“Intensa-mente”: Demasiado Intensa
Un derroche de color, información y acción
Tuve la equívoca y egoísta idea que una función en pleno partido de “La Roja”- que definitivamente es pasión de multitudes de la que me excluyo- pudiese significar menos asistentes a una sala de cine.
Con menos cabritas crujientes y saltarinas.
Sin sorbeteos de bebidas chispeantes.
Sin destellos del adictivo celular.
Me equivoqué de manera rotunda, porque la sala estaba a toda taquillay eso da cuenta del éxito que ha tenido la última película Pixar en cartelera, “Intensa-mente” (“Inside Out”).
La evolución tecnológica que ha devenido en historias elaboradas a través de ordenadores está dejando como parte de la historia cinematográfica a los denominados “dibujos animados”.
Estos últimos son parte de la artesanía en la Historia del Cine e integran con el cine de actores el calificado Séptimo Arte.
Esta última denominación deriva de que lo imposible, los monstruos y las transformaciones, las caídas libres desde grandes alturas en que el personaje quedaba incólume, el antiguo Superman volando por las alturas, un hombre transformado en magistral mosca, un King Kong enorme enamorando a una diminuta belleza, se elaboraban con artesanía.
El antiguo “comic” ha sido reemplazado por estas formas tridimensionales producto de la tecnología que ya llevan varias décadas. El último esfuerzo por preservar a los dibujos animados ha sido el animé, vocablo francés que curiosamente representa a los comics japoneses con un estilo propio en trazos y características.
Todos tienen sus ventajas y propias valoraciones y a cada cual lo suyo, porque tanto el dibujo animado, el animé como el Pixar tienen una difícil elaboración que respetamos en su propia complejidad.
En común tienen personajes que apelan a la ternura de grandes y chicos.
Y los tres también cuentan con personajes maléficos que llenan la pantalla y que debieran- estimo- ser los menos, apenas representaciones incidentales para destacar la bondad y valores de los protagonistas.
Los dibujos animados han permitido además generar en los niños el amor por los animales, donde es posible crear zoopersonajes con atribuciones humanoides que han marcado a distintas generaciones infantiles.
Hasta nuestro “Condorito” podemos situarlo en esa línea.
Las virtudes plásticas, estéticas y musicales de estas variables cinematográficas son innegables.
Así como lo son el haber contribuido a nutrir la natural fantasía, propia del mundo infantil.
Todo eso es meritorio.
Y todo este preámbulo lo hice porque seguramente quienes hayan presenciado este boom de taquilla que es “Intensa-mente” no van a estar de acuerdo conmigo.
Y la hice, además de contextualización, para que no quede la impresión que soy una inconoclasta de la cinematografía animada. La aprecio, es un arte, ahora más focalizado en lo tecnológico y porque es el puente para que los niños se encanten con el cine.
Pero “Intensa-mente” no me gustó.
Primero digamos, aunque ahí no está la razón de no sumarme a los aplausos grandilocuentes para esta producción, que el planteamiento que hace de cómo en la mente de una niña, su evolución y los primeros desafíos frente a la vida, sus experiencias y recuerdos van plasmando su individualidad, difícilmente podrán ser entendidos por los más pequeños.
En definitiva es una producción para adultos, en tanto su planteamiento requiere de un razonamiento que aún no está al alcance de los niños ya que trata de cómo cinco emociones básicas intervinientes en nuestras conductas se van entrelazando para configurar la personalidad.
Interesante el desafío del director.
El final de la película dejó clarísimo que habrá una segunda parte y eso seguramente será incentivado por las jugosas utilidades que está dejando esta producción aclamada por la crítica y el público.
La realización tuvo la asesoría de prestigiados científicos que ayudaron desde sus convencimientos, estudio y análisis teóricos a elaborar el guión. Eso da cuenta que no es un relato simple y valoramos el preciosismo del equipo para asesorarse en la academia.
El problema y por eso no me sumo a los aplausos, es que en este largometraje opera esa aseveración que “tantos árboles no dejan ver el bosque”.
“Intensa-mente” es un vendaval de información traducida en acciones vertiginosas, un derroche de composición, color y luz.
La tecnología también ha permitido proponer y disponer en los relatos cinematográficos de pixar lo imposible, en tanto el trabajo se logra casi exclusivamente desde un computador y aquí el director se permite esas extralimitaciones.
El problema es el derroche de información, acción, color, para una producción que tiende a agotar porque conduce al espectador por una carretera vertiginosa.
Desde la perspectiva de los mensajes, queda que el ser humano es el resultado de sus propias vivencias, su ser biológico y emocional, mezclados en un proceso de gran complejidad. Nada que a esta altura del conocimiento no se tenga la certeza generalizada de que así es.
Lo complejo es explicarlo en una película situada en la ficción y la entretención.
No profundicemos y digamos en una suerte de reflexión futurista y de ciencia ficción, que los personajes que en esta producción representan el temor, el desagrado, la alegría, la ira y la tristeza podrían compararse con ordenadores que mañana comandarán a las personas y dominarán sus decisiones.
Podríamos analogizar en esa dirección.
Para los niños, “Intensa-mente” será el recuerdo de unos- como siempre ya sea en comic, animé o pixar- simpáticos personajes que les permitieron sonreír y divertirse. Y ahí la película cumple su finalidad.
Y además que da curso a una industria extendida en venta de juguetes y otros tipos de recuerdos que, si hacen bien a la necesaria fantasía infantil, bienvenida sea.
Nótese que el personaje de Alegría, el de mayor protagonismo, es extremadamente parecido a Campanita del recordado “Peter Pan”.
Al igual que Campanita, revolotea a través de toda la película y mueve los hilos de la trama.
En el suma y resta, si quiere experimentar la sensación vertiginosa de los complejos procesos en la cabeza de una niña- pareciera que en la realidad no es así- le recomendamos esta producción.
Nosotros, salimos con la sensación que la Tristeza, que usamos en este artículo para graficar, vale la pena experimentarla: es el más simpático de los 5 personajes, curiosamente es quien va piano, piano, con humildad y autocrítica.
Y esto último, por Dios que hace falta.
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