegue un nuevo “chorreo” para nuestras exportaciones. Así nos relacionaremos con China: a fuerza de “chorreo”
Tenemos mucho que aprender de ellos: por ejemplo, que las retroexcavadoras sean en beneficio y no en daño de nuestro país.
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